Tics

Los mayores retan a la tecnofobia

  • El uso de las tecnologías en las personas de más de 75 años decrece considerablemente 

  • La contratación online de viajes son las operaciones que más desconfianza despiertan

Un grupo de personas con un ordenador portátil.

Un grupo de personas con un ordenador portátil. / Alberto Domínguez (Huelva)

La tecnología también es cosa de mayores, aunque la tecnofobia se empeñe en dictar la contrario. La citada aversión germina, generalmente, en las personas de edad avanzada y a ello contribuyen factores como el deterioro cognitivo en el manejo de aparatos tecnológicos, la reducción de la destreza manual o la pérdida auditiva y visual.

Tales obstáculos se ven reforzados por las dos brechas digitales que se presuman amenazantes. La primera de ellas viene dada por una cuestión económica, en tanto que los productos acostumbran a requerir un importante desembolso. Asimismo, la otra brecha la crea la citada tecnofobia –fruto de problemas cognitivos como la atención o el lenguaje–, a la que intentan poner freno los centros de día y los cursos destinados a desarrollar estrategias que habitúen a los mayores de 65 años al empleo de las TICS, las cuáles se antojan cada vez más necesarias para la integración en la sociedad.

En relación al uso de las tecnologías, el Centro de Día Mora Claros ha explicado a Huelva Información que hay ciertas cuestiones que auguran un mayor empleo de las TICS en las personas de edad avanzada. Una de ellas reside en la notable diferencia existente entre los menores de 75 años y los mayores de esta edad. Así, mientras el 80% de los onubenses de entre 65 y 75 años que se congregan en este espacio utilizan el correo electrónico habitualmente, en los mayores de 75 este porcentaje decrece considerablemente, “hasta el punto de ser inferior a la mitad”, según especifica el director, Antonio Leiva. Igualmente sucede con la aplicación Whatsapp, utilizada por la mitad de los socios del centro de día, si bien la proporción dismininuye “de forma notable” cuando se sobrepasan los 75. Por ello, Leiva insiste en que, para abordar con rigor esta cuestión es vital distinguir entre estos baremos de edades, ya que “englobar a todas las personas mayores de 65 años sería erróneo”. Por ello, Antonio Leiva distingue entre las personas mayores, las personas mayores adultas y las sobreenvejecidas, de las que señala que “es difícil que puedan montarse en el tren de la tecnología”.

Otra de las cuestiones que sugieren este crecimiento del uso de las TICS es la reducción del índice de analfabetismo, pues tal y como asegura el director del Centro de Día Mora Claros, “actualmente casi todos tienen cierta formación, mientras que hace 20 años un 25% de las personas eran analfabetas”.

El surgimiento de estrategias que favorecen que las personas de edad avanzada se sumen a las TICS se respalda en la tecnologización que han adquirido trámites habituales de la vida cotidiana como la solicitud de una cita médica o los trámites bancarios.

En el apartado médico, el citado colectivo guarda una gran fidelidad a su médico de cabecera, por lo que descarta la búsqueda de causas y síntomas en blogs online. Igualmente, para concertar citas médicas optan por personarse en el centro de salud para “asegurarse de que no hay problema”, si bien la solicitud de una cita contempla una de las principales ayudas que promueven los centros de días y entidades dedicadas a dicho cometido.

Dentro del ámbito de la salud, sí que se pone en conocimiento de las personas mayores la existencia de aplicaciones móviles con diversos fines, entre los que figuran el ejercicio de la memoria con tutoriales, la agilización mental o el recuerdo de la toma de medicamentos. De hecho, Leiva apunta a la web www.enbuenaedad.es como una de las más útiles para tales propósitos.

Entre las utilidades que mayor interés despiertan en el colectivo que atañe, figura la prensa digital, con la “que están cada vez más familiarizados porque es una práctica útil y sencilla”. Igualmente, en Mora Claros trabajan también el retoque de fotografías, “una actividad muy del gusto de los usuarios”, que aprenden nociones básicas del tratado digital de instantáneas.

El temor, por su parte, se persona en las personas de mayor edad cuando deben prestar datos a la red para la realización de una operación, pues tal y como asegura José Antonio Leiva, “la desconfianza” hace mella en los mismos.

Las compras online contemplan uno de los principales miedos del colectivo por la necesidad inherente de introducir la tarjeta bancaria. Entre las mismas, se cuentan las relativas a vestimentas y accesorios propios de la cotidianidad o los viajes. De hecho, desde el proyecto Guadalinfo de la Junta de Andalucía se remarca a Huelva Información que “siempre se trata de ayudar en la contratación de viajes”, en tanto que el proceso representa cierta complejidad para las personas de avanzada edad, así como cierta incertidumbre por “no tratar con una persona física la reserva de un vuelo o un hotel”.

Las operaciones bancarias representan otro de los miedos que acrecentan la citada tecnofobia por la “desconfianza” que supone la facilitación de datos bancarios. En este sentido, las consultas habituales como una actualización de la cartilla se tratan preferiblemente con un trabajador físico antes que con una máquina. Ante ello, José Antonio Leiva reclama que son las propias entidades bancarias las que deben poner en marcha formaciones destinadas a proporcionar conocimientos y nociones básicas sobre las operaciones bancarias más comunes en las redes, pues “dejarían de alimentar las reticencias que pueden tener las personas de edad avanzada a ello”.

Todo ello era constrastable con los comentarios de María José Asensio y sus tres compañeras, quiénes aseguraban que “el whatsapp y el email se utilizan diariamente”. Sin embargo, la confianza en las tecnologías aminoraba cuando se trataba de operaciones bancarias o compras online. María José Asensio, que aseguraba tener instalada la aplicación de su banco para revisar sus movimientos, reconocía “pedir la ayuda de su yerno con los trámites bancarios”. Para tales cuestiones, el recelo es mayor y la seguridad descansa en las personas más jóvenes de su entorno, quiénes aconsejan y realizan las todas las operaciones que despiertan recelo.

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