Huelva

De vacaciones ‘extras’ a ‘reclusión’ en la costa de Huelva por el coronavirus

  • Los llamamientos de las autoridades surten efecto y los viajeros se quedan en sus hogares

Una pareja pasea por la costa onubense.

Una pareja pasea por la costa onubense. / Jordi Landero (Huelva)

Bien por una extraña y repentina recuperación del sentido de la responsabilidad, bien por los continuos llamamientos de las autoridades a quedarse en casa, bien por la enorme presión social, bien porque en Punta Umbría estaba ayer sábado prácticamente todo cerrado, o quizás por una mezcla de todo lo anterior. Lo cierto es que, a diferencia de lo sucedido en los últimos días no solo en este municipio, sino en prácticamente todos los enclaves costeros del litoral onubense, el panorama dio a lo largo de la jornada de ayer sábado un vuelco más que palpable.

Y es que el ambiente vacacional que se respiraba en dichos puntos costeros al menos desde el miércoles, se tornó a lo largo de la jornada de ayer sábado en calles desérticas y sin paseantes, y en playas y terrazas completamente vacías, hasta el punto de que la habitualmente concurrida avenida del Océano puntaumbrieña presentaba pasado el mediodía un aspecto casi fantasmagórico.

Los llamamientos de las autoridades –incluso a través de vehículos equipados con megáfonos- y el cierre hasta de las playas, surtieron efecto y parecía que se hubiese tragado la tierra a los miles de propietarios de segundas residencias y otros visitantes que, procedentes de distintos puntos de España [muy especialmente de la comunidad de Madrid], estaban aprovechando la situación generada por la crisis sanitaria del coronavirus en sus lugares de origen para vivir una especie de vacaciones extraordinarias.

Rafael Cruz, que regenta el restaurante Rafamar, en plena avenida del Océano y uno de los apenas 10 establecimientos hosteleros que abrieron sus puertas ayer en Punta Umbría, lo explicó de forma muy gráfica: "mientras que ayer dimos de comer a numerosos clientes, muchos de ellos de Madrid, hoy estamos vacíos". De hecho en la terraza de su establecimiento solo estaban ayer sus trabajadores, a los que aseguró que a partir de mañana [por hoy] echarían el cierre.

Son siete empleados que, como otros muchos en toda la localidad, estarán de descanso forzoso hasta que la crisis sanitaria del coronavirus remita.

Muy distinta era ayer la situación de otro de los establecimientos hosteleros emblemáticos de Punta Umbría, el chiringuito Camarón, que directamente decidió cerrar sus puertas por "sensatez" ya que "en momentos complicados como estos debemos dar ejemplo". Así lo indicó a esta redacción su responsable, Jordi Guerrero, quien añadió que "hay que evitar en todo lo posible la concentración de personas".

Guerrero también explicó que el día anterior [por el viernes], el establecimiento recibió numerosos clientes "prácticamente todos de fuera, lo cual nos puso en alerta". "Nos percatamos que no venía nadie de Huelva y ya nos dio algo de miedo y empezamos a adoptar medidas como mantener las distancias o preguntar a los clientes de dónde venían, y entre ellos tuvimos gente de Madrid y hasta de Italia". No obstante aseguró que la decisión de cerrar al menos durante los próximos 15 días es sobre todo por "responsabilidad".

Pero la pista de la posible reclusión de los ciudadanos procedentes de Madrid y de otros puntos de España con más incidencia de coronavirus nos la dio definitivamente un vecino de Punta Umbría, que por cuestiones obvias prefirió mantenerse en el anonimato y que vive en un bloque de 11 plantas y 68 apartamentos donde durante el invierno solo residen cuatro familias.

Según precisó, desde el miércoles han llegado al bloque "ocho familias de Madrid y dos de Bilbao", las cuales "se han instalado en sus viviendas vacacionales y han estado entrando y saliendo de ellas como si del verano se tratase". No obstante, añade, "desde la noche del viernes ya no se les ha visto más –añade el vecino- aunque sabemos que están en sus casas por los movimientos de las persianas".

Este vecino de Punta Umbría considera que la actitud de estas personas es de una "grave irresponsabilidad", porque "yo me los he llegado a topar durante los primeros días que estuvieron aquí hasta en el ascensor", concluye.

De donde no deja de entrar y salir gente es de los supermercados. Nos lo confirma Ana Morgado Cordero, gerente del MAS situado en la avenida de Huelva puntaumbrieña, quien aseguró a esta redacción que, especialmente el viernes, "la gente compró de forma desbordada e impulsiva", y quien también nos confirmó que "especialmente eran personas de fuera, sobre todo procedentes de Madrid y Sevilla".

Idéntica situación se ha vivido estos días en el supermercado Mercadona de Punta Umbría, que incluso ha cerrado una de sus entradas para regular el aforo en momentos de mayor afluencia "por cuestiones de seguridad", según explicó a Huelva Información la responsable de relaciones externas de dicha cadena de alimentación en Huelva, Marta Sosa, quien no obstante quiso incidir en un mensaje de tranquilidad de cara a los consumidores ya que "elñ abastecimiento está garantizado".

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