Responshabilidades

Cómo hacer de la economía circular algo personal

  • La tradicional economía lineal de producir, usar y tirar ha encendido la luz roja del planeta, y el necesario cambio global para consolidar otro modelo económico empieza en casa

Economía circular

Economía circular

Sustituir la economía lineal por la circular puede salvar al planeta y, por tanto, a todas las especies animales y vegetales que convivimos en él. Así que aunque sólo sea por supervivencia se trata de un movimiento necesario, otra forma más de hacer Responsabilidad Social Corporativa. Porque cambiar los esquemas de negocio hacia modelos sostenibles es una obligación si queremos dejar un sitio habitable a las próximas generaciones. Y dejemos de pensar que esto es cosa de gobiernos o empresas, porque nos toca a todos: es también algo personal.

La definición de economía sin apellidos es el “sistema de producción, distribución, comercio y consumo de bienes y servicios de una sociedad”, o eso que la mayoría visualizamos mejor en el trabajo que nos permite ganar dinero para comprar lo que necesitamos y vivir. Tan simple como complejo. Y esa economía hasta ahora se ha basado en el agotamiento de los recursos naturales, y en una visión cortoplacista de las cosas, como si nada se terminara y el espacio para tirar o almacenar fuera infinito. Eso es lo que debe cambiar.Para saber bien qué es la economía circular sólo tenemos que fijarnos en la Naturaleza. Ella, con mayúsculas, es la principal víctima de la economía lineal de producir, usar y tirar, y es también la Maestra de la economía circular. El ciclo del carbono, el ciclo del agua, el mismísimo ciclo de vida nos dan las pautas más claras sobre cómo debe funcionar la economía circular: dar y recibir en continuo con el mínimo de desechos.

Del “usar y tirar” al “reusar y reciclar”

La economía circular se basa en sistemas de producción orientados a la reducción, reutilización y reciclaje de todos los elementos que intervienen en el proceso que se da desde que algo se convierte en un producto necesario hasta que lo usamos o consumimos. Y en esta última frase la palabra del millón es “necesario”. Porque la primera reflexión a la que nos invita el enfoque de la economía circular es anterior al proceso productivo: hay que revisar como sociedad la necesidad de todo lo que producimos.

Por eso la economía circular mira a largo plazo y promueve minimizar la producción al mínimo indispensable. Después, cuando un producto sea necesario, se trata de producirlo con el máximo de elementos biodegradables para que puedan ser reincorporados por la Naturaleza sin daño una vez acabada su vida útil, y con el máximo de elementos reutilizados de otros productos que por sus características no pueden retornar a ninguno de los ciclos naturales.

Los principios de la economía circular aplicados en casa

El ejercicio que les propongo ahora es llevar a nuestras costumbres y conductas personales algunos de los rasgos característicos o principios de la economía circular.

El primero y principal: miren sus residuos como un recurso. Es la principal característica de la economía circular y una gran orientación de hábitos en casa. Nos rodean iniciativas empresariales basadas en la reutilización de residuos domésticos como el aceite, los tóner de impresoras, los plásticos, el papel, medicamentos… Antes de tirar entrenen el hábito de pensar a quién podría servirle lo que tiro, y en cualquier caso, tirar nuestros residuos separados para facilitárselo a los que se dedican a aprovechar nuestra basura, que ese es otro rasgo fundamental de la economía circular: la valorización de los residuos.

Piensen a quién le puede servir lo que ya no les sirve a ustedes. La economía circular promueve el segundo uso, que es la reintroducción en el circuito económico de los productos usados. ¿Y si lo promovemos nosotros también desde casa? Miremos en nuestro entorno dónde regalar o vender las cosas útiles que ya no usamos: ropa, muebles, gafas… Échenle una pensada antes de ir al contenedor por muy segregado que lo llevemos todo.

Imaginen para qué más pueden servir las cosas. La reutilización total o parcial de los productos es otro principio básico de la economía circular. Ahora desde casa: ¿todo lo que tiramos hay que tirarlo? ¿Podemos pensar en segundos usos válidos para nosotros? Es cuestión de creatividad y otra vez un hábito de pensamiento, porque bastante de lo que acaba en los contenedores podrían ser disfraces, utensilios de almacenaje o cocina, elementos decorativos... Échenle otra pensada.

Valoren reparar antes de comprar. Hace un tiempo me contaba un buen amigo que se dedica a estas lides, que un síntoma de la crisis fue ver llegar tostadoras a su taller de reparación de electrodomésticos. Pues eso, no perdamos la costumbre. Antes de comprar, ¿podemos valorar la reparación de las cosas por muy baratas que sean?

Plantéense siempre la duda: ¿comprar o alquilar? Piensen cuántas cosas compramos y usamos sólo una vez o un tiempo determinado para después ocupar nuestros cajones, armarios o trasteros. La economía circular propone potenciar empresas que alquilen en vez de vender determinados productos, para que vuelvan a la empresa donde los podrán desmontar o reutilizar. Claro que para eso necesitan clientes dispuestos a romper sus creencias.

Hay más principios de la economía circular: la eco-concepción o la buena costumbre de considerar los impactos ambientales de los productos desde su mismísimo diseño y a lo largo de toda su vida útil; la ecología industrial y territorial, o esa valiosa oportunidad que surge de juntar en un mismo territorio procesos industriales que pueden complementarse; el impulso de las energías renovables, o esa indispensable intención de eliminar los combustibles fósiles en los procesos productivos.

Todos estos principios son en sí mismos fuentes inspiradoras de nuevos negocios y potenciales generadores de empleo, pero no sirven de nada si no hay consumidores que los valoren y los acompañen. Así que sí: hablar de economía circular es hablar de otra forma de vivir, otra forma de consumir y también de otra forma de ganarse la vida.

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