Rocío Carrasco | Creadora del espectáculo

"Rocío Jurado fue una adelantada no sólo en sus canciones, también en su discurso"

  • La hija de la cantante presenta este sábado en el Cartuja Center 'Qué no daría yo por ser Rocío Jurado', el homenaje a su madre que ella promueve y que interpreta Anabel Dueñas

Rocío Carrasco en enero, en la presentación del musical.

Rocío Carrasco en enero, en la presentación del musical. / Paco Campos (Efe)

"Qué no daría yo por empezar de nuevo", cantaba Rocío Jurado en un tema en el que miraba al pasado e invocaba a "esa niña que llega tarde a casa", añoraba la voz y el abrazo de sus padres o escaparse "a un cine de verano" y recibir "el primer beso de amor". Aquella canción que José Luis Perales compuso inicialmente en otra clave y que la chipionera haría popular como una bulería bautiza ahora Qué no daría yo por ser Rocío Jurado, un espectáculo que rinde homenaje a una artista cuyo recuerdo se mantiene firme pese a que falleció hace más de 13 años, en 2006. Su hija Rocío Carrasco es la creadora de esta propuesta que llega este sábado (21:00) al Cartuja Center y que protagoniza Anabel Dueñas.

Los responsables del proyecto explican que "más que un musical", Qué no daría yo... se plantea como una "experiencia sensorial en la que Rocío Jurado se hace presente e inmortal". Un enfoque que suscribe Rocío Carrasco: "El espectador no viene a ver una obra al uso", advierte, "viene a compartir un momento con Rocío Jurado, a través de sus canciones, a través de su vida… Hay que venir a vivir el espectáculo para entender de lo que se trata", asegura.

"El público va a darse cuenta de lo auténtica, revolucionaria y adelantada que fue", dice su hija

El público conocerá algo más, con Anabel Dueñas como guía del recorrido, a la chipionera que triunfó en el mundo pero nunca olvidó sus raíces, a la mujer de impresionantes facultades vocales que también destacó por su poderosa personalidad. "El espectador va a sentir que está con Rocío Jurado. Los vestidos son de ella, su aroma impregna la sala", detalla Carrasco, "y la gente va a entender gracias a la obra algunos momentos de su vida. Pero, sobre todo, va a darse cuenta de lo auténtica que era, lo revolucionaria y adelantada que fue para su época, no sólo en sus canciones, también en el discurso. La sociedad ha avanzado mucho en los últimos años, pero ella ya reivindicaba cosas que se entienden mejor ahora: era una visionaria del feminismo y del mundo gay. Siempre se rodeó de amigos homosexuales, incluso en una época en la que aquello no estaba bien visto. Es impactante oír su discurso. En los años en que lo dijo, nadie se atrevía a defender algo así", manifiesta su hija.

Anabel Dueñas, en una escena del espectáculo. Anabel Dueñas, en una escena del espectáculo.

Anabel Dueñas, en una escena del espectáculo.

La creadora del espectáculo tuvo "clara" la elección de Dueñas, conocida gracias a programas como Operación Triunfo y Qué tiempo tan feliz. La cordobesa, no obstante, no da vida a la intérprete de Señora o Se nos rompió el amor como habría sido lo previsible, sino a Carmela, una aspirante a actriz y cantante que en la ficción se presenta al casting de un musical... sobre Rocío Jurado. Mientras aguarda su prueba, la joven comparte con el público sus nervios y desvelos y desempolva todos sus conocimientos sobre la más grande. "Es un personaje divertidísimo. Me encantan su espontaneidad, su naturalidad", señala Carrasco sobre la creación que hace Dueñas de Carmela, "un bicho palo, un manojo de nervios, un estrés andante… pero que se gana a todos y cada uno de los espectadores, no lo duden", dice.

Qué no daría yo... articula su dramaturgia en torno a esas míticas canciones que interpretó con ferocidad y pasión la Jurado, y en el espectáculo se suceden Como una ola, Ese hombre o Como yo te amo, entre otros hitos de la carrera de la artista. Elegir entre todo ese patrimonio musical "ha sido lo más difícil, pero si no seleccionábamos el espectáculo iba a ser eterno. De hecho, en los bises vamos cambiando temas porque me da una pena enorme dejar canciones fuera", confiesa Carrasco. "En la obra hemos ido contando la historia de Rocío. Sus canciones eran a menudo reflejo de sus propios sentimientos y su propia vida, y por eso se ajustan a las anécdotas que contamos", apunta sobre un legado en el que la Jurado se alió con autores como Perales, Juan Pardo o Manuel Alejandro, a quien Carrasco recuerda como "un hombre maravilloso que parece que se metía en la cabeza de mi madre y que justo escribía lo que ella estaba pensando. Señora, Se nos rompió el amor, Ese hombre, Como yo te amo… es muy difícil elegir entre todo lo que hizo con ella. Todas me emocionan y me recuerdan algo", dice Carrasco en conversación con este periódico.

Las notas promocionales del montaje apuntan que "el espíritu de Rocío Jurado" se siente en la sala. "La invocamos, la presentimos... Está en el ambiente, sobrevolando la estancia, asintiendo cuando contamos sus íntimos secretos, sonriendo a escondidas y cantando de nuevo para nosotros", anticipan. ¿Consigue Qué no daría yo... que los admiradores de la artista se reencuentren con su mito? ¿Qué respuesta han tenido las funciones precedentes? "Creo que esta pregunta no es para mí", opina Carrasco, "que es más bien para el público que asiste, que creo que debería ser todo el mundo porque esta obra es una experiencia que recomiendo por completo. Pero mi impresión, por lo que veo, por los aplausos, por el gran cariño que demuestra un público que nunca quiere que acabe el espectáculo y por las exclamaciones que se oyen de ¡Viva Rocío Jurado!… yo diría que sí, que se reencuentran con ella". Los fans tendrán en el futuro otra oportunidad de volver a la Jurado gracias al museo que se abrirá en la localidad natal de la cantante, Chipiona, un proyecto "muy bonito" que tiene a Carrasco "muy ilusionada".

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