La Huelva de... Juan Pérez Mercader - Astrofísico

"El olor de la marisma en el 'Mataero' me acompaña hoy por todo el mundo"

  • Recibió la primera medalla de la Universidad de Huelva que le nombró doctor honoris causa, tiene importantes distinciones internacionales como la Public Service Medal de la NASA

Cuando hablamos con él faltaban nueve días para que entrara la Primavera, decía que le olía a jara, cierto que en El Conquero ya había florecido y los almendros comenzado a preparar su frutos, mientras la alameda Sundheim estaba a rebosar de azahar. Al astrofísico Juan Pérez Mercader le preocupa el cambio climático que con esas claves dice que ya ha llegado a Huelva.

Aún es capaz de reconocer todos los olores que llegaban a su casa del 'Mataero' -como a él le gusta llamarle- de la marisma, de cualquier época del año y a las distintas horas del día. Aquí pasó su infancia, hasta que a partir de los 18 años inició su carrera de estudios y ese ritmo vertiginoso que le lleva a tener en el móvil el tiempo y la hora que hace en San Diego, Madrid, Phoenix y Boston, para estar en contacto con otros colegas de la ciencia. Es de los que destaca que para hacer una teoría de la evolución del Universo es siempre necesario saber de dónde venimos y verlo todo con humildad.

Se le llena la boca con el nombre de Huelva, "me gusta, aquí es donde he crecido", dice. Recuerda que de niño se tuvo que trasladar de su pueblo natal, Alcalá de Guadaira a Higuera la Real y con sólo tres años llega a Huelva, a escultora Miss Withney, 56, a pleno barrio del Matadero. Es un tiempo que "lo recuerdo con absoluta dulzura, con fervor incluso, son momentos potentes de mi infancia con los niños del barrio, retengo en mi memoria todas las caras, muchos de ellos siguen vivos, también me acuerdo de las calles, las voces de la gente, de los vecinos, del colegio del barrio...". Habla, además, "del olor a la marisma, en cualquier estación del año, por la mañana, por la tarde o por la noche, son olores que guardo con gran fervor, son esencias maravillosas de esta mi ciudad, a la que quiero mucho, voy por el mundo con esos olores diciendo que soy de Huelva, ayer estaba en California, la semana anterior también en otro lugar...". Y ahí permanecen aquellos recuerdos íntimos como los de ir a pescar camarones a las marismas. "Aún recuerdo las voces de las señoras de Palos que traían leche y huevos en las barcas de vela y se oía el llorar de la madera por el viento, que movían el mástil y crujía. Señoras de velos negro que cruzaban del embarcadero de Palos al de Huelva. Eran olores de marismas y salitre". Una ciudad que tan cerca ha tenido que en un reciente viaje a La Jolla, en California, "nada más estar allí dije huele como mi tierra y estuvimos buscando qué planta era, se trataba de una oleosa como la jara, son cosas que he 'mamao', aquí me he nutrido". Aquí, en el Matadero es donde este astrofísico que hoy busca las similitudes del planeta rojo en el río Tinto con compañeros de la Nasa, donde lanzaba con sus amigos los primeros cohetes. Están también cercanos a sus antiguos profesores del instituto La Rábida, Emilio, José Jiménez, Montaño, Librada Vázquez, Francisco Trujillo...

Su investigación se centra en la Física y su interés fundamental está en la aplicación de la Física Teórica al conocimiento del Universo, desde las escalas más grandes a las más pequeñas y, especialmente, la vida. Asegura que si se quiere conocer el Universo "hay que entender la relación tu tienes con el Universo, que te sientas en tu lugar, para que tengas una noción de humildad. Einstein decía -no se sí era creyente o no- que el señor Dios es juguetón, pero no malicioso, la naturaleza te va dejando pistas que deja reconstruirla, para desisfrarla necesitas estar cerca y en eso es importante saber quién eres, por eso el papel de mi infancia está siempre ahí presente".

Ahora para él es muy interesante volver cuarenta años después al río Tinto, "no a aquella zona donde veía llegar a las señoras de Palos, sino más arriba", para las investigaciones que viene realizando con la Nasa y con ayuda de excelentes investigadores. Se trata de ecosistemas microbiológicos que habitan en ambientes extremos y que permiten a los científicos defender la existencia de vida en el planeta Marte, que se desarrollaría sin oxígeno en su subsuelo y se basaría en la química del carbono. Juan Pérez Mercader asegura que en el mundo de la investigación hay que tener referencias saber lo que son, "porque entras en algo nuevo y tienes que tener dónde caerte muerto". El lo tiene claro, que Huelva es su tierra y ahí están sus referencias, "aquí tengo los recuerdos básicos con la gente de mi generación asociada a mi familia, son amigos que no olvidaré nunca, ni a mis padres, que fueron una suerte para mi porque se sacrificaron para que yo tuviera matraces para mis experimentos".

Su padre era empleado de Correos y su madre ama de casa, dice de ella que después de haber estado con más de sesenta premios Nobel, con varios presidentes de gobierno de distintos países , su madre podría ser la segunda persona más inteligente de las que ha conocido. Su madre destacaba "por su bondad, sensibilidad, inteligencia, mi madre era excepcional". Junto a sus padres, su hermano y hermana "crearon ese entorno en el que crecí de forma libre y disciplinada, de hábitos de trabajo serio y de libertad y compromiso serio, mi familia generaba ese espacio para salir adelante".

Cuando viene a Huelva sus amigos le llevan a la taberna de Paco a tomar unos vinos. Esas peculiaridades de su barrio, de cercanía, es la misma que encontró cuando estudiaba en Majatan, a pesar de esa distancia cultural con España, "pero destacaba esa lealtad entre los amigos".

Hoy sus obligaciones como investigador le lleva a recorrer el mundo a estar en California y volar a Madrid o Nuevo México, pero "me siento cómodo, sólo es cambiar la hora, llego a la Universidad y me encuentro con los colegas". Para Pérez Mercader el mundo de la investigación tiene sus ventajas, está en algo que le gusta, que es descubrir los secretos del Universo, la gente es inteligente, y estas dentro de una comunidad internacional que no tiene fronteras. "Se discuten los problemas universales de la vida y el Universo, que por complejo que sea el país, muy diferente a Huelva, te sientes en casa".

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