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“Cada vez hay menos pacientes ingresados que pasan a UCI”

  • El intensivista del Juan Ramón Jiménez, Diego Mora, narra el trabajo abnegado del equipo de esa unidad

UCI del Juan Ramón, antes de la llegada del Covid-19.

UCI del Juan Ramón, antes de la llegada del Covid-19. / Correa (huelva)

El día 18 de marzo no se olvidará en la UCI del Hospital Juan Ramón Jiménez. Los protocolos, los planes de contingencia, todo lo que se había venido preparando desde semanas antes se hacía realidad en el primer paciente de Covid-19 que precisaba de cuidados intensivos.Como un tsunami que había tenido su epicentro en una metrópolis china, la ola llegaba finalmente a Huelva. Los sanitarios empezaron a vislumbrar lo que se les venía encima. Y entre ellos, los que realizan su actividad en las UCI.

El intensivista del Juan Ramón Jiménez, Diego Mora. El intensivista del Juan Ramón Jiménez, Diego Mora.

El intensivista del Juan Ramón Jiménez, Diego Mora. / H.I. (huelva)

El intensivista Diego Mora lo vivió de primera mano y a partir de ahí las experiencias sanitarias y vitales con un grupo de pacientes que venían afectados por los daños provocados por un virus nuevo, prácticamente desconocido.Mora incide en el desafío de afrontar una enfermedad nueva. Preguntado sobre qué fue lo que más les llamó la atención en un principio, fue “el distrés respiratorio con el que llegaban a la UCI era muy distinto al que estábamos acostumbrados a ver ya que nos llega de manera muy frecuente. Los pacientes con Covid-19 venían con un pulmón muy blando al que era difícil introducir las sondas. Posteriormente, ese pulmón blando se hace duro como en los distrés habituales”. “También vimos –añadió- que estos pacientes necesitaban respiradores avanzados y no uno cualquiera”

Otro reto importantísimo ha sido ( y es) los tratamientos. Hay que insistir en que se trata de una nueva enfermedad para la que aún a día de hoy no existe un tratamiento protocolizado. De hecho, uno de los medicamentos que más se estaban usando hasta el momento, “la hidroxicloroquina que se usaba tanto, y que es la que actualmente está tomando el presidente norteamericano, no parece que sea eficaz sino contraproducente según los últimos estudios”. De este modo, es “otro reto repensar los tratamientos que pueden ser más eficaces”.

Por la UCI del Juan Ramón Jiménez han pasado hasta la fecha, 16 pacientes de Covid-19. Son 19 si se cuenta a tres pacientes que tuvieron que regresar otra vez de planta, por complicaciones.Todos hemos podido ver las impresionantes imágenes de los pacientes puestos boca abajo en las camas de la UCI. Diego Mora explica que “situar al paciente decúbito prono no es una técnica que haya venido a raíz del Covid-19. Es una técnica que llevamos ya haciendo unos años y que ha salvado vidas. La razón se encuentra en que por la ley de la gravedad, los pulmones se llenan de líquidos que descienden. Lo mismo pasa con la sangre. Con esa postura, lo que conseguimos es que la sangre suba a lugares donde va a estar más aireada”.

El intensivista elogia al equipo de la UCI que lo ha dado todo estos días. No en vano hay que subrayar que la mortalidad ha sido del 25% cuando la media española ha subido al 30%, aunque en un gesto de humildad, añade que “una de las cosas que nos han favorecido ha sido que no hemos llegado a estar sobrecargados” porque hay que tener en cuenta que Huelva está por debajo de la media nacional en número de camas UCI.

Respecto a la media de estancia de un paciente de Covid-19 en Cuidados Intensivos, es de 22 días. Este dato coincide con la media de los hospitales del país.Preguntado sobre si hubo un momento en el que temieron que iban a colapsar por una avalancha de pacientes, Diego Mora recuerda que el momento más crítico se vivió unos días antes de Semana Santa, cuando “pensábamos que nos íbamos a quedar sin camas”. Lo peor fue el Viernes Santo. Ese fue el momento en que vimos que no teníamos respiradores suficientes pero en ese momento, apareció un cambio de evolución: seguía creciendo el número de enfermos que iban a planta, pero no pasaba lo mismo con los que eran trasladados a UCI”.

El facultativo insiste en el aspecto de los tratamientos: “Esa falta de alguno establecido, nos ha hecho que hayamos avanzado empíricamente pero sin evidencia. Sin embargo, quizá esa sea una de las causas por las que han descendido los pacientes que tienen que pasar a UCI”. Eso, junto a muchos otros aspectos, es lo que hace falta estudiar ahora. Para ello, se ha creado una gran base de datos a nivel nacional que servirá para sacar conclusiones de cara al futuro. Entre ellas se encuentra la validación de la eficacia de los distintos tratamientos y si éstos han sido la pieza fundamental para ese descenso de pacientes en UCI.

Todos nos hemos alegrado de esas imágenes que con frecuencia, hemos visto de pacientes saliendo de las UCI rodeados de los aplausos de los profesionales. Pero hay que concienciar de que ese no es el final. Como ya se ha comentado, una reducida proporción regresa a Cuidados Intensivos y otros tiene secuelas de las que “se está estudiando si serán de por vida o pasajeras”. De hecho, en “algunos hospitales ya se están creando unidades de rehabilitación para tratar a los pacientes que han tenido Covid-19”. Lo que se ve hasta el momento, es que la recuperación es de seis meses a un año.

Uno de los ejemplos que ilustran la complicación de esa recuperación, se encuentra en el hecho de que “tras 60 días de enfermedad, un paciente ha perdido el 20% de la masa muscular en la que también están incluidos los músculos respiratorios, por lo que en algunos casos es necesaria la rehabilitación”. El paso por otro lado, por la UCI marca de por vida. Afortunadamente, los pacientes están sedados, tienen relajante muscular y son alimentados por sonda gástrica. “Afortunadamente nos estamos dando cuenta de que los sedantes que usamos ahora, tienen un cierto carácter amnésico”. También, el intensivista quiere recordar que los pacientes de mayor riesgo son las personas de más de 60 años que en el 81% de los casos, presentan una patología anterior”. Además hay un dato que puede sonar mucho más positivo: el 90% de los afectados por Covid-19 sale muy bien de la enfermedad.

Diego Mora se deshace en elogios hacia la labor de todos los compañeros de la UCI: desde los médicos hasta las limpiadoras y celadoras que también han tenido que ponerse los intranspirables equipos de protección cuando tenían que realizar su labor”. Reconoce que pasaron miedo sobre todo en un principio, cuando esos equipos de protección escaseaban y “nos daban unas mascarillas que a los pocos días nos decían que no proporcionaban la protección adecuada” y eso que han estado en primerísima línea de riesgo como es el momento cuando “tienes que meter al paciente la sonda para limpiarle los pulmones de secreciones”.

Desde un punto de vista profesional, desde luego “ha sido un enorme reto porque no te enfrentas a una enfermedad nueva todos los días y hubiera sido muy estimulante de no haber sido por todo el dolor que ha causado, pero me quito el sombrero por la labor de equipo que se ha realizado”. Cuando los profesionales sanitarios advierten de que esto no se ha terminado y llaman a la prudencia lo hacen por muchas razones. Una de ellas, de las más importantes, es lo que han vivido porque “la experiencia ha sido físicamente demoledora, mentalmente dura y psicológicamente agotadora pensando en qué se podía hacer para mejorar la situación del paciente”.

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