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Japón recibe al G8 entre protestas pacíficas y fuertes medidas de seguridad

  • El lunes comienza la cumbre de los países más poderosos del mundo en Hokkaido que ha sido blindado con 20.000 policías.

Las fuertes medidas de seguridad desplegadas en todo Japón y una manifestación pacífica de varios miles de personas, con numerosos mensajes para los líderes del G8, marcan hoy el fin de semana previo a la cumbre de Hokkaido, al norte del país.

El despliegue de 20.000 oficiales de policía en Hokkaido no ha conseguido mermar el ánimo de los alrededor de 5.000 manifestantes que han recorrido hoy sin incidentes las calles de Sapporo, capital de esa provincia nipona, según estimaciones de la agencia Kyodo.

Sus mensajes eran muchos, pero todos iban dirigidos a los líderes del G8, que comenzarán a llegar a partir de mañana a la sede de la cumbre, el hotel Windsor, localizado en un lugar apartado, sobre una colina entre el Lago Toya y el océano Pacífico, para una cumbre que se celebrará entre los días 7 y 9.

"Había algunos que pedían por la paz, otros estaban en contra de los efectos de la globalización en la economía y la consideraban responsable de la pobreza de muchas personas", dijo Takashi Shimosawa, un activista del Foro de ONGs de la Cumbre del G8.

"Pero todos coincidían en que no se hace lo suficiente para evitar las consecuencias negativas de la globalización", dijo Shimosawa.

Aseguró que la marcha, que se llevó a cabo entre el parque de Odori y el de Nakajima, en Sapporo, se realizó de forma pacífica y sin heridos, pero que finalmente la policía detuvo al menos a dos manifestantes.

Junto a la protesta se organizaron varias actuaciones musicales y conferencias en las que participaron activistas de diversas organizaciones civiles internacionales.

La lejanía y dificultad de acceso a la sede de la cumbre no ha logrado evitar que se organizaran manifestaciones, pero sí ha facilitado la labor a las autoridades, que han conseguido controlar y en algunos casos impedir el acceso a Hokkaido de activistas y miembros de diversas organizaciones.

Ayer mismo las autoridades migratorias japonesas impidieron la entrada en el país de 19 miembros de una ONG filipina que tenían planeado asistir a un foro en Hokkaido, alegando que las actividades que se supone iban a desempeñar en Japón "no estaban claras".

La cumbre, que reunirá a los líderes de EEUU, Canadá, el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Japón y Rusia, junto con representantes de la Unión Europea y de 14 países invitados, tendrá lugar entre el lunes y el miércoles en la región montañosa del lago Toya en Hokkaido (Toyako).

Sin embargo, tanto la capital como la isla más septentrional del país, así como los principales aeropuertos y carreteras por los que se accede al lugar de la cumbre, ya han sido blindados por el Gobierno japonés, que ha desplegado un dispositivo de seguridad sin precedentes, integrado por 40.000 agentes.

Las fuerzas de Auto Defensa japonesas han desplegado en Hokkaido un avión AWACS, especializado en la captación de información, y han diseñado una zona de exclusión aérea de 46 kilómetros de radio sobre el hotel donde se celebrará la cumbre.

Un total de 20.000 policías han sido movilizados en Hokkaido, especialmente en los alrededores de la sede del G8, las zonas de entretenimiento, las estaciones de tren y la capital Sapporo.

A pesar de los cientos de kilómetros que separan Toyako de Tokio, el Gobierno nipón ha desplegado además a otros 20.000 agentes en Tokio, donde prácticamente hay un policía apostado en cada esquina.

Las fuerzas de Auto Defensa, como se denomina en Japón al Ejército, también participarán en el cinturón de seguridad para impedir ataques terroristas y están preparados para hipotéticos incidentes, como un eventual secuestro de avión.

El número de policías en las calles duplica el establecido durante la última cumbre del G8 en Japón, que se celebró en 2000 en Okinawa (archipiélago al sur del país).

Sin embargo, el precedente de los ataques terroristas de 2005 en Londres ha llevado a los japoneses a no escatimar en cuestiones de seguridad.

El 7 de julio de 2005, cuando se celebraba la cumbre del Grupo de los Ocho en Gleneagles (Escocia), cuatro bombas estallaron en tres trenes del metro y en un autobús urbano en Londres, lo que causó la muerte de 56 personas y heridas a más de 700.

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