Juicio de los ERE

El lapsus del fiscal de los ERE

Un momento del juicio de los ERE Un momento del juicio de los ERE

Un momento del juicio de los ERE

La anécdota ocurrió en la última sesión del juicio por el denominado “procedimiento específico” de los ERE. El fiscal Juan Enrique Egocheaga interrogaba a un testigo que había trabajado como director del área de Planificación y Seguimiento de la Consejería de la Presidencia de la Junta. Al inicio del interrogatorio, el fiscal suele preguntar por la formación y el cargo que el testigo ha ocupado en la Administración andaluza.Después de presentarse como director de esta área de la Presidencia, el testigo explicó que se encargaba de realizar las labores de “atención al ciudadano”, con lo cual recibía las cartas que, como ocurre en el caso de los ERE, podían enviarles ex trabajadores o prejubilados afectados por esas situaciones de crisis empresariales, con la idea de que sus peticiones llegaran hasta el presidente de la Junta.El lapsus se produjo cuando el fiscal preguntó al testigo por una de sus funciones de “atención al cliente”. El testigo rápidamente corrigió al ilustre representante del Ministerio Público y le recordó que su departamento se encargaba en realidad de la “atención al ciudadano”. Vamos que no era un servicio de los que habitualmente disponen las operadoras telefónicas u otras empresas similares. El desliz del fiscal provocó las risas en la Sala de los ERE, que alivia de esta forma la inevitable tensión y cansancio que se genera después de varias horas de comparecencias.Aunque la expresión del fiscal fue un lapsus, a algunos se les vino a la mente uno de los términos que se asocian a la instrucción de las macrocausas, el de la “red clientelar” supuestamente establecida en la concesión de las ayudas públicas para la prejubilación de los EREo los cursos de formación.Pero no fue la única anécdota que se produjo en la última sesión del juicio de los ERE. La otra está relacionada con la citación “telefónica” de los testigos para acudir a declarar al juicio, dado el interés del tribunal en agilizar todo lo posible estas comparecencias para evitar que el juicio se eternice.Así, en la sesión del miércoles, el tribunal llamó a declarar por la mañana a dos ex trabajadores de la empresa Bilore de Lucena (Córdoba), que tuvieron que desplazarse esa misma mañana a toda prisa para declarar. Cuando el presidente del tribunal le hizo a uno de estos testigos la advertencia de que debían decir la verdad, dado que el falso testimonio es un delito contemplado en el Código Penal, el testigo, un hombre campechano, respondió con una sencillez tremenda:“No he mentido en mi vida y no voy a mentir aquí”, contestó a la pregunta de si prometía o juraba decir la verdad.Cuando la declaración terminó y el magistrado le dio las gracias por su presencia, el testigo se dirigió al magistrado para rogarle que, la próxima vez que le citen, “por favor que lo hagan con tiempo”, porque había tenido que buscar un coche para poder desplazarse desde la localidad cordobesa hasta Sevilla, y todo ello en la misma mañana. Se trata de una petición razonable del testigo, que no estaba al corriente de las pretensiones del tribunal para agilizar la comparecencias. Quien no ha accedido a la premura del tribunal es el ex consejero de Empleo Manuel Recio, que fue convocado telefónicamente pero que pidió ser citado formalmente.

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