Con 64 años de vida a sus espaldas, Cloti es toda una institución en Ríotinto, el pueblo que la vió nacer y en el que ha vivido toda su vida. Casada, con dos hijos y tres nietos, asegura que los pequeños de la familia son su alegría aunque confiesa que no tiene mucho tiempo para ellos. Tremendamente activa y con ganas de aprender cada día, se define como una bordadora empedernida. "Hago labores desde niña ya que en aquella época no había otra que hacer. Llegaba a mi casa después de la escuela y mi madre me mandaba a bordar con mi tía para los ingleses, algo que a mi me encantaba y por eso lo sigo haciendo hoy, siempre estoy con la aguja en la mano". Así, Cloti era una alumna aventajada entre las aprendices del taller de bordado del pueblo. "Hacíamos trabajos de mucha calidad que luego los ingleses se los llevaban, pero ahora sólo trabajo para mi familia y en mi tiempo libre, aunque es cierto que siempre estoy inventando cosas aunque me agobie y vaya corriendo a todos sitios".

Sus trabajos son de extrema calidad, por lo que se ha hecho famosa en el pueblo. Hace dos años culminó una de sus mayores creaciones: hizo en punto de cruz la Corta Atalaya, un proyecto que se le ocurrió a ella misma y que, tras dos años de trabajo, lo ha expuesto en muchos puntos de Huelva, "pero como la familia tira mucho, se lo regalé a mi hijo porque le hacía mucha ilusión". Son muchos los retos que Cloti se marca continuamente. Tanto es así que acaba de embarcarse en otro que la tiene absorbida. "Llevo una año bordando en punto de cruz La Niña Piconera y cada vez que termino de cenar me tiro al bastidor y me quedo hasta la una o las dos de la mañana".

Pero su energía y su espíritu emprendedor hacen que Cloti sea casi omnipresente. "Estoy en todos sitios y hago de todo". La asociación de mujeres de Ríotinto también cuenta con su presencia, donde pinta, aprende a bailar sevillanas y hace gimnasia, y en el centro de día del pueblo tiene muchos amigos "con los que viajo mucho y aprendo cosas nuevas".