Por si no tuvieran bastante con los problemas relacionados con la venta de libros de texto, los libreros se ven obligados a hacer frente a los efectos de la crisis que afecta a las economías domésticas, que obliga a un control exhaustivo en los gastos. Según los primeros cálculos, las ventas en los establecimientos del sector han caído en la provincia un 40 por ciento. A ello han contribuido los establecimientos de bajo precio (bazares) donde cada vez es más habitual encontrar en sus estanterías todo tipo de material de papelería. Su efecto se ha notado, y es consecuencia, según entiende la mayoría de empresarios del gremio, de la disminución de la capacidad adquisitiva de los onubenses.
"Miran los precios y se piensan mucho más que antes qué artículo comprar y antes de hacerlo, lo vuelven a pensar", asegura Julián Luque, propietario de una papelería. De la misma opinión es Rocío Gómez, una onubense que se encontraba en su establecimiento y que poco después entraba en la conversación para asegurar que "es imposible llegar a final de mes y seguir comprando lo mismo que podíamos adquirir el año pasado y como es lógico -argumentaba- se quita de donde se puede quitar, de lo que se considera más secundario". Y así parece que se consideran los artículos que se venden en este tipo de establecimientos, si bien, ante la cercanía de las próximas fiestas navideñas y la tradición que hay en ellas por regalar libros y artículos de papelería, los empresarios se muestran algo más confiados, aunque reconocen que "no serán unas fechas tan buenas como las de años anteriores".
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