La sirena de la todopoderosa Compañía de Río Tinto es la que marcó durante el final del siglo XIX y gran parte del XX el devenir de la ciudad, desde que en 1873 los ingleses adquirieran las Minas de Riotinto al Gobierno de la I República de España por un precio de ganga. Una actividad minera visualizada todavía en Huelva por el muelle cargadero en el río Odiel, que cierra su actividad en 1975.

En la ciudad muchas generaciones conocieron aquel sonido que desde la torre de los talleres en El Punto se escuchaba por todas las calles. Es el que marcaba la entrada y salida de los obreros. Una avalancha de trabajadores transitando por aquella puerta que daba salida a El Punto. Allí se encontraban los talleres de reparación y mantenimiento de toda la infraestructura y maquinaria que la compañía tenía en Huelva. El volumen de extracción de las minas, en las que llegan a trabajar 14.000 obreros, da una idea del movimiento de maquinaria y las necesidades de tenerlo todo bien. Un taller pendiente de esa actividad que en Huelva contaba con 700 obreros.

Aquellos talleres hace mucho que dejaron de existir tras una reordenación industrial que trae a Huelva el Polo de Promoción. Ahora la reciente apertura de la nueva estación devuelve la mirada hacia esta zona, donde ha cesado el movimiento de trenes y comienza a desmontarse las vías que desde finales del siglo XIX nos conecta con el mundo a través de los railes. La primera estación fue un acontecimiento que hoy se traduce en una nueva y en las reivindicaciones que todavía se realizan de cara a mejorar las comunicaciones con el exterior.

Ese futuro es el que se vislumbra también ahora en El Punto, pues en este lugar ya liberado de la trama férrea está llamado a convertirse en la conexión de la ciudad actual con el futuro que se encamina hacia la zona del Ensanche. Ideas y proyectos que están ahí en los planos de Urbanismo. El futuro dibujado, y aunque el entramado de viviendas será muy difícil que arranque, sí hace falta liberal la zona del muro de la estación, crear el parque del ferrocarril y enlazar con lo que ya sí se está construyendo en el Mirador del Ensanche y darle la mano a un proyecto tan importante como el colegio María Inmaculada.

Hoy desde la Casa Colón, construida para el IV Centenario del Descubrimiento y al final dedicada a las oficias de la compañía británica, se puede mirar hacia aquella zona de los talleres de Río Tinto, donde encontramos la puerta que han dibujado el Ayuntamiento para la Huelva del futuro.