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Los orígenes de cien años de la cabalgata de Reyes Magos de Huelva

  • A partir de 1919 se promueven actos de atención a los niños que traen a emisarios reales y luego será cabalgata, en 1922; una espera como ahora que lleva hacia su centenario

El Rey Baltasar en su carroza por las calles de Huelva.

El Rey Baltasar en su carroza por las calles de Huelva. / E.J.S.

La jornada de Reyes Magos estuvo envuelta siempre en la ilusión. Aunque los tiempos hayan sido muy distintos no faltó ese regalo que rememora la ofrenda en el día de la Epifanía al Niño Dios.

Hace ahora un siglo, en enero de 1919, la jornada de Reyes era más íntimamente familiar, no había cabalgata de Reyes Magos como la tenemos en la actualidad. En la prensa unas líneas de Diego Durán aludía a ese día de Reyes y recordaba cuando de niño “me despertaba el beso diamantino y la caricia joyante y eterna de mi bendita madre para entregarme los zapatillos henchidos de confites y juguetes”.

El obispo de Huelva, José Vilaplana, da a besar el Niño Jesús al Rey Baltasar en el santuario de la Cinta. El obispo de Huelva, José Vilaplana, da a besar el Niño Jesús al Rey Baltasar en el santuario de la Cinta.

El obispo de Huelva, José Vilaplana, da a besar el Niño Jesús al Rey Baltasar en el santuario de la Cinta. / E.J.S.

En ese tiempo a lo más que se aspiraba era al concierto de la Banda Municipal de Música que ofrecía en El Conquero, en una jornada de gira al campo en nuestros cabezos, o en la Plaza de las Monjas. Se anunciaban libros y juguetes en la librería de Max J, Ribary, además, en la Casa Muñoz Fragero.Aquel de 1919 fue un día de Reyes pasado por la lluvia, lo mismo que el anterior, aunque no dejaba a nadie indiferente y se hacían lista para ayuda a necesitados.

Comienza entonces lo que hemos llamado nosotros un trienio de espera, hasta que en 1922 las calles de Huelva vivieran su primera cabalgata. Los años siguientes desde 1920 van a poner unas bases solidas para hacer real en nuestra calles una cabalgata de Reyes que en 2022 cumplirá su primer centenario.

Ese trienio de espera que empieza en 1919 es el mismo que comenzamos ahora a vivir hasta que alcancemos esa efemérides en la que Huelva debe identificarse y ver que esta celebración es también una seña de identidad de la ciudad, forjada a lo largo de los años por el esfuerzo de muchos onubenses, que con su empeño y más allá de la oficialidad hicieron posible aquella cabalgata.

En homenaje de ese tiempo y esa labor vamos a recordar aquellos años, en los que movía a la organización de actos destinados a los niños más necesitados, para que en la noche de Reyes tuviesen un regalo.En 1920 se crea una comisión para los niños pobres y los donativos que publicaba la prensa local se recibían en la casa de Juan Cádiz, en la calle Concepción, 14, y en los establecimientos de Juan Mascarós y Felipe Mora Soler.

El programa de fiesta “que nos manda desde el Oriente los generosos reyes magos”, convocaban a la niños a las dos y media de la tarde en la plaza de toros. No había discriminación alguna estaban todos invitados, fuesen de las escuelas que fuesen, nacionales municipales o subvencionadas. Pero, además, se llamaba también a aquellos que “por desgracia” no estuviesen escolarizados porque “no perderán el viaje”.

Era un reparto de juguetes, bolsos de alimentos, prendas, etc. Se contaría con la Banda Municipal bajo la dirección del maestro Castillo, “que es un buen amigo de los niños y hará lo indecible por distraernos un rato”.

Aquella jornada fue muy especial. Comenzó a la una de tarde en el Teatro Mora, donde se ofreció a los niños una función cinematográfica. Allí fueron recibidos por el Dr. Onuba, Pepe de La Rábida y José Bevia.

Desde ahí hasta la plaza de toros todo en una comitiva con especial ilusión de lo que se iban a encontrar. Allí, además de los citados anteriormente de la comisión estaban Juan Cádiz, Felipe Morales y Nicolás Vázquez de la Corte. Mientras la Banda Municipal interpretó la marcha real a la llegada de los chavales. Terminada la merienda se procedió al reparto de juguetes y prendas, no quedando un solo niño que no marcharan a casa con una gorra, bufanda y juguete. Las crónicas recogen que “el acto resultó en extremo conmovedor”. El festival, como así fue considerado este acto de Reyes, terminó avanzada la tarde, resultando conmovedor el desfile de niños por el paseo de la Independencia.

Al final, a pesar de los grandes esfuerzos realizados, aparece algo que puso una nota negativa, como fueron algunos individuos de edad que no quisieron entender que era un acto para los niños y a empujones algunos de los pequeños acabaron rodando por los suelos.

A pesar del incidente, la comisión fue elogiada por su entrega y esfuerzo hacia los niños. Este incidente probablemente sería el que hizo cambiar el modelo a seguir al año siguiente.

Así en el día de Reyes de 1921 el reparto se hizo en varias calles del centro de la ciudad. Muy diferente al año pasado, pues se habla de la llegada de los emisarios reales en vehículos de distinta clase: “Anoche hicieron su ‘entrada triunfal’ en nuestra población los representantes diplomáticos de los augustos reyes de Oriente, Gaspar, Melchor y Baltasar”. Pudo ser como una especial cabalgata a tenor de lo que indica la crónica periodística: “El cortejo que era muy lucido y numeroso estableció sus reales en las calles Concepción, Palacio, General Azcárraga, Sagasta y Duque de la Victoria, a donde acudieron presurosos todos los padres que tienen hijos cumplimentando galantemente a los emisarios que con exquisita amabilidad iban entregándole a cada uno lo suyo”.

La presencia de la lluvia hizo que los emisarios tuvieran que refugiarse donde pudieron, pero volvieron algo después a seguir con el reparto de juguetes y dulces a sus casas. A las dos de la madrugada terminó el reparto “con un frío antártico”.

Estas iniciativas desembocaron en 1922 en una gran cabalgata que es la que tiene continuidad hasta nuestros días. La iniciativa fue de la Agrupación Artística de los Álvarez Quintero, quería una cabalgata “en forma semejante a como se celebran Madrid, Sevilla y otras capitales”.

Se anunciaba que los Reyes Magos visitarían a los niños de Huelva, distribuyendo entre ellos una gran carga de juguetes. Se anunciaba que los organizadores promovían “una cabalgata con todas las de la ley”, como así ha sido durante estos últimos 97 años.

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