Huelva

El picudo rojo cambia la imagen de la ciudad

  • Los lugares más afectados son el paseo de Santa Fe, la plaza de las Monjas o los Jardines del Muelle · En el parque Moret y en El Torrejón se ve cómo comienza a devorarlos.

El paisaje cercano de la ciudad está cambiando de una manera vertiginosa y no es ahora por los retoques de calles, los edificios que se caen o las últimas restauraciones más pasteleras que históricas. El paisaje se está modificando de una manera acelerada y lo provocado el picudo rojo, un escarabajo que se come literalmente a nuestras palmeras, la phoenix canariensis. Se imaginan un paseo de Santa Fe sin palmeras, que desaparecieran en la plaza de las Monjas, en los jardines del Muelle o en el paseo de las Palmeras. Sin duda, sería otra Huelva. Es difícil hacerse una idea de ello en un espacio donde la palmera está íntimamente ligada a él. Se ha incardinado tanto en lo cotidiano que la situación del palmeral de la ciudad ha creado una situación de alarma, como se recogía en un trabajo de Rosa Font en este diario, con ilustrativa secuencia fotográfica aportada por Espínola (Ver Huelva Información, 30-10-2010).

Últimamente se ha visto cómo las palmeras altivas y elegantes, objeto de miradas, de encuadres artísticos en lugares emblemáticos de la ciudad, se han despeinado, dejan caer sus palmas y ofrecen una imagen de final desesperante, más si se contempla cuando queda sólo el mondón.

Hay espacios de la ciudad que se hicieron a la vez que crecían las palmeras y por eso la imagen actual, como en el paseo de Santa Fe, es escalofriante. A principios del siglo XX, después toda la polémica del desmonte del cabezo del Molino de Viento, las palmeras vienen a dar abrigo a la nueva calle, marca su trazado y será objeto de la segunda peatonalización de la ciudad tras la calle Concepción. Ahora, de sus 28 ejemplares, hay 12 afectadas por el picudo rojo, más cuatro secas o taladas, por tanto son más de la mitad.

Pero es angustioso ver en un lugar tan cercano como la plaza de San Pedro una palmera que se está doblegando al parásito y sus palmas cuelgan de ella y es que según va evolucionando esta plaga, que está acabando con las palmeras, se puede intuir aquí un triste desenlace.

La plaza de las Monjas también despertó a un espacio más de ciudad con las palmeras, dejaron ese aspecto pueblerino de la arboleda a principios de siglo XX. De las 22 palmeras hay siete afectadas y tres de las cuatro que se plantaron con la última reforma están secas. La imagen de las tres palmeras altas desmochándose ante el edificio del antiguo Banco de España da una idea de este drama local. Parece como si al final se vaya a ver la imagen por la que optaba el arquitecto Sebastián Cerrejón, cuando planteó la eliminación de estas palmeras para que se viera el edificio neoclásico. Una locura tal que, aunque ganó el certamen de remodelación de la plaza, no se llevó a cabo. Pero las palmeras que hay junto al edificio de la Bola están quedando como los dos póster que Francisco Vallejo dejó clavado junto a la fuente.

Otro de los espacios emblemáticos que sufre los efectos de la plaga son los Jardines del Muelle y alrededores. Aquí de los 40 ejemplares hay diez palmeras afectadas y siete que fueron taladas. A estas hay que añadir junto al parque otras diez de una treintena de la avenida de la Sociedad Colombina y otras dos en la trasera de las oficinas del Puerto. A las que se suman dos más en la avenida Sanlúcar de Barrameda, una en la Comandancia de Marina y otra en la glorieta de las Canoas. En la avenida de Hispanoamérica hacia la Glorieta hay unas diez afectadas, como un ejemplar alto junto a la Cochera del Puerto. Hay que sumar a éstas de toda la zona portuaria las que en su día se plantaron en el paseo de la Glorieta y al que dieron nombre, el de las Palmeras, donde hay unos 30 ejemplares afectados. En esta zona del entorno portuario hay que sumar las 14 palmeras infectadas en las delegaciones de Cultura y de Turismo, de las 30 existente de tipo palmera canaria. No hay que olvidar las transplantadas en su día de la avenida Tomás Domínguez (hoy de la Ría) al parque del Torrejón. A las ya perdidas de otras épocas y de las que no quedan ni rastro hay que señalar que en un tramo de 14 hay 7 con el picudo rojo y en otro de 12 hay una afectada y otra talada. Mientras se están viendo afectados varios ejemplares del Parque Moret, así como dos de la avenida Santa Marta o la palmera del Asilo, como la pérdida de la del Huerto Paco, más otras tres de jardines particulares. En los jardines de la Universidad hay dos atacadas por el picudo rojo.

Preocupa qué va a ocurrir con las que quedan sanas, y las que se pierdan no se volverán a plantar de esta especie. La duda que queda en tiempos de crisis es cuándo se repondrán aunque sean de otro tipo. Mientras tanto, las palmeras parecen chimeneas del Polo clavadas en el corazón de la ciudad.

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