Homenaje al personal hospitalario

El Infanta Elena reconoce la labor de sus profesionales

  • El hospital onubense realiza un acto de homenaje a los trabajadores que se han jubilado en 2017 y 2018

Foto de familia de los jubilados y responsables del SAS.

Foto de familia de los jubilados y responsables del SAS. / H.I. (Huelva)

El momento de la jubilación es trascendental para cualquier persona. Supone el paso a otra etapa de la vida en la que cada uno tendrá la oportunidad de dedicarse más tiempo a sí mismo y a lo que su mayor tiempo disponible le permita. Sin embargo, no se puede obviar el peso que en nuestra biografía tiene todos esos años de vida laboral que marcan nuestra trayectoria vital de manera inevitable.

Son muchos años los pasados realizando labores que son imprescindibles para poder sacar nuestras vidas adelante. Aparte de que la actividad laboral desempeñada haya sido más o menos gratificante, no se puede dejar de lado las relaciones personales que se han ido forjando tras muchos años de contacto con compañeros con los que también surgen amistades.

El Hospital Infanta Elena ha celebrado recientemente su ya tradicional acto de homenaje a los 38 trabajadores del centro que han completado su periodo laboral y se han jubilado durante los años 2017 y 2018. Se trata de un emotivo encuentro que tiene cada lugar cada mes de diciembre y que ha estado presidido por el delegado territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, Rafael López, el director gerente del Hospital, Carlos Gutiérrez, así como de todo el equipo directivo, que han hecho entrega a estos profesionales de un pin de oro como símbolo del reconocimiento de la institución y de todos sus compañeros por la labor desarrollada durante tantos años. Es desde luego, una iniciativa elogiable que debería ser imitada. Es un reconocimiento y valoración profesional y personal que enraíza a las personas con aquellos lugares en los que han dejado una gran parte de sus vidas y aleja el sentido de las relaciones laborales, de una faceta meramente mercantilista.

De este modo, una vez más familiares, amigos y compañeros de profesión de los compañeros jubilados les han acompañado en esta ocasión tan especial, así como otros profesionales de todo el hospital que, con su asistencia y su apoyo, han querido dejar constancia de su reconocimiento personal a la labor de toda una vida realizando el mayor de los servicios hacia su comunidad: cuidar de la salud de los ciudadanos y de sus familias. Del total de personas jubiladas durante estos dos años, 25 pertenecen al área de enfermería, 3 a la dirección económica y de servicios generales y 10 a la dirección médica.

Este periódico ha tenido la oportunidad de conversar con algunos de estos profesionales. Es más que significativo que muestran unanimidad en un aspecto: lo que más echan de menos es a los compañeros con los que intentan no perder el contacto.

Ricardo Rodríguez lleva ya unos meses jubilado. Empezó a ejercer su especialidad de ginecología cuando aún no existí el Infanta y la atención se prestaba en el Provincial. Sus inicios fueron en la Atención Primaria para pasar a la ginecología en 1983.. Es consciente de los enormes cambios que ha experimentado la medicina en la que la tecnología, como en muchos otros ámbitos dela sociedad, ha extendido su poder. Ha sido desde luego, un paso positivo pero echa de menos “la clínica”, es decir la propia valoración que el profesional hace y eso lo ve en los nuevos profesionales que “vienen muy bien preparados de las facultades pero les falta el aspecto de esa práctica clínica”. Rodríguez no echa de menos el trabajo. De hecho ni siquiera tiene consulta privada como hacen otros médicos y confiesa que lo que sí echa en falta es el trato con los compañeros aunque por lo demás, se siente feliz por esta nueva etapa en su vida.

Josefa Rúa ha trabajado para la sanidad pública nada menos que 40 años de los que buena parte los ha pasado asistiendo en la UCI. Procedente del Manuel Lois pasó al Infanta. Confiesa que “después de tanto años de trabajo y de esfuerzo tenía muchas ganas de que llegara el momento de la jubilación y no me ha dado pena, aunque lo que sí echo de menos es a los compañeros”. Preguntada sobre qué diferencias o similitudes ve con las nuevas generaciones de enfermeros, Josefa indica que “antes era muy fácil encontrar un trabajo” y que “nosotros teníamos la posibilidad de hacer más prácticas que ellos ya que éstas ocupaban todas las tardes. Los nuevos tienen mejor base teórica pero menos práctica”.

María Antonia Bolívar ha sido farmacéutica del Infanta Elena. También ella se siente feliz por haber pasado a la jubilación. Deja atrás 42 años de vida profesional, repartidos entre tres en Córdoba, el Provincial de aquí y el Infanta Elena. Antonia se especializó en Análisis Clínicos, tras estudiar Farmacia, y sacó las oposiciones en 1979. Ella también ha visto cómo ha sido necesario un reciclaje permanente en todos esos años. Subraya especialmente, la evolución que se ha vivido en el paso de las fórmulas magistrales hacia unos fármacos más personalizados y piensa que es por ahí donde va esta especialidad. También fue protagonista de primera mano, de que el Infanta se convirtiera en el primer centro de prescripción electrónica de todo el país.

Mercedes Sánchez ha sido administrativa y considera que el paso a la jubilación “ha sido un cambio muy importante en mi vida”. Ella también se ha sentido plenamente realizada durante todos sus años de actividad. Ella también ha sido protagonista de los enormes cambios tecnológicos que han afectado a todos los ámbitos y de los que “hemos ido aprendiendo”. Buena parte de su vida profesional ha estado relacionada con el trato a los proveedores del hospital y solo tiene buenas impresiones sobre lo que han sido sus 42 años de vida profesional. En la actualidad, tiene su tiempo lleno al completo pero siempre saca tiempo para estar en contacto con los compañeros. Confiesa no obstante, que se fue con pena del Infanta: “Empecé encantada a trabajar aquí y me he ido de la misma manera”.

Dolores López resalta lo que también es un sentimiento de sus compañeros: la faceta vocacional de su trabajo. Ella comenzó como auxiliar de enfermería para pasar posteriormente, a enfermera recorriendo casi todos los estadios de la sanidad pública en Huelva.Ninguno de ellos se arrepiente de haberse dedicado a lo que han hecho durante tantos años. Resaltan que se movieron por la vocación que sentían y con la experiencia que de la madurez, son conscientes de que “permanecen los que realmente tienen vocación; los otros se marchan”.Para ellos, el Infanta ha sido como una familia

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