Músicas contra la peste | Paganini

Paganini o el Diablo

Niccolò Paganini (Génova, 1782 - Niza, 1840)

Niccolò Paganini (Génova, 1782 - Niza, 1840) / D. S.

El siglo XIX es el siglo de los grandes compositores-pianistas virtuosos. Pero el primer virtuoso de toda la centuria, el que abrió camino y marcó tendencia no fue un pianista, sino un violinista: Paganini. Niccolò Paganini había nacido en Génova, trabajó al servicio de Elisa Baciocchi –la hermana de Napoleón– y desde 1809 decidió emprender una aventura: ganarse la vida como virtuoso del violín por una Europa que, recordemos, ardía en guerras.

Auténtico acróbata del instrumento, Paganini asombraba allí donde llegaba con la espectacularidad de sus acordes, sus efectistas pizzicatos con la mano izquierda y sus vertiginosas melodías tocadas en una sola cuerda. El músico tenía además fama de persona noble y generosa, aunque alguno pensaba que en ese virtuosismo desaforado había truco e incluso sugería un pacto fáustico. Así lo cuenta el famoso compositor y crítico francés François-Joseph Fétis: "La extraordinaria expresión de su cara, su palidez liviana, sus ojos oscuros y penetrantes, junto a la sonrisa sarcástica que sus labios dibujaban de cuando en cuando, hicieron a alguna que otra mente vulgar y calenturienta pensar que aquello eran evidencias inconfundibles de algo diabólico".

Como buen virtuoso de su época, buena parte del repertorio de Paganini salía de las improvisaciones y los arreglos sobre temas conocidos de óperas del tiempo, aunque también editó su propia música, empezando por sus 24 Caprichos para violín solo que vieron la luz en Milán en 1818. De ellos, el último se ha hecho especialmente famoso, entre otras cosas porque grandes compositores lo usaron como base de algunas obras (Brahms y Rajmáninov, por ejemplo). Escrito en la menor, el Capricho nº 24 incluye tema, once variaciones y final y recoge buena parte de las técnicas que Paganini popularizó. En un concierto ofrecido en Nyon (Suiza) en 2014, el violinista ruso Maksim Vengerov asume el papel de Paganini en una interpretación asombrosa, que traemos hoy hasta aquí. Contra el bicho todo vale, hasta pactar con el Diablo.

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