tribunales

Un tiro certero en defensa propia

  • Una pericial acredita que en el caso del atropello a dos guardias civiles en la calle Valparaíso, un agente disparó al brazo del procesado después de que este intentara embestirlo por segunda vez

A finales de enero trascendía la noticia del procesamiento del onubense J.B.E.M. por los hechos acontecidos el 14 de octubre de 2016 en la barriada de La Orden, donde presuntamente arrolló a dos agentes de la Guardia Civil de Tráfico que lo persiguieron durante varios kilómetros desde Cartaya por conducir de forma temeraria. El lunes su abogado, Juan López Rueda, adelantaba a este rotativo que recurrirá el auto de transformación en procedimiento abreviado de la titular del Juzgado de Instrucción 3 de Huelva, Margarita Borrego, por el que lo procesa por un delito contra la seguridad vial por conducir sin permiso de circulación, uno más de conducción temeraria y bajo los efectos de la drogas, un delito de daños y dos delitos de lesiones por las heridas causadas a los dos guardias civiles.

Incluye uno más: atentado a agente de la autoridad. Para determinar la posible concurrencia de esta tipología delictiva la magistrada ha tenido muy en cuenta un informe pericial de balística forense y al que ha tenido acceso en exclusiva Huelva Información, realizado a instancias de la acusación particular, en concreto por el mando que efectuó los disparos. En el estudio sobre lo sucedido, rubricado por los peritos Juan José Hellín Moro y Juan José Hellín Rodríguez, se concluye que el agente realizó un primer disparo para intentar bloquear el vehículo y que el segundo lo descerrajó en defensa propia. Acabó hiriendo en el brazo izquierdo a J.B.E.M.

El informe ha sido clave para que la juez impute el delito de atentado contra la autoridad

Los dos agentes de la Agrupación de Tráfico se encontraban aquel 14 de octubre circulando con sus motocicletas oficiales por la N-431, muy cerca de Cartaya. Según su propia versión de los hechos y como consta en el informe de los Hellín y en la causa, observaron cómo un Seat Ibiza de color amarillo transitaba por la vía "de modo continuo de imprudencia, con grave peligro para sí mismo y para los demás usuarios de la carretera". Entonces iniciaron una persecución.

Uno de los agentes detalla en su declaración que "durante el seguimiento del vehículo, sobre el kilómetro 5 de la H-30 (carretera de Gibraleón), realizó maniobras zigzagueando e invadiendo ambos carriles, impidiéndose con su conducta temeraria cualquier tipo de maniobra de los agentes actuantes, hasta el punto de embestir hacia las motocicletas oficiales cuando estas se ponían a su altura, que la velocidad que alcanzaba en esos momentos era elevada, comprobando con el velocímetro de la motocicleta oficial cómo alcanzaba los 170 kilómetros por hora".

La pericial subraya que el procesado no cedió el paso en tres rotondas, la más peligrosa la de la zona baja de la barriada capitalina de La Orden, la de la gasolinera, por "su intensa circulación". Reseña que el conductor tampoco respetó los cinco pasos de peatones por los que cruzó "a una mayor velocidad de la permitida" hasta llegar a la calle Valparaíso, a la que entró "en dirección prohibida".

Los expertos remarcan en el amplio informe de 83 páginas y documentado con decenas de fotografías y croquis el "estrés" que sufrían los efectivos de la Benemérita de Huelva, provocado por "la temeridad tremenda del conductor del turismo, que en todo momento demostraba poco o ningún aprecio a las vidas de los demás usuarios de la calzada".

Uno de los agentes explica que cuando J.B.E.M. entró con el coche a contramano en la calle Valparaíso (de carril único), se encontró con otro utilitario que circulaba en sentido correcto, bloqueándole la escapatoria. "En esos momentos el vehículo fugado efectúa una brusca marcha atrás en dirección e intentando atropellar a ambos agentes y motocicletas, acometiendo fuertemente contra el agente denunciante, impactando sobre la motocicleta a la altura de la maleta derecha y cayendo el declarante al suelo, sobre la vía, provocándole lesiones, así como pudo observar cómo la moto del agente auxiliar se encontraba igualmente en el suelo", reza en las actuaciones.

Tras embestirlos marcha atrás, el encausado acabó empotrando el coche contra un bolardo de protección de unos contenedores de la calle y se vio obligado a detenerse ahí un instante. Al mismo tiempo en que realizaba esta maniobra, el mando policial consiguió incorporarse, situarse delante del coche y dispararle desde una distancia de 3,37 metros. El tiro se incrustó bajo el faro izquierdo del Seat. La intención era inmovilizarlo.

La clave de la pericial está en lo que presuntamente ocurrió a continuación y que se trata de acreditar con diversos ensayos, pruebas de balística y el análisis exhaustivo del automóvil, amén de una reconstrucción de los hechos en tres dimensiones: el segundo disparo se produjo a una distancia mucho menor, a apenas dos metros, lo que indicaría -según los peritos- que el agente actuó en defensa propia cuando el coche emprendió la marcha hacia delante y estaba a punto de ser atropellado por el kamikaze. El disparo impactó en el brazo izquierdo del investigado, que pese a todo consiguió huir pero que finalmente fue arrestado e intervenido de urgencias.

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