Respons(H)abilidades

Mientras todo sigue, ojalá que no todo siga igual

  • La vuelta progresiva a la relativa normalidad convive con importantes reflexiones empresariales, institucionales y personales que hacen esperar cambios permanentes en muchas actividades

Mientras todo sigue, ojalá que no todo siga igual

Mientras todo sigue, ojalá que no todo siga igual

Estoy deseando poder escribir pronto sin mencionar al bicho, pero parece imposible. No sólo porque esta pseudo normalidad en la que nos hemos instalado lo hace difícil, sino porque es cada vez más evidente que hay actividades y costumbres que será complicado recuperar exactamente igual que antes del 14 de marzo. Es difícil, por un lado, a causa de las necesarias medidas preventivas con las que nos defendemos de una pandemia aún sin vacuna, y porque este parón mundial, que todavía viven intensamente en muchos puntos del planeta, ha provocado profundas reflexiones a todos los niveles que invitan al cambio. ¿Cuál es la suya?

Yo personalmente tengo una reflexión prácticamente cada día. De hecho, creo que a nivel personal es donde más lecciones estamos recibiendo. Otra cuestión será que seamos capaces de recordarlas y que sigamos de acuerdo en mantener lo aprendido, porque eso es lo que parece más difícil según vemos algunas actitudes ciudadanas estos días.

Y a nivel organizacional, en empresas e instituciones o colectivos profesionales, los aprendizajes están siendo igual de intensos, pero con un componente añadido: pueden ser mucho más rápidos en provocar cambios sociales evidentes. Ojalá seamos capaces de llevarlos a cabo.

Lecciones de la Covid-19 que nos podríamos haber ahorrado

No hay que ser máster por Harvard, sólo hay que tener un poco de sentido común de ciudadana inexperta, para darnos cuenta de algunas lecciones magistrales que nos ha dado la Covid-19. La primera en la frente: dos áreas fundamentales en cualquier sociedad como son la sanidad y la educación, han sufrido gravemente el envite del coronavirus, dejando en evidencia sus carencias, pero sobre todo demostrando que no las hemos cuidado como debíamos

Se da la circunstancia de que son dos servicios esenciales en las que sus profesionales ya venían diciendo alto y claro la falta de atención que sentían. No era necesaria, por tanto, una pandemia para demostrarlo. Pero como no hay mal que por bien no venga, a ver si ahora nos enteramos y pasamos a la acción.

Algo parecido ha ocurrido en la administración pública. Ahí, sin meterme en camisas de once varas – hoy estoy refranera-, y sin querer polemizar por razón de signo político -que cada vez estoy más descreída-, lo que ha quedado patente es la falta de agilidad en las respuestas. Una muestra ha sido noticia: la situación extrema de personas afectadas por un ERTE a las que no les llegaban sus ingresos. En general, parece que transcurre demasiado tiempo desde que se aprueban las medidas hasta que se ejecutan. Tampoco, para este aprendizaje, era necesaria la pandemia.

Más lecciones de ciudadana inexperta. Las residencias de la tercera edad. ¿Estaban preparadas para atender las necesidades de nuestros mayores? ¿Tenemos centros sanitarios preparados para el nivel de dependencia que presentan quienes necesitan de sus servicios, o tenemos casas grandes donde se les asiste sólo en lo más básico? Es otra importante reflexión que hacer para tomar medidas, porque tampoco en este apartado han faltado en el pasado evidencias en forma de noticias denunciando que no en todas las residencias se hacía bien.

La nueva realidad que viene

Dicen las voces expertas en materia económica que la globalización ha sufrido un duro revés, y que se intuye la evolución hacia una economía menos global en la que la dependencia extrema de según qué suministros externos va a cambiar. Que el teletrabajo ha salvado el expediente de muchas empresas y que se va a consolidar. Que la digitalización de las organizaciones será ahora una prioridad. Que la reconstrucción económica va a ser más complicada por el alto endeudamiento público. Y que siguen siendo las empresas los agentes clave para marcar la recuperación. Todo es coherente con las lecciones aprendidas.

En el otro lado, en el de la incoherencia, no dejan de sorprenderme noticias como el permanente enfrentamiento político con la bronca como argumento. O que se ha parado la venta de pisos pero siguen subiendo los precios. Que abrimos corredores verdes para los alemanes mientras no podemos ir a ver a nuestros familiares en otras comunidades. O que después del respiro ambiental durante el confinamiento, son ahora miles de mascarillas las que inundan nuestros fondos marinos…

Tengo un último refrán hoy: el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y tres. Y cuatro. Ojalá todas las lecciones del coronavirus, incluso las que nos podíamos haber ahorrado, sirvan para que no todo vuelva a ser igual. Yo creo que esa es nuestra mayor responsabilidad y la responsHabilidad o habilidad para responder más poderosa que tenemos hora mismo.

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