Derby Motoreta's Burrito Kachimba | Grupo musical

"Estamos cumpliendo un sueño de adolescentes"

  • Derby Motoreta's Burrito Kachimba cierra este sábado en Sevilla la larguísima gira iniciada con la edición de su disco 'Hilo Negro' con un concierto en Cartuja Center Cite

  • Entrevistamos a Gringo, uno de sus guitarristas, encargado de las relaciones de la banda con los medios de comunicación

Derby Motoreta's Burrito Kachimba

Derby Motoreta's Burrito Kachimba / Javier Rosa

Hace muchísimo tiempo que media docena de músicos no sonaban tan poderosamente, a la vez que con tanta sensibilidad y tan libres de ampulosidad como lo hacen los que forman Derby Motoreta’s Burrito Kachimba. Sus conciertos están llenos de secuencias de ensueño y de instrumentaciones muy sólidas y, aunque en prácticamente todas sus canciones tienen la atmósfera asociada al rock andaluz, hay muchos momentos que son completamente hard rock, que son psicodelia estroboscópica, que son flamenco sin compás; sin embargo, eso no  corrompe su sonido, sino que lo equilibra y lo hace accesible a una amplísima gama de publico que ya les sigue desde mucho más allá de nuestras fronteras locales, regionales, nacionales, para llenar todos los recintos donde ofrecen alguno de sus conciertos. El último de esos recintos va a ser el Cartuja Center CITE de nuestra ciudad, donde el próximo sábado, día 28, finalizarán la extensa gira que comenzó con el lanzamiento de Hilo Negro, su segundo disco.

Tan extravagante como el nombre de la banda o el término de kinkidelia con el que definen su música, es el que usan sus componentes para presentarse ante la gente: Dandy Piranha (voz), Bacca y Gringo (guitarras), Soni (bajo), Papi Pachuli (batería) y Machete Carrasco (teclados). Sobre los escenarios se juntan para moldear el huracán de watios que despiden, pero fuera de ellos cada uno tiene una misión que cumplir y la de Gringo es atender a la prensa, por eso fue con quién me reuní para esta entrevista.

-¿Tiene la banda un organigrama definido?

-Sí; aprendimos que no tiene sentido que todos estemos a todo, porque entonces no estamos a nada, así que nos separamos por habilidades; yo ya había hecho videos y me quedé son esa parte audiovisual del trabajo y con las relaciones con los medios de comunicación. Como no tenemos un manager al uso, sino que dependemos de la oficina del Primavera Sound, pues ese papel lo asume Dandy, que se encarga de hacer veinte llamadas diarias para que pasen cosas, porque cuando trabajas con sellos grandes, como Universal, en los que eres el último mono, como no estés encima de ellos nunca ocurre nada. Soni se encarga de la producción de los directos y del local de ensayo, los riders y requerimientos técnicos, el número de líneas necesarias, y también lleva la tienda de merchandising. Bacca durante mucho tiempo llevó toda la administración, que es el mayor trabajo que haya hecho nadie en la banda, y cuando los números comenzaron a ser muy grandes tuvimos que meter a otra persona más porque nadie que no haya estudiado esto, por mucho empeño que ponga, puede sacarlo adelante; el pobre se quejaba y decía que necesitaba coger una guitarra, porque durante la semana solo hacía Excels. Papi se encarga de los asuntos de la SGAE, la AIE y de aportar la salsa picante.

-¿Machete, entonces, no forma parte de la banda?

-Sí que forma parte de ella, pero no del núcleo central como nosotros. Él es quien más está disfrutando, porque es músico sin ninguna otra preocupación.

-¿Pero lo tienen ustedes en plan kinki o con su correspondiente contrato y su alta en la Seguridad Social?

-Claro; somos totalmente legales a todos los niveles, por eso tuvimos que montar una empresa y toda la parafernalia que implica. Machete va de un lado a otro, toca, cobra, disfruta, sin preocupaciones. Nosotros somos lo que tenemos las reuniones y los mosqueos.

-Para definirse como kinkis resultan ser ustedes los más legales del sector.

-Es que hacemos caso de la frase que dice que si quieres ser profesional actúa como un profesional, aunque no estés cobrando como un profesional. Los músicos somos el único sector artístico que no tiene ni sindicato, por eso está como está y hay una gran horquilla de músicos que tras el concierto coge un sobrecito cobrando en negro. Nosotros estábamos también en esa coyuntura hasta que se nos quedó chico lo de cobrar 300 euros por un bolo y el sello discográfico nos dijo que se acabó y que había que funcionar a full. Fue durante la pandemia, el gobierno puso especial atención a que todo estuviese en regla en los eventos en directo y tuvimos que sentarnos a ver las distintas posibilidades de funcionar legalmente. Montamos una S. A. y todos nos hicimos autónomos y le facturamos a la empresa. Preferimos no cobrar demasiado de las ganancias y dejar que siempre haya un colchón suficiente para atender las necesidades de funcionamiento: imprevistos, remodelación del local de ensayo, la compra de una mesa para hacer el sonido de los conciertos más espectacular todavía…

Gringo Gringo

Gringo / Javier Rosa

-Hablemos de los conciertos. Y de la gira que ya termina.

-Hemos hecho prácticamente 150 conciertos. Arrancamos con las medidas del covid, gente sentada, aforos reducidos, mascarillas, en el teatro Coliseum de Barcelona en abril del 2021 y a los dos meses comenzaron a quitar las restricciones de aforo así que, aunque teníamos la gira planificada, le dimos una oportunidad a otros sitios en los que habíamos estado con el aforo sentado para repetir concierto, eso contribuyó también a que hiciésemos tantos. Luego fuimos tres veces a América, tanto al norte como al sur: dos fechas en Austin, Rosario, Córdoba, Buenos Aires, después Chile y México; el primer viaje fue una auténtica locura, porque era terminar el concierto, recoger, hacer diez horas de avión, llegar a la siguiente ciudad directos a la prueba de sonido, tocar. Y así casi todos los días.

-Sus discos salieron en 2019 y 2021. Toca otro en 2023.

-Estamos trabajando en un disco nuevo pero muy tranquilitos. Nuestra intención no es que haya disco nuevo este año. Tenemos la vista puesta en 2024 porque la gira ha sido muy intensa, con dos o tres conciertos cada fin de semana, muy cansado, mucho estrés, muchas horas de carretera y no teníamos más energía para ir al local de ensayo. Hemos tenido varios conatos fuertes, pero perdíamos la inercia porque hemos tenido que cambiar de local dos veces y no terminábamos de situarnos. Tenemos un montón de ideas grabadas sobre las que estamos trabajando, pero no somos como los King Gizzard, que sacan siete discos al año, sino que necesitamos que las canciones reposen, cogerlas de nuevo tras uno o dos meses a ver qué más se les puede sacar, porque somos muy puntillosos, muy detallistas y nos viene bien no ir tan apretados. Queremos hacer un gran tercer disco y necesitamos ese reposo, que las canciones respiren, que tengan una buena pre producción y apretar al máximo en las mezclas para conseguir en el disco el mejor sonido de la banda.

-¿Y pueden permitirse ustedes un año sabático; tienen otros ingresos?

-Es que no somos de malgastar. Tuvimos la suerte de que al acabar la gira del primer disco pudimos ir guardando como hormiguitas porque necesitábamos dinero para invertir en la banda, ya que nadie iba a poner dinero para nosotros. Hubo un momento en que empezamos a ganar más dinero y tuvimos que dejar el resto de los trabajos para dedicarnos exclusivamente a ella. Y ahora, a sabiendas de que en 2023 no vamos a tocar, lo que hemos hecho es no despilfarrar el dinero y crear una huchita que nos permita sobrevivir todo el año y poder enfocarnos en el disco, sin tener que estar buscando otro trabajo que nos reste energía de creación y de implicación en él.

"No damos el tipo de macho antiguo, sino que nos contamos lo que nos pasa, somos muy sinceros y nos damos muchos abracitos"

-Lo dicho, a ustedes el prefijo de la kinkidelia a la que pertenecen no se les poder aplicar.

-Somos muy responsables, muy conscientes de todo lo que está pasando y de dónde estamos; no es como cuando yo tenía veinte años y no tenía la capacidad que tengo ahora de centrar las cosas. Fíjese que somos un grupo que en todas las giras llegamos veinte minutos antes de la hora en que nos habían citado. Y aunque las giras son aburridísimas no disparatamos mucho.

-¿Y se aguantan ustedes bien en la furgoneta, con sus caracteres tan dispares?

-Sí, nos aguantamos bien. Dandy dice, y le damos la razón, que es como un viaje de fin de curso. El ambiente es similar en lo festivo cuando a las seis de la mañana estamos en el local, montándola. Nuestros perfiles son diferentes, pero encajan muy bien; cada uno tiene sus momentos y no hay malos rollos ni movidas raras; somos muy sinceros y no damos el tipo de macho antiguo, que no se cuentan sus sentimientos, sino que nos contamos lo que nos pasa; somos muy sinceros, tenemos muchas reuniones y nos damos muchos abracitos. Se ha superado la barrera del asco y ya somos una familia, aunque haya días que terminemos dándonos voces y a los diez minutos nos estemos pidiendo perdón.

-¿Qué escuchan ustedes en esos viajes?

-Tenemos una lista de Spotify que Soni se encarga de ir actualizando, que se llama La Desquicioneta. En ella mete cualquier canción que suena en la furgo más de dos o tres veces. No somos una banda de estilo definido, que todos estemos en un mismo universo musical y escuchemos las mismas bandas; tenemos una zona común muy grande, que son los grupos de los 60 y 70, la psicodelia, que es por lo que todos nos hicimos músicos, pero a partir de ahí cada uno tiene su recorrido musical diferente. Eso influye también en nuestras propias canciones, a la hora de componer no tenemos un songwriter, sino que somos un laboratorio alquímico al que todos aportamos ideas y las tratamos igual vengan de donde vengan.

"En Los Ángeles nos dijo un espectador: gracias por volver a traernos la psicodelia. Y esa ciudad fue su cuna"

-Entre sus raíces comunes está el rock andaluz de Smash, Triana, sin embargo, les he oído decir que cuando en el local de ensayo ven que se están acercando mucho a ellos en alguna canción, la desechan.

-Sucede con ellos como con cualquier otra cosa. Si algo se parece demasiado a Led Zeppelin tampoco lo hacemos. Cuando estás trabajando van apareciendo ideas, pero desde el principio hemos intentado hacer una música contemporánea, que nos tocase a nosotros por generación, que al fin y al cabo es lo que hacían todos: Beatles, Pink Floyd, Led Zeppelin, la música de su momento, con el background musical desde que nacieron hasta que empezaron a hacerla. Nosotros intentamos hacer lo mismo, no un revival de cada música.

-¿Y su música la recibe de manera diferente cada público ante el que actúan?

-Sí. En Andalucía se nota una punzadita muy grande en el pecho de la gente con La nana del caballo grande, por ejemplo. La audiencia se pone que parece que está en misa, adorando a Camarón y ya no es nuestra canción. En el norte es diferente. Y en América es una locura. La primera vez que tocamos en México, que no éramos ni los primeros del cartel, sino que tocamos con El Culto del Ojo Rojo, estaba la gente igual de loca que el otro día en La Riviera de Madrid, después de dos discos y dos giras por España. En Argentina lo mismo; cuando Dandy se da la vuelta y empieza a menear el culo se oyen gritos histéricos como en los tiempos de los Beatles. Nosotros soltamos en los conciertos una cosa tan explosiva que puede gustar o no, pero que te deja con la sensación de que ahí hay manteca. En Los Ángeles nos dijo un espectador: gracias por volver a traer la psicodelia a Los Ángeles; y ya ve, estábamos en la cuna de la psicodelia, tocando al lado del edificio de Capitol Records.

-Al ser el concierto de Sevilla el último, ¿harán ustedes algo especial?

-Vamos a hacer los dos discos enteros menos las canciones de Kiko Veneno y de Rocío Márquez. A él ya lo invitamos en las dos noches del Lope de Vega y no nos sabía bien volverlo a llamar; y ella está a tope con su propia gira. Decidimos no hacer nada especial porque no es el momento de la banda para eso; ahora mismo, con toda la humildad del mundo, pero somos los Globetrotters, que la votamos por debajo de las piernas, tiramos a canasta sin mirar; llevamos tantos conciertos que repetimos nuestra técnica musical una vez y otra y llega un momento en que desarrollamos memoria muscular; ya no piensas dónde estás, sino que todo fluye sin estar pendiente de los cambios de estructura, de ritmos, como en los primeros conciertos. Ahora tenemos ese momento increíble de subir al escenario y que la gente empiece a aplaudir; a partir de ahí nos rompemos la camisa, agarramos los instrumentos y nos volvemos locos. Por eso creemos que lo más sincero que podemos hacer es cerrar en Sevilla esta gira increíble con el espectáculo que tenemos.

Dandy, meneando el culo Dandy, meneando el culo

Dandy, meneando el culo / Javier Rosa

-Yo estaba en el Fun Club cuando ustedes debutaron. Quién les ha visto y quién les ve…

-Estamos viviendo un sueño; cumpliendo un sueño de adolescente. Nos metimos en esto por una vocación extrema. Había días que llegaba a los locales de ensayo por la mañana y me iba por la noche porque estaba en varias bandas y me pasaba en ellos toda la semana. Si un genio nos hubiese concedido un deseo, hubiese sido este, y nos estamos aferrando a él con el cuchillo entre los dientes. No queremos que nos bajen de aquí porque ninguno de nosotros sabría qué hacer. Yo no puedo irme ahora a una oficina a trabajar.

-Eso sería desaprovechar sus virtudes musicales.

-Hay mucho talento en este grupo. Después de muchos años buscando banda, en los primeros ensayos me di cuenta de lo que teníamos aquí. Ellos no me creían cuando les decía: chavales, somos la niña más guapa de la discoteca y acaba de entrar en ella, todo el mundo nos está mirando. Estábamos arrancando y había que hacer la mili, tocando en sitios donde no hubiese apenas nadie, pero nos saltamos esa mili; con tan solo tres o cuatro conciertos nos plantamos en el Monkey Weekend, programados a las diez de la noche del sábado, en la plaza, que estaba a reventar; solo teníamos una canción y nadie nos conocía, la gente no sabía muy bien por dónde le iban a venir los cuchillos, pero a la cuarta canción ya estaban todos entregadísimos. Como ocurrió poco después en el Primavera Sound, que después de nosotros tocaba Suede y todo lo que había era guiris cogiendo sitio y esperando a que acabásemos ya para que saliera Brett, pero se quedaron en trance con nosotros.

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