Flamenco

Flamenco catalán, D. O.

  • El primer disco del grupo barcelonés 'Aurora' combina el flamenco con el jazz y la música contemporánea

El disco de Aurora nos suena. Aunque es la obra de estreno de este grupo catalán, entre el flamenco, el rock andaluz y el jazz, la música aquí contenida viene de lejos. Nos referimos a las Siete canciones populares españolas de Manuel de Falla.

El Polo está servido en esta obra a ritmo de bulerías. Pere Martínez posee una voz íntima y poderosa, de hermoso timbre, cristalino. Escuchamos también aquí los pies rotundos de José Manuel Álvarez, otro de los miembros del grupo. Para la Asturiana , una de las músicas más delicadas y bellas del repertorio hispano, opta el grupo por el intimismo y la quietud. Una pieza misteriosa de poco más de dos minutos. El bajo eléctrico subraya aquí los elementos tenebrosos. Entre estas canciones populares se incluye por error la Canción del fuego fatuo que, pese a tener un ritmo de bulerías y haberse estrenado un año después de las Siete canciones, no posee material popular alguno. Eso sí, es una de las piezas más célebres de su autor. El original se ha trasformado aquí en una poderosa bulería eléctrica de épico sabor. Es el tema en el que más evidente se hace el jazz de esta obra, merced a las variaciones que nos ofrece el piano de Max Villavecchia y la batería de Joan Carles Marín y a la poderosa base de la sección rítmica. De hecho es el tema más extenso del disco. El teclado evanescente frente al ritmo frenético presenta un delicioso contraste. Pere Martínez ofrece una versión muy flamenca, que juega con el compás y la melodía.

Del maestro de Falla, Felipe Pedrell, un compositor menos transitado por el jondo hispano, nos ofrece Aurora dos obras del Cancionero popular español. En Otra es donde mejor se pueden apreciar los matices vocales de Martínez. De nuevo el interludio pianístico resulta de lo más evocador de la pieza, con una tona en sordina del cantaor, de evocaciones morentianas. En la Carcelera le toca el turno de lucirse al bajo de Javi Carrabella. De hecho la pieza es un brillante dúo de bajo y voz.

La letra tiene versiones jondas aunque la melodía, bellísima, se aleja de la carcelera flamenca. Una selección de las canciones populares recogidas por Lorca y una composición de Enric Palomar completan la obra.

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