doble crimen de almonte · marianela olmedo. madre y mujer de las víctimas del asesinato

"Me siento crucificada en el juicio y en el pueblo desde hace mucho tiempo"

  • Rompe por primera vez su silencio para clamar justicia para María y Miguel Ángel Domínguez

  • Asegura sentirse tan aterrorizada que es incapaz de poner un pie en los juzgados

La foto de la discordia. Cuando la hermana de Marianela se casó, en junio de 2012, quiso que Miguel Ángel fuera su padrino. Medina se oponía y, según Marianela Olmedo, "a mí me costó muchísimo ponerme en esta foto porque sabía que me iba a costar un disgusto". Finalmente lo hizo.

La foto de la discordia. Cuando la hermana de Marianela se casó, en junio de 2012, quiso que Miguel Ángel fuera su padrino. Medina se oponía y, según Marianela Olmedo, "a mí me costó muchísimo ponerme en esta foto porque sabía que me iba a costar un disgusto". Finalmente lo hizo. / familia olmedo

El indescriptible dolor que desprende la figura frágil de Marianela supura por cada uno de sus poros. Su desgarro emocional está en cada gesto, en cada palabra entrecortada. La presencia de las lágrimas es constante, inquilinas con contrato indefinido en una conversación en la que es imposible no emocionarse. Olmedo, la mujer con los ojos negros más bellos y tristes de Almonte, se atreve a hablar por primera vez en cuatro años y medio y lo hace en este diario.

-Hábleme de Miguel Ángel. ¿Cómo se conocieron?

-Lo conocí en un antiguo trabajo que tenía en otro supermercado. Me pretendió un tiempo. Veía que me quería mucho. Y vaya si me enamoró: fue el amor de mi vida, la persona a la que yo más quería. Empezamos en 1996 ó 97. Yo tenía 19 años y Miguel Ángel 22. Fue una relación de novios bonita, él es muy buena persona. Siempre le gustaba que fuera guapa, simpática, extrovertida... Me quería como yo era. Él era una persona ejemplar, un marido excelente, un hijo excelente, un hermano excelente. Un padre que, como él, no hay otro.

-Y se casaron.

-El 27 de octubre de 2001. Fue una boda preciosa. Mi hermana decía que no había visto pareja más enamorada. Nos queríamos.

-¿Cuándo llega María?

-Mi niña... María llega el 25 de enero de 2005. Fue muy deseada por nosotros, por mis padres, por mis suegros. Llenó de alegría nuestras vidas. Era muy simpática, eso lo heredó de mí; y muy inteligente, lo heredó de su padre y de su tío Aníbal. Era temperamental. Extrovertida. La gente la quería. Tenía mucha personalidad. Éramos muy amigas.

-¿Qué quería ser de mayor?

-Decía muchas cosas: quería ser veterinaria, otras veces decía que quería ser cajera de Mercadona. Y el padre le reñía. Yo sabía que ella iba a ser alguien en la vida importante porque le gustaban mucho los estudios. Sus maestros siempre nos felicitaban. Leía y hablaba desde muy pequeñita. Cantaba muchas canciones en inglés. A su padre le encantaba hacer los deberes con ella, repasarlos. Lo primero que hacía al venir del trabajo, como si lo viera ahora mismo, era decir: "¡Mi princesa!". Y ella salía corriendo a darle un abrazo. Y él le decía, "venga, los deberes". Y aunque ya los hubiera hecho conmigo a él le gustaba revisarlos. Mi niña era una niña muy feliz.

-¿Cuándo empezó a hacer aguas su matrimonio?

-Mi relación con Migue era una relación de muchos años que se fue enfriando. Y llegó este hombre y... Me decía cosas que Miguel Ángel no me decía ya. Que si estaba muy guapa, que era la mujer más guapa que había.

-¿En qué fecha se inicia su relación con Fran Medina?

-No iniciamos una relación hasta 2010. El tonteo ya venía de meses atrás. La primera vez que él me dio un beso me sentí mal. Sabía que no estaba haciendo bien las cosas. Y recuerdo que me llamó por teléfono para decirme que no me arrepintiera. Siempre he tenido ahí ese sentimiento de culpa. Tanto hacia mi marido y mi hija como hacia Raquel, su novia. Yo pensaba en ella, lo que él no hacía.

-¿Durante cuánto tiempo mantuvieron esa relación oculta?

-Un año. Hasta que Raquel descubrió en un Rocío un mensaje que yo le había mandado. Y ella lo divulgó todo. A Miguel Ángel se lo dije yo.

-¿Y cómo reaccionó?

-Lo dejó en mis manos.

-¿Cómo llevaba su marido que transcurriera el tiempo y que la relación con Medina continuara activa?

-Mal, mal. Me proponía que lo dejáramos. Pero yo no era capaz de dar el paso. Y cuando él veía que yo lo iba a dar, él no quería que me fuera. Me quería mucho. Sabía ya la vida que me daba este hombre. Y yo llegaba a mi casa y lloraba mucho. Decía, dios mío, qué estoy haciendo, si tengo un hombre maravilloso y el otro canalla me está haciendo la vida imposible.

-¿En qué sentido?

-Cuando empezamos el tonteo no había celos. El primer síntoma de celos que le veo fue en febrero de 2010 (y empezamos en enero), cuando estaba yo cobrando en la caja y bromeando con mi amigo Isco. Y Fran no me quitaba la vista desde uno de los pasillos. Luego me cogió aparte y me mostró su enfado. Ése fue el primer día que yo dije, ¿qué es esto? Porque yo sólo había estado con mi marido. Sólo conocía a un hombre que me había dado todo, que no me quitaba nada.

-¿Lo vio alguna vez en actitud violenta?

-Conmigo, de pegarme, no. Lo he visto violento con mi suegro. Lo zamarreó, con mucho odio. Y después de lo que le formó en el bar al pobre hombre, se sentó tan tranquilo a tomarse una tostada con un zumo, como si no hubiera pasado nada. Y yo con 17 tilas sentada. En el trabajo era muy temperamental. Le daba el coordinador una voz y él le daba cincuenta. Miguel Ángel siempre le decía que era el sheriff de Mercadona. Avasallaba a quien le daba la gana.

-Declaró usted en el plenario que Fran la controlaba.

-Cuando mi relación con él se fue afianzando. La primera pelea de celos que yo tuve con él es porque Sergio, el padrino de mi hija, entraba en mi casa. Y eso que entraba cuando él ni siquiera estaba en mi vida. Cogió mi móvil un día, se puso a registrármelo y me borró el teléfono de mi compadre. Me controlaba todas las llamadas, los mensajes. Yo tenía que tener siempre el teléfono encima. Me preguntaba constantemente dónde estaba, con quién, qué hacía. Mi vida se acabó, se limitaba sólo a él. Incluso venía muy poco a casa de mi madre. No podía salir con mi marido a ningún lado. Siempre me decía "¿ves esta línea que te marco por aquí? Pues mientras que vayas por esta línea irá todo perfecto, en el momento en que te salgas, ya sabes lo que hay". Nunca me salía de la línea.

-¿Cómo cambió usted?

-Pasé de ser una mujer temperamental a una mujer sumisa. Una amiga mía me advertía de que tuviera cuidado, que era muy celoso. Y yo le decía que prefería estar con un burka antes de estar sin él. A día de hoy esa frase me parece horrorosa, pero entonces estaba muy enamorada de él.

-¿La llegó a insultar en algún momento?

-Me decía que era una mierda de tía, que había dejado a una tía redonda por otra que no merecía la pena, que me fuera a chuparla. Recuerdo la insistencia siempre de verme. Porque yo no quería más que algo esporádico y él insistió y cada día quería más. Recuerdo un día que venía yo de la playa con mi niña y él insistió tanto en verme que dejé a la niña con mi madre y fui. Yo llevaba puesto un biquini blanco muy bonito y, cuando me vio, me formó un escándalo tremendo, que ese biquini se lo ponían sólo las putas, me dijo. Lo regalé.

-¿Tenía realmente celos de Miguel Ángel? ¿Era para tanto?

-Se enceló con él desde el primer momento en que empezamos. No quería que durmiera con él. Ni que le hiciera de comer o le planchara la ropa. No quería que le hablara en el trabajo. Hablaba a escondidas a mi marido. Me controlaba la comida que compraba, me miraba el carro. Me decía: "¿No estarás comprándole nada, no?".

-¿Qué la enamoró de Medina?

-Nunca he sabido lo que me enamoró de él, sinceramente. No le encontraba nada positivo. Físicamente sí me atraía y me gustaba los halagos que me hacía, la atención que me daba. Pero enamorarme como hombre no. Porque no le encontraba ninguna cualidad buena. Sus aficiones son la cacería, la pesca... pero no es una persona que lea, ni que le guste el cine. Es machista a no poder más. Tenía a su madre hecha una esclava. Si él se estaba duchando y su madre estaba en el salón, él me contaba que ella le tenía que llevar la toalla. Yo le relataba muchísimo. Conmigo quería hacer exactamente lo mismo.

-¿Cómo era la relación de Fran con su hija María?

-Antes de comenzar nosotros la relación, íbamos al campo, Raquel venía... y tenía una relación buena con la niña. Pero una vez que empezamos la relación, cortamos todo tipo de vínculo. Con Miguel Ángel la relación justa en el trabajo y, con mi niña, cada vez que la veía, "hola" y poco más. Cuando se enfadaba y no me miraba a la cara decía que no saludaba a mi niña porque ella estaba muerta para él, como yo. No quería saber nada de ninguna.

-¿Detectó usted en alguna ocasión que él considerara a María un estorbo?

-No. Él insistía mucho en que yo me separara, que Migue me diera la parte de la casa para yo irme a amueblar la que tenía él. No quería custodia compartida porque decía que eso era un "sirvengüencerío", porque yo la quería para que mi niña no se tuviera que mover de casa. Y él no lo permitía. Por eso en el primer convenio de separación (octubre de 2012) pedimos la custodia de la niña para mí y que me pasara una pensión. Pero no llegamos a firmarlo. Y Miguel Ángel no quería separarse. Y no nos separamos. Porque al día después de ir yo al abogado, quedé con Fran porque había que mantener relaciones siempre, obligatoriamente. Se metió en mi coche y nos dimos un abrazo y le dije que no me apretara tanto porque había comido demasiadas patatas. Y se me escapó que le había pelado patatas fritas a Miguel Ángel y a María. No puedes imaginar ese hombre la que me formó allí.

-¿Qué le dijo?

-Me dijo "vete a tomar por culo, dile al abogado que no te quieres separar de Miguel Ángel". Tenía un paquete de caramelos que me trajo y me los tiró en la cara. Me dejó tirada allí. Ya no me cogía el teléfono. Me dije que ya no podía más y decidí que quería estar con mi marido.

-Y retomaron la relación.

-Sí. Pero cuando yo veía que Medina me rondaba, su sonrisa... yo lo quería con toda mi alma. Y a mí que me sonriera y no me insultara, me hacía pensar que iba a cambiar. Lo tenía que llamar muchísimas veces. Miguel Ángel me decía: "María, qué te ha dado ese tío, si tú no eres así". Yo no era esa persona. Pero lo quería, me manipulaba.

-¿En qué momento decidió usted alquilar otra casa y marcharse de la avenida de los Reyes?

-Después de las navidades de 2012 ya el otro me achuchaba. "O te separas o te separas ya". Yo sabía que mi relación con él era un fracaso. Porque a pesar de que yo lo quería muchísimo, no me trataba bien. Pero con todo y con eso, lo hice. Me busqué una casita preciosa para mi niña. Yo sabía que me iba de una vida feliz y plena a un calvario. Sabía que me iba a la desgracia más absoluta. Migue me ayudó a bajar unas cajas de la mudanza. Él lo entendía todo. Lo único que me decía es: "Si te vas con él, no quiero ver a mi hija con ese celoso agresivo".

-¿Hubo algún encontronazo entre los dos?

-Qué va, Migue sólo hacía referencia a él en casa.

-En el supuesto de que Medina fuera el autor de los hechos y de que el móvil fueran los celos, ¿cómo explica que el crimen se produjera después de que se hubiera separado de facto de Miguel Ángel, cuando Medina ya iba a disfrutarla sólo para él?

-Yo tenía claro que donde estaban mi marido y mi hija... Él estaba después de ellos. Él siempre ha sabido o ha pensado que yo volvería con mi marido, porque él me hacía una mujer tremendamente infeliz.

-Conociendo a Fran como lo conoce, ¿lo cree capaz de ejecutar un crimen de tal envergadura?

-Creo que le acompañó la suerte. Era una persona agresiva, temperamental, celosa, pero hacer lo que parece que ha hecho, a mí es que no me entraba en la cabeza. Pero como hay unas pruebas clarísimas... Blanco y en botella, leche.

-¿Cuál de esas pruebas le parece más contundente?

-Para mí, principalmente, el ADN y los celos, los celos que le tenía a Miguel Ángel y que desaparecieron después de que presuntamente los matara.

-¿Le costó encajar que su novio fuera detenido por el doble crimen?

-Me costó muchísimo. No me lo podía creer. Yo tenía un mal presentimiento. Presentía algo malo, se lo dije a mi hermana. Presentí que era una persona muy allegada. Jamás pensé que fuera él. El día que mató a mi hija y a mi marido me mató a mí. No he vuelto a vivir. Pienso que es culpable.

-¿Por qué, según su criterio, fue a por ellos?

-Fue a hacer daño. Los odiaba. A mi hija no sabía que la odiaba tanto hasta que me enteré de las puñaladas que le han dado. Siempre he dicho que no era un daño colateral. Él sabía que mi hija estaba allí. Desde el minuto uno. Yo se lo contaba a él todo. Sabía que mi niña estaba allí, lo sabía. Fue a por los dos.

-¿Cómo interpreta que él entregara voluntariamente sus muestras biológicas a la Guardia Civil?

-Evidentemente, si él no daba esas muestras de ADN, se señalaba. Él me decía a mí: "Yo estoy muy tranquilo, porque yo hace cuatro años que no entro en tu casa y en tu casa, mío, no hay ni esto". Creo que fue preparado con sus guantes y sus cosas y pensó que nunca se le iba a descubrir. Pero se secó con las toallas.

-¿Ha podido volver al piso donde fallecieron Migue y María?

-Fui al mes, cuando ya estaba todo limpio. Quise comprobar si faltaba alguna cosa.

-¿Y notó la ausencia de algo?

-Estaba todo pata por hombro, pero no faltaba nada importante. Sí noté la falta de un parca roja grande con capucha que Miguel Ángel siempre tenía colgada en la percha de la entrada. Pienso que el asesino se la llevó para ocultarse.

-¿Qué fue para usted lo más duro de testificar en la vista oral?

-Pedí por favor la mampara porque le tengo un miedo terrorífico. Perdón por la vulgaridad, pero me hacía pis encima si lo veía. Tengo mucho miedo a que él salga y me mate. Me sentí humillada. Y no soy capaz de volver al Palacio de Justicia.

-¿Se ha sentido señalada?

-Totalmente. Me siento crucificada en el juicio y en el pueblo desde hace mucho tiempo. Me fui hace tiempo porque no podía ni salir a la calle. La gente me juzgaba. La infiel. Nadie decía, pobre madre, que le han matado a su hija y a su marido. La mujer infiel. Ése es el pecado mío. He sido infiel, lo siento. Estoy pagando ya, como mi familia y la familia de Miguel Ángel.

-¿Qué espera del juicio?

-Que se haga justicia.

-¿Ha pensado en la posibilidad de que a Medina lo declaren no culpable de los asesinatos?

-Ufff. No. Yo viviría para que a él lo metieran en la cárcel. Luchar por mi hija y por Migue es lo que me quedaría en la vida que hacer.

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