elecciones presidenciales En caso de pucherazo, plantean una acampada a partir de mañana

"Rusia sin Putin", el grito de guerra

  • La nueva oposición rusa se ha movilizado bajo el lema 'Por unas elecciones limpias' para impedir un fraude en los comicios que se celebran hoy como el que denunció en las parlamentarias de diciembre

"Rusia sin Putin" es el grito de guerra de la nueva oposición rusa, que se ha movilizado bajo el lema Por unas elecciones limpias para impedir un fraude en las presidenciales de hoy como el que denunció en las parlamentarias de diciembre.

"Los rusos han despertado de su letargo político. Por vez primera en muchos años, creen que es posible vivir sin (el primer ministro, Vladimir) Putin", dijo Sergei Udaltsov, uno de los líderes de la oposición radical al Kremlin.

Hasta hace poco dirigente de un movimiento casi marginal Frente de Izquierdas, que podría aspirar al libro de los récords Guinness por el número de sus detenciones, intenta ahora mantenerse en la cresta de la mayor ola de protestas antigubernamentales desde la caída de la Unión Soviética.

El 4 de febrero, más de 100.000 personas respondieron por tercera vez a la llamada de la oposición al Kremlin en el centro de Moscú para demandar a las autoridades unas elecciones presidenciales limpias y profundas reformas políticas.

La oposición mantiene que los rusos no soportarán otros seis años de mandato presidencial de Putin sin cambios en la "vertical de poder", la pirámide política de ordeno y mando creada por él a partir de 1999. "El putinismo ya no puede solucionar los problemas a los que se enfrenta el país y satisfacer las necesidades de sus ciudadanos", afirmó Udaltsov.

Las tímidas reformas adelantadas por el presidente Dimitri Medvedev, revisadas a la baja ya por Putin, no satisfacen a los participantes en las protestas: profesionales liberales y jóvenes universitarios.

Se trata de modificar la legislación electoral y el registro de partidos, restablecer la elección de los gobernadores, reducir las facultades del jefe del Estado y liberar a los presos políticos.

"El sistema está en crisis. El problema es que se necesitan cambios urgentes y los actuales dirigentes han demostrado que no son, en ningún caso, reformistas", señaló Ruslan Jasbulatov, ex presidente del Parlamento ruso.

La fortaleza, y también la debilidad, de la nueva oposición radica en que el movimiento de protesta es más moral que político y tiene como líderes más prominentes a escritores, poetas, periodistas y rockeros. Como consecuencia, no tiene un programa o plan concreto, por lo que sólo sus demandas permiten vislumbrar el camino por el que quisiera conducir a Rusia en los próximos años. Su primera demanda es anular los resultados de las elecciones legislativas de diciembre, en las que el partido de Putin, Rusia Unida, habría manipulado los resultados para lograr la mayoría en la Duma o Cámara de diputados.

Seguidamente, los dirigentes de las protestas hablan de un proceso de transición política con la participación de todos los partidos políticos, incluidos los no representados en el Parlamento.

Una vez impuestas las nuevas reglas de juego, se repetirían las parlamentarias y las presidenciales, en las que la oposición y sus nuevos líderes podrían competir de igual a igual con los actuales dirigentes.

Mientras, con vistas a las presidenciales, la oposición admite que la victoria de Putin es inevitable, aunque considera que lo mejor para la estabilidad del país sería una segunda vuelta.

En caso de fraude, que algunos incluso ya dan por hecho, la oposición amenaza con acampar a partir de mañana siguiendo el ejemplo de la Revolución Naranja ucraniana de 2004, que logró la repetición de las presidenciales.

"El movimiento de protesta tiene futuro. No protestan porque tengan hambre, sino porque les privaron de sus derechos fundamentales, uno de los cuales es elegir libremente a sus representantes", aseguró Liudmila Alexeyeva, veterana activista desde tiempos de la Unión Soviética.

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