No es fácil encontrar hoy en día un piso para alquilar en la zona deseada y que cumpla las características de precio y amueblado que cada uno exige para su día a día. La demanda de alquiler creciente y la escasez de oferta provoca que cada inmueble que sale al mercado genere “una gran expectativa”, sobre todo en las zonas céntricas de la ciudad. Tanto es así que “la media es de 20 personas por cada vivienda puesta en alquiler, unos en búsqueda de primera vivienda y otros para mejorar la que ya tienen”, explica a Huelva Información el presidente de la Asociación de Inmobiliarias de Huelva de la FOE, Diego Toronjo.

La escasez de oferta “no tiene capacidad para cubrir este nuevo modelo habitacional que se impone”, a pesar de que el mapa de inmuebles en alquiler ha crecido en los últimos años un 20%. Y es que la creciente demanda llega impulsada por “la necesidad de movilidad geográfica a su vez impuesta por la búsqueda de mejora de las condiciones de vida y de empleo, así como la falta de crédito y la escasa capacidad de ahorro de la juventud para acometer una compra”, explica Diego Toronjo.

Por otro lado, la línea ascendente de la oferta está provocada por varias factores: “La necesidad de las familias y empresas de cubrir costes mensuales provenientes de préstamos hipotecarios; el interés de pequeños ahorradores en búsqueda de una mayor rentabilidad de su dinero; y la incertidumbre de los mercados bursátiles y el panorama socio-político internacional que ha provocado el aterrizaje en todo el territorio nacional, de fondos de inversión de distintas nacionalidades, buscando una mayor estabilidad para sus inversores”.

Así, en la actualidad, aunque Diego Toronjo apunta que es complicado hacer un cálculo del número de viviendas existentes en alquiler estima que en torno al 20% del parque de viviendas se encuentran en este régimen y “se prevé” que en los próximos años llegue hasta el 30%.

Lo que una familia, pareja, estudiante o trabajador pide para un piso de alquiler principalmente es la localización y el precio. En Huelva, la horquilla contempla precios desde los 280 euros al mes, que son viviendas de menor tamaño y situadas en los barrios más desfavorecidos y periféricos, hasta los 700-800 euros mensuales, que corresponden a las viviendas más céntricas, de mayor tamaño y con mejores servicios en la zona y accesibilidad, explica Toronjo. En esta línea, los precios que más han crecido son los de las viviendas situadas en el centro y su periferia, es decir, en la zona de “Zafra, Merced y Molino”, entre otras localizaciones.

Que el rango de precios se encuentre en 600, 700 o incluso 800 euros y contando que el salario medio anual de la provincia es el más bajo del país provoca que exista “un demandante con un perfil económico tipo medio-bajo y un altísimo precio de alquiler”, que a su vez conlleva, explica Toronjo, a que muchos de los inquilinos “se decidan a subarrendar habitaciones, acordar alquileres compartidos” para poder hacer frente a los pagos obligatorios. Desde el otro punto de vista, el presidente señala que el arrendador obtiene “altas rentabilidades” hasta llegar a porcentajes del 6-8% anuales “en función del valor de venta del mercado de la vivienda”.

Una de las preocupaciones del arrendador es que pase el menor tiempo posible desde que cuelga el cartel de Se Alquila hasta que firma el contrato con el nuevo inquilino. El tiempo que pasa de una situación a otra es “relativamente poco” en estos momentos, siempre contando que el precio sea razonable “y la vivienda esté habitable y bien mantenida”, por lo que “en menos de un mes suelen estar alquilados”. Tras 18 años en el sector, Diego Toronjo apunta que “estamos viviendo una inflación desmedida de los precios del alquiler” pero que en pocos años “se estabilizará y volverán a bajar los precios”, toda vez que el mercado “absorba la demanda” que actualmente existe.