HUELVA COMO PLATÓ DE LA PRIMERA CIRCUNNAVEGACIÓN

En una playa remota de Huelva

  • La playa cartayera de Nuevo Portil acoge desde hoy la recreación de un desembarco y una batalla, que serán las escenas finales de la serie internacional ‘Sin límites’, sobre la gesta de Magallanes y Elcano

Dibujo de las islas de Cebú, Mactán y Bohol, por Antonio Pigafetta. Manuscrito de la Venerabile Biblioteca Ambrosiana de Milán.

Dibujo de las islas de Cebú, Mactán y Bohol, por Antonio Pigafetta. Manuscrito de la Venerabile Biblioteca Ambrosiana de Milán.

Las arenas que abrazan al río Piedras, cerca ya de su desembocadura, no son sólo el escenario del veraneo de onubenses y foráneos; rezuman historia. Siglos ha la barra del Terrón no se prolongaba hacia El Portil y la playa que iba de San Miguel de Arca de Buey –El Rompido- hasta Punta Umbría era visible desde alta mar. Muchos galeones la avistaban a su regreso del continente americano y alguno, incluso, encalló en la orilla.

Pero hoy la historia es otra. Las aguas del río Piedras suben y bajan al ritmo de las mareas, y entre bañistas y barcos de recreo se han colado unos curiosos personajes: Barcos de época, toldas, equipos de imagen y sonido, actores y figurantes,… No sé si pisarán la charca que queda en el Caño de la Culata, pero vienen dispuestos a emular una hazaña que tuvo lugar, precisamente, hace 500 años, aunque justo al otro lado del Mundo.

No sé qué escena de la serie televisiva van a rodar, pero quiero creer que será el desembarco en la isla de Mactán, porque he leído que es una escena decisiva en la que simulan un desembarco y una batalla. Junto a Mactán anclaron las naos Victoria, Trinidad y Concepción y, como había rocas coralinas, tuvieron que usar los botes para alcanzar la orilla. Saltaron de los botes un poco antes y, con el agua hasta las rodillas, aguantaron el ataque de los nativos, enojados por la ocupación extranjera, por la exigencia de tributos que consideraban abusivos, por el saqueo de algunas de sus aldeas,… ¡Cuidado! Fernando de Magallanes no llegó con actitud hostil y hubo buena relación con el rajá de la vecina isla de Cebú, aunque esta alianza era, precisamente, otro punto de fricción, conflicto político interno en el que se involucraron los extranjeros.

El caso es que el agua, las rocas y el fango dificultaban su marcha, circunstancias que aprovecharon los nativos para arrojarles flejas y lanzas, algunas envenenadas. Herido de muerte, Fernando de Magallanes hizo cuanto pudo para salvar a sus hombres, aunque ni él ni otros 13 o 14 valientes vivieron para contarlo, como le ocurrió a Juan de la Torre, vecino de Almonaster.

Es una pena que tras la derrota de Mactán les esperaba la “Traición de Cebú”, en la que su otrora aliado les engañó y les rebanó el pescuezo. Ahí sí que cayeron varios hombres de Huelva, Lepe y Aroche. Otros tuvieron más suerte y salvaron sus vidas al quedarse en los barcos y, tras huir de la isla de Cebú, continuaron su viaje. Visitaron varias islas del archipiélago Filipino, la populosa ciudad de Burney y hasta las islas Molucas. Para entonces sólo quedaban dos naos bien cargadas de especias, aunque el regreso no fue nada fácil. Unos cayeron en el viaje de vuelta de la nao Victoria presa del hambre y las enfermedades, como Diego García de Trigueros; otros fallecieron en el fallido intento de regreso de la nao Trinidad y, en ambas travesías hubo quien fue apresado por los portugueses.

No todos los onubenses enrolados en la expedición llegaron a pisar suelo filipino, pues algunos regresaron el la nao San Antonio antes de cruzar el océano Pacífico y un tal Lázaro de Torres, de Aracena, apenas viajó de Sanlúcar a las islas Canarias. Lo que sí llama la atención es que la mayoría soportaron estoicamente las privaciones que les impusieron los océanos. Falta de alimentos y de agua, enfermedades,… Probablemente pesaron los años de experiencia en la mar, y por eso entre los supervivientes encontramos a algunos marineros onubenses: Antón Hernández Colmenero, Juan Rodríguez, Gómez Hernández y Ocacio Alonso.

¿Habrá un actor o un figurante por cada uno de ellos? Ayudémosles a ponerse en situación y a caracterizar a sus respectivos personajes con una sencilla reflexión.

¿Qué empujó a aquellos intrépidos hombres a dar un vuelco a sus vidas, a abandonar a sus familias y embarcarse en una aventura arriesgada? No es que la vida fuera fácil, pero pescar en la costa onubense o hacer la “Carrera de Indias” no era comparable con tamaña aventura. ¿Qué pasó por sus mentes?

Unos, como Magallanes o Elcano, tenían una vaga idea de a lo que se enfrentaban, pero ¿y esos marineros de Palos, Moguer, Huelva, Ayamonte,…? ¿Qué recuerdos rondaban a un tal Diego Martín, onubense, mientras pasaba las horas en sus sucesivas prisiones? Después de sobrevivir a la travesía del Pacífico, a la batalla de Mactán y a la emboscada de Cebú, después de alcanzar por fin su objetivo, tuvo la desgracia de tomar el rumbo equivocado. Era uno de los tripulantes que puso sus esperanzas en Gonzalo Gómez de Espinosa y, tras intentar el retorno hacia América en la nao Trinidad, acabó maltrecho, decepcionado y capturado por los portugueses. Sobrevivió a la cárcel de la isla de Banda, donde los florecía la nuez moscada, y a la de Malaca, capital comercial de Indonesia que había caído en poder de los portugueses, pero falleció en la prisión de Cochín, principal enclave luso en la India.

Me encantaría conocer al Diego Martín del siglo XXI. Es curioso que el destino haya querido que las playas de Huelva y de Filipinas se hermanen en torno a la conmemoración de los 500 años de esta aventura. Sirva este artículo para recordar que la actual provincia de Huelva fue parte activa en esta historia y no un simple escenario.

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