Festival de Cine de Huelva

La mayor promoción de Huelva en el extranjero

  • Eduardo Trías, director, resalta la proyección de la muestra y la cercanía con los invitados.

Eduardo Trías era un joven que venía de vivir en primera línea la efervescencia de la movida madrileña. Entonces estudiaba Ciencias de la Información y se adentraba en el mundo del cine, que sustituyó a tiempo su labor como jurista. Así llegó a Huelva a finales de los 80, embarcado en el primer proyecto público de estímulo a la producción cinematográfica andaluza. No le quedaba otra. Su nuevo trabajo tenía que llevarle necesariamente al mayor referente del sector en Andalucía, el Festival Iberoamericano; entonces, indiscutiblemente, la segunda muestra más importante del país.

Mucho -y poco- ha cambiado desde aquella época. Trías es ahora el director del evento onubense, encargado de rescatarlo de años difíciles y reconducirlo hacia un futuro muy esperanzador. Trata de mantener vivo el espíritu de esos inicios festivaleros, que recuerda con cariño, sin perder la necesaria adaptación a los nuevos tiempos, siempre cambiantes y necesitados de reinvención. Pero el director de Huelva, como se le conoce lejos de aquí, sabe que éste es un festival muy especial, con una identidad y un estilo particular que no se encuentra en otros. Con un marchamo que es alabado cada año y le vale el cariño y la admiración de todos cuantos pasan en noviembre.

"Hay una especie de mezcla entre la propia idiosincrasia andaluza, de empatía y cordialidad, la tradición que había y el hecho de que en una ciudad de estas características todos los invitados se sientan cómodos y muy integrados", cuenta Trías. "Somos buenos anfitriones, y aunque aquí en Huelva nos parezca algo natural, fuera no ocurre así. La gente lo valora mucho".

El mérito, apunta, es de la ciudad y de los onubenses, y de la propia trayectoria del festival. Ni en otros de la región, como Sevilla o Málaga, se da una comunión parecida a la que se vive esos siete días de noviembre en Huelva. "Aquí los invitados están bien atendidos, se les sugiere conocer la ciudad y la provincia y están encantados. Luego se van haciendo amistades, que puede parecer algo normal pero no pasa en otros sitios. Se convierten en amigos que quieren volver", explica.

Eduardo Trías recuerda su encuentro con el Iberoamericano hace casi 30 años, "extraordinariamente familiar", compartiendo charlas y ocio con nombres hoy consagrados internacionalmente, con los onubenses plenamente integrados, "arreglados para ir al cine, como una especie de ritual, en una época en la que no existía internet y la televisión no era lo que ahora. Había pocas alternativas y un acontecimiento como éste era pura efervescencia". "Ahora sigue siendo familiar y cercano -añade- aunque es verdad que no del modo tan especial como entonces".

No se trata de un problema de espectadores, asegura. "El festival tiene su público", y se comprueba cada año con las colas en los cines y los llenos, a pesar de la desaparición de salas que potenciaban la vida festivalera en el centro de la capital. "Quizá falta que se implique un poco más la gente esos días y que se enganche al público joven, pero estamos en ello. Nos hemos llevado la sección oficial al Gran Teatro y tenemos la Casa Colón y su entorno para recuperar ese buen ambiente que se respiraba en las calles del centro".

El director recuerda con cariño la década de los 90, cuando su vinculación se extendió participando en jurados. La relación con el festival no paró hasta que le propusieron en 2006 hacerse cargo de su organización: "Me llamaron en un momento muy delicado y quiero pensar que vieron en mi las cualidades necesarias para dar un impulso. Y, francamente, creo que lo estamos consiguiendo".

Lo que tiene muy claro Trías es que la importancia del Iberoamericano trasciende su condición de evento cultural local: "Es la mayor proyección internacional que tiene Huelva, al margen de gastronomía y naturaleza. Es un valor incuestionable para la promoción de la ciudad y la provincia porque, como sucede con otros grandes festivales, desde Cannes a San Sebastián, detrás de su origen hay una evidente función de promoción de cada lugar. El de Huelva es un festival internacional, con toda la extraordinaria importancia que eso conlleva".

Tortillas de patata con Carmen Maura

Trías recuerda con especial cariño los años 80, con José Luis Ruiz al frente, por la cercanía con que se vivían aquellos días. Acudía al encuentro profesional con cineastas y compartía mesa y mantel en la propia casa de Ruiz con Gutiérrez Alea, Sergio Cabrera o Miguel Littin. "Había un momento en el que José Luis interrumpía la charla para que sus hijos dieran las buenas noches y continuábamos con total familiaridad", apunta. Tampoco olvida los saraos que organizaba Juan Labrador o cuando se puso a cocinar con Carmen Maura tortillas de patatas para todos los invitados del festival. "Los tiempos cambian y es muy difícil que eso se repita".

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