afganistán El suboficial que cometió la matanza podría enfrentarse a la pena de muerte

Estrés: ¿licencia para matar?

  • Pese al silencio oficial del Ejército y el Pentágono, surgen las especulaciones sobre los problemas con el alcohol, financieros o conyugales de un soldado hasta ahora modelo

El baño de sangre cometido por un soldado estadounidense en Afganistán podría provocar una retirada precipitada de las tropas del país, con consecuencias imprevisibles para toda la región. Pero detrás también está la historia personal de un militar. ¿Qué le llevó a cometer la masacre?

La foto del supuesto atacante Robert Bales, que circula estos días en los medios estadounidenses, muestra a un hombre joven y simpático con un pesado casco militar. De sonrisa brillante y despreocupada, no hay ni rastro de muerte o sufrimiento de la guerra en su rostro. La imagen podría ser de un anuncio publicitario del Ejército estadounidense y el mensaje podría ser algo así como "la guerra puede ser hermosa".

Pero el hombre con esa sonrisa de victoria está en estos momentos arrestado en una celda fuertemente vigilada en una base militar en Kansas esperando un proceso militar. El crimen que el suboficial cometió supuestamente representa la parte más oscura de una guerra que dura ya más de diez años. EEUU está bajo estado de shock.

El país se pregunta desesperadamente qué llevó a este hombre casado y padre de dos hijos a cometer semejante atrocidad: nueve niños se encontraban entre los 16 civiles que mató en plena noche. ¿Cómo puede explicarse algo así?

Los medios estadounidenses desgranan pieza a pieza la vida y carrera militar de ese hombre. Todo indicaba una carrera modelo: tras los ataques terroristas de septiembre de 2001, el ex corredor de Bolsa se enrolló en el Ejército y se formó como tirador de precisión. Era un buen soldado y fiable, estuvo tres veces destinado en Iraq y luego en Afganistán. Un compañero contó incluso que le salvó la vida en ese país. Cero indicios que puedan apuntar a la masacre.

Por otro lado asoman las primeras especulaciones, en las que entraron en juego el alcohol, el estrés, problemas financieros o matrimoniales. El Ejército y el Pentágono callan oficialmente, pero se filtran informaciones.

"Al final será una combinación de estrés, alcohol y problemas domésticos, simplemente explotó", citó el diario The New York Times a una fuente anónima del Gobierno. Algo que dice todo y no dice nada al mismo tiempo.

Su abogado lo negó de inmediato: el matrimonio marchaba bien y no sabe nada de alcohol. Tampoco hubo motivos racistas. "Nunca se pronunció de forma xenófoba contra los musulmanes". Y tampoco era un tipo agresivo, sino más bien tranquilo y de carácter suave.

Pero recientemente fue testigo de cómo una mina le arrancaba la pierna a un compañero. Y ello le puso bajo presión: tras tres operaciones de guerra en Iraq, el Ejército le hizo creer que eso había acabado. "A él y a su familia les dijeron que no habría más operaciones en Oriente Próximo". Y el suboficial no quería ir a Afganistán.

En lugar de eso, había esperado ser promocionado para solucionar sus problemas financieros, aseguraba el domingo el Washington Post. Tres días antes de la masacre, su casa en Tacoma, en el Estado de Washington, fue retirada del mercado inmobiliario y las autoridades habían colgado a la entrada un cartel de "inhabitable".

Otro indicio de que podría sufrir trastornos postraumáticos derivados de la guerra es que en 2010 tuvo un accidente de automóvil en Iraq y sufrió heridas cerebrales. El abogado no descarta que ello provocara trastornos de la personalidad y falta de control. Incluso se habla de una posible segunda herida en la cabeza, informaciones que empañan cada vez más la sonriente imagen del soldado.

Oficialmente los jueces militares no presentaron una acusación formal. La mujer y los hijos del supuesto atacante fueron trasladados a la base del soldado en el Estado de Washington por motivos de seguridad.

Y mientras, el supuesto culpable debe contar con lo peor: el secretario de Defensa, Leon Panetta, ya señaló que la fiscalía militar podría exigir la pena de muerte.

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