El Dalai Lama, líder espiritual de los budistas tibetanos, condenó el domingo el "régimen de terror" y el "genocidio cultural" impuestos por China y pidió una investigación internacional sobre los enfrentamientos de estos días en Tíbet, que según el gobierno en el exilio dejaron 80 muertos.

"Ellos usan la fuerza para conseguir la paz, una paz lograda por la fuerza mediante un régimen de terror", dijo el dirigente religioso en una rueda de prensa en Dharamsala, al norte de India, donde está exiliado desde 1959.

Según datos "confirmados" por el gobierno tibetano exiliado en el norte de India, 80 personas murieron durante las protestas de los últimos días en la Región Autónoma del Tíbet, controlada por China. Hasta ahora, el gobierno chino afirmó que hubo 10 muertos en Lhasa, capital de Tíbet, durante estas manifestaciones, las más sangrientas desde 1989.

"Por favor, investiguen si es posible. Que un organismo internacional intente primero investigar la situación en Tíbet", pidió el Dalai Lama.

"Sea o no de forma intencionada, un genocidio cultural se está produciendo", agregó, y afirmó que los tibetanos son tratados como ciudadanos de segunda categoría en su propia tierra.

El Premio Nobel de la Paz consideró sin embargo que los Juegos Olímpicos de Pekín del próximo agosto deben celebrarse y se opuso a un boicot.

"Quiero los Juegos. El pueblo chino (...) debe sentirse orgulloso de ello. China merece ser sede de los Juegos Olímpicos" y Pekín debe "ser recordada como un buen anfitrión" de esa competición, afirmó el Dalai Lama.