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EEUU y Cuba inician un proceso de acercamiento que puede durar años

  • Ambos países llevan a cabo conversaciones 'discretas', algo que no sucedía desde que Kissinger lo intentara en 1975 · Carter quiso normalizar las relaciones hasta que Castro envió soldados a Angola

La V Cumbre de las Américas dejó la impresión de que ha comenzado el deshielo entre Cuba y Estados Unidos, aunque el presidente Barack Obama se esfuerza en dejar claro que retoma el conflicto donde lo encontró en 2001 su antecesor, George W. Bush, mientras en Cuba no se den pasos concretos hacia la democracia.

Analistas y diplomáticos consultados por Efe coinciden en que será mejor esperar sentados la normalización de relaciones de La Habana y Washington, que puede llevar años o lustros tras medio siglo de batallas retóricas, económicas, militares y de espías, con heridas en carne viva, duelos recientes y odios arraigados.

Y ello partiendo de la premisa de que el deshielo se volverá realidad, porque también hay quienes señalan grandes posibilidades de que fracasen los actuales líderes de los dos países en este amago de reconciliación, como ya ha ocurrido en el pasado.

Por ahora, los contactos se están haciendo de manera sigilosa y Washington insiste en minimizar la importancia de los mismos.

Fidel Castro, primer secretario del gobernante Partido Comunista de Cuba, ha reiterado que cree en la buena fe de Obama, pero que duda de que baste para cambiar el rumbo del "imperio".

Todos los observadores reconocen que ambas partes han mostrado en los últimos días buena voluntad pero añaden que es una luz muy tenue al final de un muy largo túnel.

Anotan que incluso el principal consejero económico de la Casa Blanca, Larry Summers, ha dicho que "está lejos" el fin del embargo que Washington aplica a Cuba desde 1962, que no ocurrirá hoy ni mañana, y que depende de la actitud de La Habana.

"Del bloqueo no se dijo una palabra", tituló Fidel Castro uno de los muchos artículos de Reflexiones que ha escrito en los últimos días, y la prensa oficial de la isla anota que Obama "eludió" ese asunto, medular para Cuba, en la Cumbre de las Américas.

Los analistas consultados en La Habana opinan que es natural que el régimen cubano se aferre a las glorias de su pasado en el año en que se celebran los 50 años de su revolución, en vista de que el presente deprime, por estar instalada la isla en una crisis económica crónica y el futuro es aún muy incierto.

Diplomáticos veteranos como el ministro de Exteriores de Lula, Celso Amorim, alertan sobre el peligro de crear expectativas que no pueden cumplirse a corto plazo, y otros piden a los contendientes no poner condiciones para dar los siguientes pasos, ni lanzar retos sobre si la pelota está en uno u otro tejado.

"Creo que ahora, en vez de estar discutiendo los próximos pasos, se está produciendo un diálogo directo", dijo Amorim.

Los diplomáticos consultados también recomiendan tomar con calma y prudencia lo que digan las partes, que deberán hacer filigranas para conciliar los eventuales gestos de buena fe con el discurso para el consumo interno de cada país, ambos en situaciones críticas y acostumbrados a los rayos y centellas de 50 años de confrontación.

Si se juzga el inicio del deshielo por la actitud de Chávez y los demás aliados de Cuba en la Cumbre de las Américas, que reunió a todos los gobiernos del continente menos el de Castro, puede decirse que "ya están negociando", porque no le "reventaron" la reunión a Obama y derrocharon simpatía, opina un veterano analista.

El último esfuerzo significativo por parte de EEUU para resolver la crisis política con la isla comenzó en 1975 entre enviados del entonces secretario de Estado Henry Kissinger y emisarios del régimen cubano.

Los colaboradores de Kissinger conversaron en secreto con emisarios de Fidel Castro en cafeterías, restaurantes, aeropuertos, hoteles y habitaciones privadas.

En 1977, el entonces presidente Jimmy Carter llegó a ordenar la normalización de relaciones pero esta iniciativa fracasó tras el envío de Fidel Castro de soldados cubanos a Angola para apoyar al régimen marxista de Luanda.

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