Gente Inteligente

Dos preguntas para liderar inteligentemente en lo personal y en lo profesional

  • El liderazgo más efectivo empieza en la escucha empática de las personas que queremos liderar para poder responder a dos preguntas: ¿quiere esa persona? ¿puede, es capaz?

Dos preguntas para liderar inteligentemente en lo personal y en lo profesional

Liderar no siempre es algo que se elige. Tampoco es siempre algo intuitivo. Así que más de una vez en la vida le toca, a veces sin esperarlo, liderar situaciones o personas. Incluso puede que sienta que sin demasiadas habilidades, al menos conscientes, para hacerlo todo lo bien que quisiera. Por eso hoy le propongo un método simple pero muy eficaz que le va a dar estupendos resultados tanto en su vida personal como, si lo necesita, en la profesional. Se trata de una visión muy abreviada del liderazgo situacional de Kenneth Blanchard, a quien – si aún no le conoce- le recomiendo encarecidamente que investigue.

Aunque usted no tenga equipo, aunque le guste pasar por la vida sin hacer demasiado ruido, aunque se tenga por una persona poco influyente, habrá cientos de momentos en los que las circunstancias le ponen a liderar. A veces es en una reunión con amigos y amigas, o en el ámbito de sus estudios, o en su centro de trabajo, ¡hasta en casa! ¿Qué hacemos con nuestras hijas e hijos si no procurar liderar sus caminos?

El liderazgo que cambia el mundo

Liderar no puede tomarse a la ligera. La capacidad de hacerlo bien es muy transformadora, y puede tener efectos maravillosos o devastadores.

Si buscamos una definición del liderazgo en la que podamos estar de acuerdo, sería la capacidad de alguien para hacer que las demás personas quieran hacer lo que él o ella quiera, pero no por obligación, sino porque esas personas, además, quieran hacerlo. ¿Estamos de acuerdo?

Visto así Hitler fue un gran líder. Gandhi también. Por eso la buena intención de quien lidera es fundamental. Y que tenga el foco puesto hacia las personas a quienes lidera y no hacía sus propias caras, es la clave de la diferencia. Ese es el primer paso indispensable que le ruego.

El duro camino hacia el liderazgo. El duro camino hacia el liderazgo.

El duro camino hacia el liderazgo.

Dos preguntas para empezar

Una vez aclarada su buena intención, ahora sí, le comparto una estrategia basada en el liderazgo situacional de Blanchard que se desarrolla en base a dos preguntas muy poderosas: ¿quiere la persona a quien pretende liderar hacer o ser eso que le propone? ¿Puede esa persona hacerlo o serlo? Necesita escuchar y dedicarle tiempo a esa persona, claro está.

El liderazgo situacional funciona cuando usted, que lidera, sabe que debe ejercer ese poder - porque es un gran poder-, no en función de cómo es usted, sino en función de cómo son, se sienten y se consideran a sí mimas las personas a las que quiere liderar. Por eso es situacional y por eso necesita dedicarles tiempo a las personas.

Ahora fíjese en el cuadrante que se deriva de responder a las dos preguntas. En el eje del quiere tendríamos la motivación o la disposición de la persona a hacer eso que queremos encomendarle o a ser eso que nos gustaría que fuera. Y en el eje del ‘puede’ lo que tenemos son sus capacidades o habilidades para, efectivamente, hacerlo o serlo.

Sin entrar a graduaciones en esos dos ejes, que bien podríamos encontrar hasta decimales, vayamos a los términos absolutos de un sí o un no. Resultarían cuatro casos diferentes: la persona que quiere, pero no puede; la persona que ni quiere ni puede; la persona que puede, pero no quiere; y, por último, la que nos gustaría encontrarnos siempre, la persona que quiere y puede. ¿Se da cuenta? Esto es lo que le va a orientar para saber qué tipo de liderazgo ejercer con cada una de ellas, que desde luego es bien diferente y que, como Blanchard postula, depende de la persona liderada y no de cómo es quien lidera.

Pautas para conseguir el liderazgo. Pautas para conseguir el liderazgo.

Pautas para conseguir el liderazgo.

Unas pautas para empezar el camino

Primer tipo. Quiere, pero no puede. ¿Qué se le ocurre? Tenga en cuenta que su motivación está encendida hacia lo que le está proponiendo, así que lo más lógico, que seguro se le está ocurriendo ya, es ofrecerle una guía, formación o ejemplo. Ya quiere, dele tiempo para que sepa. Para eso usted debería ejercer un liderazgo instructivo.

Segundo tipo. Ni quiere ni puede. ¿Y ahora? Aquí necesitaría ejercer un poco de autoridad, y si no la tiene, un poco de poder, el que le dé su puesto, su rango o sus años de experiencia, porque lo que parece necesario es exigir con sinceridad, marcar límites, definir plazos, jefear si es el caso. Debería en estos casos ejercer un liderazgo directivo.

Tercer tipo. Sabe, pero no quiere. Aquí es donde de verdad se ponen a prueba sus habilidades más inteligentes. Seguro que conoce muchos ejemplos de este tipo: gente quemada en sus trabajos, hijos o hijas recalcitrantes que se obstinan, amistades cabezotas… En estos casos lo que propone el liderazgo situacional sería ofrecer dedicación real para despejar posibles miedos, para resolver inseguridades que quizás no tengan nada que ver con lo que le estamos pidiendo. Es necesario un esfuerzo añadido para ilusionar o reilusionar a la persona. Debería ejercer aquí un liderazgo motivador, sin dejar de decirle todo lo bueno y todo lo malo de su actitud, porque recuerde que no quiere.

Y, por último, parecería que el cuarto tipo no necesita de orientaciones. La persona quiere y puede, ¿qué más puede pedir? Pues usted nada, pero pregúntele a él o a ella qué necesita. Asegúrese de facilitarle el camino, y de aumentar poco a poco su reto para garantizar así su crecimiento continuo, incluso a riesgo de que le supere. Para eso le lidera, ¿no? Aquí debería ejercer un liderazgo de servicio y de agradecimiento. ¡Qué importante el agradecimiento!

Ahora, si quiere, haga su propio cuadrante con las personas que tiene en mente. Si no cuenta con bastante información para responder a las dos preguntas, hable con ellas, mire su lenguaje no verbal, conózcalas de verdad y decida. ¿De cero a diez? ¿Cuánto diría que quiere? ¿Cuánto diría que puede? ¿Y usted? ¿Cuánto quiere y cuánto puede hacer eso que le ronda la cabeza? El autoliderazgo es otra bonita forma de avanzar en el camino de ser gente inteligente.

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