Huelva

El peso de la tragedia

  • El Muelle de Levante se convierte en punto de encuentro de decenas de onubenses que muestran su apoyo a la familia de la pequeña · El Torrejón enmudece al conocer la noticia

Huelva enmudeció ayer. No había palabras, sólo miradas, gestos, lágrimas y una pregunta: "¿Por qué?" Desde las seis de la tarde la noticia fue llegando a los onubenses y los alrededores del Muelle de Levante, donde se trasladó el cuerpo de Mari Luz tras recogerlo del Muelle Petrolero, se convirtieron en el punto de información para las decenas de personas que se acercaron con un único objetivo: demostrar que Juan José e Irene "no están solos. Nunca lo han estado y ahora tampoco lo estarán". Era el sentir unánime de todos los vecinos del Torrejón que no podían dejar de acercarse hasta allí para comprobar que "es nuestra niña".

Los segundos se convertían en horas y los minutos parecían interminables. Ninguna noticia. Ninguna palabra. Sólo otra pregunta: "¿Quién ha sido capaz de hacer esto?" Corría el tiempo y el silencio volvía a ser protagonista mientras la Avenida de Hispanoamérica se colapsaba, justo cuando llegaba Irene, la madre de la pequeña. Su marido, Juan José, le espera junto al muelle. Llegaba con el rostro desencajado y con las marcas que deja el dolor de una madre a la que le arrebatan su hija de cinco años sin dejar rastro alguno. Desde entonces han pasado 54 días, ocho interminables semanas en las que la esperanza de encontrar a Mari Luz le daba fuerzas para seguir luchando. Pero ayer esa ilusión de poder encontrar a su niña a la que se había agarrado se desvaneció como lo hizo Irene, al tener la certeza de que su pequeña ya no volvería a estar junto a ella. Fue entonces cuando perdió las fuerzas y tuvo que ser asistida por los servicios de urgencias. Los familiares protagonizaron estremecedoras escenas tras intuir que se trataba de la pequeña Mari Luz. Además, se vivieron momento de tensión, especialmente cuando los abuelos de la pequeña comenzaron a increpar tanto a la Guardia Civil como a la Policía Nacional "por no haber buscado desde el primer día a la pequeña en los barcos y en los muelles, tal y como la familia pidió insistentemente". "Yo lo sabía, tenía la intuición de que mi niña estaba en el agua... Me la han quitado... Que se entere todo el mundo...", gritaba su abuelo, Juan, totalmente descontrolado tras conocer que su pequeña había aparecido en la Ría del Odiel con un golpe en la cabeza. Fue el único momento en el que el silencio se rompió para dar paso a la desesperación, al llanto y, poco después, a la impotencia. Justo cuando los familiares salían del Muelle de Levante, tras el furgón donde se trasladaba al cuerpo de la pequeña, camino del Tanatorio.

Minutos después salía el Subdelegado del Gobierno, Manuel Bago, sin hacer una sola declaración. Tras él, el delegado del Gobierno Andaluz, Justo Mañas, a quien las palabras le pesaban: "No puedo deciros nada, hay que esperar... Es un día en el que la tristeza es generalizada...". Tras él el alcalde, Pedro Rodríguez, acompañado de miembros de su equipo de Gobierno, con la misma impotencia: "Hoy es el día más triste para Huelva, que ha estado durante todo este tiempo manteniendo junto a los padres la esperanza de encontrar con vida a Mari Luz... Todo se ha ido al traste y la esperanza se ha perdido".

El fatal desenlace se vivía mientras tanto en las calles del Torrejón, donde los vecinos salieron a la calle, en silencio, tras enterarse "por los medios" de la aparición de Mari Luz. "Nunca pensamos que llegaría este día, nunca...", aseguraba uno de sus vecinos. "Quién puede tener el corazón tan frío para haber hecho esto a la pequeña Mari Luz..." Y entretanto, las miradas hacia el infinito y la impotencia de no poder hacer nada, aunque con el claro deseo: "que encuentren al culpable y que le hagan pagar por todo esto". Todos, alrededor de la Plaza Rosa, presidida con el cartel solicitando ayudado para encontrar a la pequeña, bajo la ventana del salón de su casa. Una ayuda que reclamaba el alcalde para la familia "en unos momentos en los que lo único que podemos ofrecerles es apoyo y cariño".

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