Sanidad

El médico de cabecera deja su lugar al de familia

  • A partir de 1985 los centros de salud transforman la asistencia sanitaria más inmediata.

SIEMPRE está el peligro de idealizar las cosas que quedaron atrás. Algo así ocurre con la década de los 80. Esto, no obstante, no debe ocultar los logros que cambiaron la sociedad onubense de manera casi radical. Uno de ellos fue la atención sanitaria y, desde luego, la más inmediata: la que hoy conocemos como Atención Primaria, que es de la que están encargados, de manera prioritaria, los centros de salud. Éstos serán la punta de lanza de la gran revolución. José Calvo, que actualmente es médico en el Molino de la Vega, vivió todo ello en primera persona. Llegó a Huelva en 1980 con plaza de Medicina General y trabajó en el Virgen de la Cinta y en la Casa del Mar, a donde llega en 1983. El Virgen de la Cinta, en aquella época, era también lugar para consultas de los médicos de cabecera. Sin embargo, todo empezará a cambiar en 1985 con la apertura del centro de salud de La Orden, al que le siguió, dos años después, el del Molino.

Los cambios serán vertiginosos y, para ello, se cuenta con el apoyo y respaldo de la Administración que quiere imprimir, lo antes posible, la nueva filosofía asistencial.  Se va a trabajar más horas, "pues se pasó del escaso tiempo que se dedicaba al consultorio a las jornadas de más de siete horas y media, pero no nos importaba porque nos dimos cuenta de que lo que se pretendía hacer en el centro de salud era mucho más atractivo", recuerda José Calvo, quien, junto a sus compañetros recibían cursos de la Unidad Docente de Medicina de Familia, dirigida por Enrique Barrio.

El facultativo del Molino de la Vega apunta a los dos pilares fundamentales en el nuevo sistema: el historial clínico y el concepto de medicina de familia. Con el primero se podía tener un relato de la evolución clínica del paciente; "al principio, a los usuarios les extrañaba mucho que, a la hora de atenderlos, abriéramos unas carpetas en las que aparecían todos sus datos".

El otro pilar fundamenta la atención al núcleo familiar en su conjunto: "A partir de la puesta en marcha de los centros de salud se busca que cada facultativo atienda a una unidad familiar en su conjunto. Esta nueva concepción de la asistencia nos permitía tener en cuenta las condiciones sociosanitarias en las que cada familia vivía y así, hacer más eficaz lo que hasta ese momento tampoco se había practicado mucho: la educación en salud". De este modo, el concepto médico de familia adquiere su significado más completo.

Preguntado Calvo sobre la evolución médico-paciente en estos últimos 30 años, señala que las cosas no han cambiado mucho aunque los usuarios llegan más informados, los jóvenes especialmente.

Los cambios en las dotaciones también han sido más que notables. Como ejemplo, cabe mencionar que las agujas de las jeringuillas se hervían, "aunque eso no garantizaba un uso sin ausencia completa de riesgos"; sin embargo, todo cambiará en la década de los 80 con la irrupción del sida: "Fueron años en los que nuestro principal interés era concienciar a los más jóvenes de que tomaran medidas para evitar su propagación; uno de los resultados de las medidas que se aplicaron fue la implantación definitiva de las jeringuillas desechables". Con el paso del tiempo, el nuevo mapa sanitario se configura. Los centros de salud se expanden; algunos tuvieron que ser reconstruidos por las deficiencias que presentaban, como los de La Orden y El Torrejón; otros nacieron con polémica, ya que suponían la desaparición de otros. Eso ocurrió con el de Adoratrices, que representaba el cierre del de la Plaza Houston. La movilización vecinal provocó que se abriera un nuevo centro de salud en Isla Chica. Un proyecto que se ha quedado en el aire es el de Marismas del Odiel así como el de Isla Chica, pendiente de la urbanización de los terrenos del Colombino.

La crisis cuestiona la apuesta de los Chare

Que cada ciudadano tenga atención especializada y urgente a menos de 30 minutos de su domicilio. Ese era el objetivo del gran proyecto del SAS a inicios del siglo XXI. Los centros hospitalarios de alta resolución (Chare) suponían acercar el hospital a la provincia. En la primera década de los años 2000 fueron publicitados y se dieron los primeros pasos con licitación de algunas obras. Tras las polémicas habituales, se decidió que los tres chares se situaran en Aracena, Lepe y Bollullos. Lo que en otras provincias es ya una realidad, en la onubense la crisis lo dejó para un futuro incierto. Por unas Urgencias nocturnas lucharon los rocianeros durante un par de años, sin que consiguieran ese objetivo.

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