Huelva

La plaza del 15 de agosto de La Palma es testigo improvisado para amenizar el encierro por el coronavirus

  • Un altavoz y un megáfono son las herramientas utilizadas por los vecinos para que la música y el humor impregne el ambiente

Fiesta en una plaza en La Palma / Amelia Uceda (La Palma)

La plaza del 15 de agosto de La Palma se ha convertido en testigo mudo de dos sesiones diarias de música y dj en directo puestas en marcha por los vecinos del lugar para hacer los largos días de confinamiento más llevaderos. Así, lo que empezó como una idea de unos de los vecinos, Fran, ya es una cita obligada, sobre todo para los más pequeños, que esperan a que llegue las 14:00 y las 19:30 como agua de mayo.

Los vecinos, que han adornado sus balcones con globos y banderas de España, sobrellevan de esta forma, entre risas y bailes, las largas horas del día desde que el país está condicionado por el estado de alarma decretado por el Gobierno el pasado 14 de marzo.

Tanto ha sido el éxito de la iniciativa, que Fran va recibiendo peticiones de canciones por whatsapp ya que, a veces, él no puede escuchar lo que el vecino de la otra punta de la plaza quiere que se escuche. También se empieza a hacer imprescindible las palabras de Manuel, otro vecino que con su megáfono hace las veces de dj improvisado.

Las alusiones por megafonía de las tómbolas de feria, con “otro perrito piloto” y las de Fran haciendo referencia a la conocida churrería Hermanos Pernía (los cuales se han hecho eco en las redes sociales), ponen el toque de humor tan importante para seguir echando horas fuera y que los días tengan un aliciente especial. Así, las canciones infantiles y de todo tipo, pero siempre con un mensaje positivo, ponen de manifiesto el poder de la música que, junto con el sentido del humor, se convierten en aliados perfectos ante el estado de alarma.

La plaza del 15 de agosto es uno de los muchos rincones de La Palma que se llenan de niños y niñas durante las tardes de invierno y las noches de verano. Con sus cuatro locales entre bares y cafeterías, concentran entre sus esquinas a un gran número de personas que vigilan a sus retoños. Madres, padres y abuelos observaban más de una vez como una pelota llega a donde no debe. Sin embargo, la crisis sanitaria por el coronavirus ha dejado esta plaza desierta como tantas otras en España y en el mundo.

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