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Sólo un ex soldado británico imputado por la masacre del 'Bloody Sunday'

  • La Fiscalía ve insuficientes las pruebas contra otros 16 militares vinculados a la histórica manifestación de 1972 en Irlanda del Norte

Un mural en Londonderry muestra la imagen de una víctima del Domingo Sangriento ayudado por varias personas.

Un mural en Londonderry muestra la imagen de una víctima del Domingo Sangriento ayudado por varias personas. / Neil Hall / Efe

Casi 50 años después del llamado Bloody Sunday (Domingo Sangriento) en Derry, sólo uno de los 17 ex soldados británicos investigados ha sido acusado del presunto asesinato de dos civiles a manos del Ejército, en lo que fue uno de los episodios más oscuros del conflicto norirlandés.

La Fiscalía de Irlanda del Norte anunció este jueves que el Soldado F, quien mantendrá de momento su anonimato, afrontará cargos por el asesinato de dos personas y el intento de asesinato de otras cuatro ocurridos en Derry el 30 de enero de 1972.

Catorce civiles muertos

Ese día, un total de 14 civiles inocentes murieron por los disparos de efectivos del Ejército británico durante una manifestación por los derechos de los católicos, en la que la actuación de los uniformados ha sido calificada de "injustificada e injustificable", según determinó en 2012 una investigación oficial.

La Policía norirlandesa (PSNI) investigó también la implicación de otros 17 ex soldados -uno de ellos falleció el pasado año- y de dos miembros del IRA Oficial, la organización terrorista de la que salió el Ejército Republicano Irlandés (IRA), ya inactivo tras su respaldo al proceso de paz, pero no halló pruebas suficientes para procesarlos.

La decisión de la Fiscalía, que no ha dejado completamente satisfechas a las partes, pone en evidencia el hecho de que los mecanismos propuestos para lidiar con el legado del pasado conflicto se han convertido en uno de los principales obstáculos en el proceso de paz.

Las familias de las víctimas consideraron hoy que la acusación del Soldado F es un "logro extraordinario", aunque se declararon "decepcionadas" porque "no todos los responsables" responderán ante la Justicia, mientras que el Gobierno de Londres opinó que su personal militar, retirado o en activo, no puede "vivir con el miedo constante" a ser procesado.

Respalda del Ministerio de Defensa británico

El ministro británico de Defensa, el conservador Gavin Williamson, confirmó que su departamento correrá con los gastos legales del sospechoso y que le ofrecerá cualquier tipo de "ayuda social y pastoral".

"Estamos en deuda con aquellos soldados que sirvieron con coraje y distinción para lograr la paz en Irlanda del Norte", dijo Williamson, quien agregó que el Ejecutivo "reformará urgentemente" el sistema para abordar "el legado" con el fin de que "nuestras fuerzas armadas no sean tratadas de manera injusta".

La pasada semana, la ministra británica para la región, Karen Bradley, ya provocó una gran polémica al decir que las muertes causadas por las fuerzas de seguridad durante el pasado conflicto "no son crímenes", si bien se retractó después y pidió perdón.

Por ello, las familias de la víctimas del Domingo Sangriento volvieron hoy a denunciar "las interferencias políticas" y la "presión ejercida" para afectar a la independencia judicial, aunque recalcaron que su campaña para aclarar totalmente este negro episodio e identificar a los culpables "no ha terminado".

Su activismo ya logró que Londres estableciera una investigación de un tribunal especial, dirigido por lord Mark Saville de Newdigate, cuyas conclusiones enterraron la hasta entonces versión oficial de 1972.

Esa versión oficial señalaba que los militares respondieron con fuego a la agresión del IRA durante la manifestación por los derechos de los católicos-nacionalistas en Derry.

El llamado Informe Saville confirmó en 2012 que los fallecidos eran civiles inocentes y calificó de "injustificada e injustificable" la actuación de los soldados del Regimiento de Paracaidistas, lo que llevó al ex primer ministro conservador David Cameron a pedir perdón a las víctimas.

Siete años después, los crímenes cometidos por los paramilitares republicanos y los protestantes, y por las fuerzas del seguridad del Reino Unido, entorpecen el avance del proceso de paz y mantienen enfrentados a los partidos políticos.

El Ejecutivo británico estableció en 2006 el llamado Equipo de Indagaciones Históricas (HET), una unidad de la PSNI encargada de investigar miles de asesinatos no resueltos de un conflicto que causó más de 3.500 muertos en casi tres décadas.

Tras el desmantelamiento del HET, un nuevo cuerpo de la PSNI ha seleccionado 1.188 casos no resueltos, de los que 530 corresponden a acciones de paramilitares republicanos, 271 a lealistas (protestantes), 354 a las fuerzas de seguridad y 33 a "desconocidos", según datos obtenidos por la cadena BBC.

No obstante, el probritánico Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario entre la comunidad protestante y socio de Londres, considera que el número de casos investigados por la implicación de las fuerzas del orden es desproporcionado.

El nacionalista Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA principal fuerza entre los católicos, se sitúa en el lado opuesto, lo que dificulta su regreso al Gobierno autónomo norirlandés de poder compartido con el DUP, que permanece suspendido desde enero de 2017.

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