Tamara Vargas rompe moldes en la comunidad gitana de Huelva: "Ojalá algún día no se vea algo sorprendente una persona gitana que estudia"
En su día a día trabaja con personas de dentro y fuera de la comunidad gitana y cree que "lo que falta en nuestra comunidad son referentes"
El Ayuntamiento y la Fundación Secretariado Gitano se unen para ofrecer formación para el empleo a jóvenes de Huelva
Tamara Vargas Jiménez está rompiendo moldes dentro de la comunidad gitana de Huelva. Profesional comprometida y voz en ascenso, su trabajo en la Fundación del Secretariado Gitano (FSG) la ha convertido en un referente para muchas mujeres que, como ella, quieren abrir caminos nuevos sin renunciar a su identidad.
Vargas se ha formado en el ámbito de la educación, con la carrera de Educación Infantil, un máster universitario y varios títulos propios. Una trayectoria que, para algunos, resulta una ‘excepción’ dentro de la comunidad gitana, pero que no debería serlo. Para Tamara, la educación es una herramienta clave para el cambio social y personal, un camino que ha recorrido con esfuerzo y dedicación para abrir nuevas puertas tanto para ella como para quienes la rodean.
"Ojalá algún día no se vea algo sorprendente una persona gitana que estudia", ya que dentro de la comunidad "somos muchas personas gitanas que hacemos como el resto de las personas, pero no tenemos que estar tampoco todo el tiempo justificando que somos gitanas". Su mensaje es claro: no se trata de encajar, sino de que la sociedad deje de mirar con desconfianza a quienes rompen los estereotipos. Cada título, cada logro, es también una forma de desmontar las etiquetas que pesan sobre la comunidad gitana.
Admite que, a la hora de buscar trabajo, no ha experimentado discriminación directa por su etnia. “No tengo la imagen tan estereotipada que se suele asociar a las personas gitanas”, explica Vargas. Sin embargo, lamenta que sí ha vivido situaciones incómodas y prejuicios durante su etapa de formación. Recuerda cuando una orientadora transmitió a la clase que a los niños y niñas gitanas "lo que más les gustaba cantar y bailar porque era la educación que sus padres le transmitían", un comentario que, aunque pueda parecer inofensivo, perpetúa estereotipos y limita las expectativas sobre el futuro de los jóvenes.
Actualmente, Vargas es la responsable del Programa Calí, por la igualdad de las mujeres gitanas en la Fundación Secretariado Gitano, donde trabaja como técnica de intervención en inclusión social e igualdad. El grueso del Programa Calí se enfoca en crear formaciones con mujeres gitanas. Cada grupo reúne a unas treinta participantes, y las sesiones se desarrollan como auténticas clases, con una dinámica cercana a la de un aula escolar. Antes de entrar en los contenidos más prácticos, Tamara y su equipo trabajan con ellas aspectos personales que considera esenciales: “Nos centramos en la parte emocional y empática, en la autoestima, en el autoconocimiento, en las emociones. Es fundamental estar bien contigo misma para poder estar bien con los demás”, un trabajo interno que también ayuda a la búsqueda de trabajo.
El programa aborda temas de igualdad, salud y empleabilidad. Las participantes aprenden a preparar un currículum, redactar una carta de presentación o realizar una búsqueda activa de empleo. También se refuerzan las competencias digitales, algo que se volvió fundamental durante la pandemia
En su día a día trabaja con personas de dentro y fuera de la comunidad gitana y cree que "lo que falta en nuestra comunidad son referentes" que ayuden a impulsar a otras personas gitanas a plantearse nuevos horizontes. Tamara asegura que tras acabar las formaciones algunas mujeres le siguen preguntando por consejos, "al final es un apoyo, tener una persona que crea en ti, es a veces la clave para que tú al final rompas y digas 'yo puedo con todo'". Cada formación se acompaña con sesiones individuales que logran dar la vuelta al día a día de quienes acuden con problemas de ansiedad o estrés por la problemática de encontrar trabajo. "Una participante en las citas individuales no dejaba de llorar y cuando ha terminado la formación, su situación personal en temas de salud había mejorado, su cara desprendía otro brillo", asegura Tamara con satisfacción.
Más allá de la capacitación, lo que impulsa a Tamara es generar confianza: demostrar que la identidad gitana y la educación no son caminos opuestos, sino aliados para un futuro con más igualdad y menos prejuicios.
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