Huelva

El obispo resalta la importancia de la Palabra en la vida de María

  • Monseñor Vilaplana presidió la misa de la catedral de La Merced

La catedral de La Merced se llenó de fieles en la mañana de ayer, para asistir a la misa que oficiaría el obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana en ocasión de la festividad de la Inmaculada Concepción, patrona de la Diócesis onubense. Monseñor Vilaplana estuvo acompañado por el cabildo catedralicio, el equipo de formadores del Seminario y los propios seminaristas.

La celebración eucarística, que concluyó con la impartición de la bendición papal con indulgencia plenaria, contó también con la participación del Coro de La Merced, dirigido por Sergio Lazo y que interpretó la misa compuesta por David López. En la catedral se dieron cita asimismo, algunos representantes de las hermandades de penitencia de la capital y el alcalde Pedro Rodríguez.

En su homilía, José Vilaplana definió la festividad de la Inmaculada como la fiesta de la alegría, ya que "es de Dios, ya que ésta se adelantó la fiesta del tiempo de la gracia ya que ésta se adelantó en la figura de María, preservándola del pecado". Para el obispo de la Diócesis, lo acontecido a la Virgen es un ejemplo de una manera de actuar del Creador que "siempre manifiesta su bondad adelantándose". Sin embargo añadió que si bien "Dios rodeó con su misericordia a María para que el pecado no le tocara, ella siempre estuvo disponible a la voluntad de Dios, de modo que su gracia se fue desarrollando en su vida hasta el momento del misterio de su asunción".

De tal modo y tomando como ejemplo la figura de la Inmaculada Concepción, monseñor Vilaplana indicó que Dios busca una respuesta amorosa en el hombre. Una vez que hemos recibido la gracia bautismal, en muchos casos nos escondemos de la mirada de Dios, lo que nos lleva a la soledad, al vacío y a la injusticia. En esta situación, la clave para salir de la tentación se encuentra en escuchar la Palabra de Dios, tal y como lo hizo María: "Ella aceptó la Palabra aunque en su vida esto le pudiera acarrear algunos riesgos. Sin embargo, supo que la Palabra de Dios era su fuente de luz. Ella fuente agente de la Palabra que se hizo carne en sus propias entrañas".

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