Huelva

El pulso se echa en la calle

  • Los familiares de las víctimas toman fuerza popular contra la derogación de la pena

  • Insisten en que no les mueve la venganza ni la política, sino "la seguridad de todos"

Juan José Cortés lo adelantó el jueves en el Congreso y ayer lo recordó Juan Carlos Quer en Huelva: "Ahora va a hablar el pueblo". Por lo pronto ya lo han hecho tres millones de españoles, que han dejado su firma a través de la plataforma de internet convertida en aliada de las causas sociales. "Y si hace falta llegar a los diez millones de firmas, las conseguiremos", proclamó Quer ante el gentío. Al término de la concentración organizada ayer en pleno corazón de Huelva, los convocantes aventuraban entre mil y dos mil firmas más las recogidas allí mismo, en papel, en un par de horas. Aunque más que por las cifras, la importancia de aquel acto era simbólica en la misma Plaza de las Monjas que antes visibilizó la solidaridad con las familias de Mari Luz Cortés o de los pequeños hermanos Ruth y José. Fueron miles de personas -unas 6.000, según la Subdelegación del Gobierno- las asistentes ayer pero de cada una de ellas se llevaron los familiares de las víctimas un pequeño empujón para seguir con su movilización en contra de la derogación de la prisión permanente revisable que sigue en marcha.

Juan José Cortés, padre de Mari Luz, salido del apacible anonimato onubense hace diez años, se trajo a Huelva esta particular lucha nacional que abandera junto a manos portadoras tan valiosas por su tirón popular como las de Juan Carlos Quer, que supo del paradero de su hija Diana y de la identidad de su asesino en diciembre pasado, o las de Antonio del Castillo, a la busca aún del cadáver de Marta en Sevilla, mientras el asesino de su hija se enroca en prisión.

Tampoco faltaron en el templete de la Plaza de las Monjas Ruth Ortiz, madre, onubense también, de los pequeños hermanos Ruth y José, y brazo protector de Marianela Olmedo, madre y exesposa de María y Miguel Ángel, víctimas del doble crimen de Almonte, sin culpable entre rejas cinco años y un polémico juicio después.

"¡No estáis solos! ¡No estáis solos!", era la consigna repetida una y otra vez entre el público presente, movidos por la solidaridad y conmovidos por el sufrimiento de las familias; llamados también al ruido mediático generado por casos convertidos en espectáculos televisivos, cuyo efecto tratan de revertir ahora las víctimas en el apoyo a una causa que, insisten, es ajena a intereses políticos y sólo persigue el bien común de la sociedad española, cortando las alas al mal, partiendo de su funesta experiencia personal. Una y no más.

"Si no ha sido posible evitar un primer delito", apuntaba Juan José Cortés, "que al menos sí se pueda evitar el segundo y los culpables se queden en prisión hasta que no sea certificada su reinserción". Juan Carlos Quer también lo decía desde la atalaya de la Plaza de las Monjas, y lo repetía en la distancia corta, al ser abordado después entre gestos de apoyo y palabras cariñosas: "Ya no nos van a devolver la vida de mi hija pero debemos trasladar el mensaje que nos dan desde el cielo para proteger al pueblo español de este tipo de depredadores".

Quer insistía en que "éste es el mensaje fundamental que a todos nos une aquí". Su caso ocupó la primera plana en el país desde el verano de 2016 y tras conocer su desenlace en diciembre se ha convertido en uno de los adalides de este movimiento de familiares de menores de edad víctimas de actos violentos que claman justicia con el mantenimiento de la prisión permanente revisable.

"El asesino de mi hija violó a la hermana de su mujer años antes y después trató de meter en el maletero de su coche a otra chica, que habría acabado en el mismo pozo en el que dejó a mi hija de no haber conseguido escaparse", ponía como ejemplo. Es el peligro de la reincidencia, dicen, a evitar con la reinserción efectiva, "que debe ser certificada por psiquiatras y psicólogos forenses", apuntaba Cortés. Reinserción, sí, "y arrepentimiento, porque la mayoría no muestra el mínimo remordimiento ni respeto a las víctimas y a las familias".

Es lo que reclama hace muchos años Adoración Cano, la madre de Ana María Jerez, cuya desaparición y muerte estremeció a Huelva y toda España en 1991. El asesino de su hija de 9 años, decía en 2012, poco antes de que saliera en libertad, sería "una bomba de relojería" en la calle. Y dos meses tardó El Boca en ser detenido en Madrid de nuevo por una violación.

"Después de 27 años de lucha recogiendo firmas para la reforma del 94, para la aplicación de la doctrina Parot, de colaborar con la iniciativa de tantos padres que se han visto en la misma situación que nosotros, me pregunto qué representantes políticos tenemos que dicen que esto es legislar en caliente y actuar por venganza", explicaba Adoración Cano, que recibió uno de los aplausos más cálidos del mediodía onubense.

"Apelo a la conciencia de los políticos -añadió- que siguen sin querer ver la realidad de un pueblo que clama por la justicia , por el respeto a las víctimas. Los derechos humanos están muy bien recogidos para los asesinos pero ¿dónde están para las víctimas y los familiares de las víctimas, que se vulneran constantemente?".

El acto estuvo plagado de testimonios de familiares, desgarradores en muchos casos, con reflexiones personales más que consignas en defensa de la causa que busca apoyo popular. Hubo música, con especial recuerdo al pequeño almeriense Gabriel Cruz, poesía y palabras de abuelos marcados por la tragedia, tanto como los propios padres y hermanos.

"Mi hija tenía 6 años. Si le quedaban 70 de vida, ¿por qué no los cumple quien le quitó la vida?", apuntaba Joaquín Begines, padre de Lucía, asesinada junto a su madre y el novio de ésta en Dos Hermanas en septiembre pasado.

Antonio del Castillo había empezado leyendo un manifiesto en reconocimiento a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, "ejemplo de servicio ciudadano en España y en el mundo", hecho propio, además, para agradecer sus esfuerzos en la búsqueda de su hija Marta, "porque a veces se han malinterpretado mis palabras".

Juan Carlos Quer hizo la lectura contra la derogación de la prisión permanente revisable, "existente en países de reconocida talla democrática en Europa", y sin ánimo de venganza, dejando vía libre a la reinserción y cerrándola a quienes sean un peligro potencial en la reincidencia.

María José Jiménez, madre del joven Iván, fallecido en 2016 tras ser arrollado en Madrid por un conductor con numerosos antecedentes, quiso aclarar que "lo único que nos mueve es el amor eterno a nuestros hijos".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios