Músicas contra la peste | Thomas Tallis

Para esperanza y gloria de Inglaterra

Thomas Tallis (Kent, 1502 - Greenwich, 1585).

Thomas Tallis (Kent, 1502 - Greenwich, 1585). / D. S.

Discretamente pasó Thomas Tallis por las turbulencias religiosas de su siglo, sirviendo igual a sus patronos católicos que a los anglicanos, de Enrique VIII a Isabel I. Su música sacra es hoy una de las referencias de la polifonía renacentista no sólo inglesa, sino europea. Uno de sus motetes se ha hecho especialmente famoso e incluso ha sido usado en el cine (recuerdo Léolo de Jean-Claude Lauzon, por ejemplo, pero suena en otras películas). Se trata de Spem in alium, una espectacular partitura escrita a 40 voces posiblemente en 1570 para celebrar el 40 cumpleaños de la reina Isabel I.

La obra de Tallis está inspirada en una anterior de un compositor italiano, Alessandro Striggio: la Missa sopra Ecco sì beato giorno, compuesta nada menos que a 40 y 60 voces como regalo de Cósimo de Médici para el emperador Maximiliano II. Eso fue en 1566. Al año siguiente, Striggio formó parte de una delegación diplomática de los Médici en Londres, y allí interpretó no sólo su misa, sino el motete, también a 40 voces, Ecce beatam lucem. Las crónicas hablan de que el impacto de aquella música en la alta sociedad británica fue brutal. Thomas Howard, cuarto duque de Norfolk y fervoroso melómano, se preguntaba si habría en toda Inglaterra alguien que pudiera componer algo con esa potencia y esa majestuosidad.

Tallis, que trabajaba también para el duque, asumió el reto. Cinceló durante meses su obra, articulándola finalmente para cinco coros de ocho voces, voces tratadas tanto en imitación como homofónicamente, con todo tipo de contrastes de texturas imaginables, lo que da a la música una riqueza plástica de una virtuosística sinuosidad. El motete se estrenó en la mansión del Duque de Arundell, suegro del de Norfolk, quien quedó tan complacido, que, se cuenta, se quitó de inmediato un grueso medallón de oro que llevaba y lo colgó entusiasmado del cuello del compositor.

Stuttgart, noviembre de 2016. Los Gächinger Kantorei dirigidos por Hans-Christoph Rademann ofrecen, en medio de un concierto sinfónico, una interpretación de contenida emoción de este canto grandioso, en el que se funden esperanza y altanería. Esperemos, esperemos que algo funcione. Pronto, a ser posible.

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