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Un poco más solos

  • La victoria de Trump mete el dedo en la llaga de la insuficiencia europea en defensa militar, es lo que la OTAN y Bruselas temían.

Varias personas siguen el discurso de Trump.

Varias personas siguen el discurso de Trump. / EFE

Europa, o una determinada idea de Europa, es decir Bruselas, ésa sinécdoque de países casi federados, está hoy un poco más sola. El mundo anglosajón, con el Reino Unido y sus primos americanos, se alejan. En los dos fenómenos, hay un hecho común: la campaña de sus partidarios contra la emigración. Las poblaciones originales, más tradicionales, un tanto melancólicas de otro pasado, han reaccionado así. Lo hemos oído esta noche a decenas de partidarios de los republicanos entre la comunidad hispana cuando se le ha preguntado por el supuesto muro que construirá frente a México: es lo que está haciendo Europa en Calais. Y lo que ha hecho España en Melilla, cabría añadir. En términos europeos, la victoria de Donald Trump puede ser otro Brexit. Esta es la situación que temían tanto en la OTAN como en la UE; por eso, uno de los primeros líderes que ha hablado esta mañana es el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg: Estados Unidos debe mantener su liderazgo en la Alianza. 

Bruselas, ésa idea de Europa, es la sede de la Comisión Europea y también de la OTAN. Y el de la Agencia Europea de Defensa, el organismo que ha detectado, e intenta paliar, la excesiva dependencia militar del continente hacia Estados Unidos. Se trataba, hasta ahora, de sustituir esta insuficiencia por una autonomía estratégica. Ya lo comprobaron en el conflicto de Libia cuando EEUU se quedó liderando desde atrás, y a las aviaciones europeas les faltaba munición de precisión y avituallamiento aéreo. Esto es un hecho, el presidente Barack Obama ya había comenzado a demostrar cierto desinterés por los asuntos de la OTAN, y ahora se puede agravar. Por dos motivos: porque Donald Trump avanzó durante su campaña que quiere recortar el presupuesto destinado a la OTAN y porque lo que preocupaba a Obama, el fortalecimiento de la Rusia de Putin en el área de influencia de la antigua URSS, quizás no interese tanto al nuevo presidente. El pesimismo de Bruselas es inversamente proporcional a la alegría con la que Putin ha acogido la victoria. Sí, es una incógnita, nadie cree que Trump no podrá llevar a cabo todo lo que anunció durante la campaña electoral, pero el presidente llegó a decir que Estados Unidos no se vería involucrado si las repúblicas bálticas eran invadidas por Rusia. Invalidaba, así, el principio de mutua ayuda que sustenta a la OTAN.

Lo que ahora importa no es Letonia o Estonia, sino el papel que Trump jugará en la crisis de Ucrania y de Siria, donde claramente hay una revancha de Putin sobre los terrenos de influencia perdidos por su país tras la desaparición de la URSS. Según se reveló durante la campaña, el problema de Trump con la OTAN es que entiende que los socios europeos pagan poco, que no están destinando el 2% de su presupuesto a defensa y que, si esto ocurriese, si se llegase a ese límite que es el objetivo, los Estados continentales deberían pagar un 55% más a la Alianza. En cierto modo, la victoria republicana ha puesto la llaga sobre una deficiencia europea que, hasta ahora, nadie quería ver.

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