Prácticamente ha trabajado en todos los sectores. Ha sido peón de albañil, camarero, vendedor de coches, maquinista, vigilante jurado y técnico de mantenimiento en Atlantic Copper. Asimismo, ha trabajado en una carpintería metálica y en una inmobiliaria. Un amplio currículum que Rubén Vargas amplía ahora dentro de una nueva faceta, la empresarial. Indica que siempre tuvo en mente la idea de montar su propio negocio. "He barajado varias posibilidades y proyectos, pero hasta ahora no llegué a decidirme por nada".

Vargas ha estudiado las posibilidades del mercado, los nuevos yacimientos, y después de darle muchas vueltas ha apostado por una tienda de venta de artículos relacionados con el masaje e hidromasaje "no hay ninguna en Huelva y creo que ni en Andalucía". Explica que para instalar su negocio no se ha basado en ningún establecimiento existente, "es una idea propia en la que parto de cero".

Siempre se ha mantenido en activo, "he tenido claro que no podía estar parado". Afirma que su objetivo es no dejar de trabajar. Aparte, indica, que no se lo puede permitir, "tengo tres hijos". Nada más dejar los estudios comenzó a trabajar en un almacén de fresas en Moguer. Después, durante siete años estuvo de vigilante de seguridad. A este trabajo le seguirían otros muchos, hasta tener su propio establecimiento.

Comenta que a la hora de poner en marcha un negocio, se cuenta con ayudas de las administraciones públicas, "pero el esfuerzo grande lo tiene que hacer uno mismo". Explica que lo más difícil es comenzar. "He tenido que vender una parcela en Gibraleón para abrir la tienda". Apunta que tiene mucha ilusión en este proyecto.

Ha diseñado su establecimiento, en la avenida de Alemania, mirando cada detalle. Zonas con sillones y camas de masaje, un espacio destinado a hidromasajes así como seis metros de estanterías con masajeadores de todo tipo. En él están puestas sus expectativas, con él comienza su proyecto como emprendedor.