hospital juan ramón jiménez

La Unidad de Ictus supera sus cálculos de actividad en sus tres primeros meses

  • Su puesta en marcha ha permitido mayor número de detecciones de estos accidentes cerebrovasculares

  • La atención es permanente durante todo el año

Hay pocos eventos que pueden cambiar la vida, para peor, de una manera tan súbita. Uno de ellos es el ictus del que el lunes se celebra su día mundial. La efemérides coincide en Huelva con el cumplimiento de los tres primeros meses de vida de la Unidad de Ictus del Juan Ramón Jiménez por la que ya han pasado 181 pacientes.

Hay acuerdo generalizado en señalar la Unidad de Ictus como uno de los logros más importantes de la Sanidad pública onubense. No es que hasta el 1 de agosto, las personas que sufrieran este accidente cardiovascular estaban desprovistas de asistencia, pero es innegable que la unidad ha supuesto un enorme salto cualitativo de manera especial en "la prevención y tratamiento de las secuelas que el ictus puede provocar", según el jefe de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) de Neurología del Juan Ramón, Juan Manuel Oropesa.

Muchos pacientes dan tarde la señal de alarma por desconocer los síntomasEl gran desafío es el ictus crónico: qué vida va a tener por delante el paciente"

El ictus es uno de los principales problemas sanitarios de esta sociedad, aunque también hay una buena noticia. Oropesa indicó que el 90% de los ictus puede prevenirse ya que en un gran porcentaje este accidente depende de los hábitos de vida que llevemos. Aun así, el 15% acaban en muerte.

Ante un accidente cerebrovascular de estas características el tiempo es oro e incluso vida. Las primeras 48 horas son básicas para saber cuáles pueden ser las secuelas que les queden a los pacientes. Pero ese plazo es demasiado largo para la primera actuación que se debe realizar. El problema es que muchos pacientes acuden tarde a la asistencia sanitaria por desconocimiento de los síntomas principalmente. La primera intervención que se le ha de practicar al paciente debe demorarse, a lo sumo, seis horas después del evento. Si se aplica la fibrinolisis se debe realizar en las seis primeras horas y a lo sumo, en las 24 primera horas. La otra opción es la trombectomía que está destinada en los casos en los que se da una oclusión de gran vaso. El tiempo es aún menor: 4,5 horas.

Los avances que han supuesto la Unidad de Ictus se pueden concertar en que se cuenta con un neurólogo las 24 horas del día y todos los días del año. Así se acaba con la situación anterior en la que la presencia de esos especialistas acababa a las 20:00 y era una realidad de lunes a viernes. El segundo punto destacado es que la unidad dispone de una Unidad de Cuidados Agudos de manera que el paciente ya no pasa por la UCI. Esto supone un cambio significativo del protocolo de actuación. Con anterioridad, la persona que había sufrido el ictus era trasladada a la UCI y de ahí pasaba a planta. Ahora, desde Cuidados Agudos se queda en la misma unidad donde la atención es más específica.

Oropesa no deja de insistir en que el gran desafío es lo que él denomina como ictus crónico, es decir, dar una respuesta lo más satisfactoria posible a la vida que después le queda por delante al paciente; que las secuelas sean las menos posibles y que las necesidades que se presenten queden cubiertas. En todo caso, tiene que pasar un año desde el accidente cerebrovascular para que se concreten qué tipo de secuelas son las que han quedado en el paciente.

El nivel de actividad ha ido creciendo en estos tres meses de vida, de manera que se va a tener que hacer una revisión de las previsiones con las que nació la unidad. Durante este espacio de tiempo, han pasado por sus dependencias 181 pacientes. Hay que tener en cuenta que la unidad contempla el paso de unas 600 personas. Para el jefe de Neurología esta mayor actividad está argumentada por el hecho de que "a raíz de la puesta en marcha de la unidad, resulta más fácil o eficaz la detección de nuevos casos". Asimismo, el índice de crecimiento de las fibrinolisis y las trombectomías realizadas es muy destacado. Si en 2016 se llevaron a cabo 21 fibrinolisis y 7 trombectomías en pacientes onubenses, durante los nueve primeros meses del actual año ya van 84 y 45 respectivamente. Dentro de los datos referentes al presente año, los que están marcados en la actividad de la unidad suponen un incremento del 35%.

La unidad tiene como referencia toda la provincia, si bien en Riotinto también se hacen fibrinolisis si bien se estudia caso por caso, la necesidad de trasladarlo posteriormente al Juan Ramón Jiménez o mantenerlo allí ya "no todos los ictus son iguales".

Desde que la unidad está en actividad, se han puesto en marcha en más de 250 ocasiones el Código Ictus. No siempre estos casos responden a la aparición de un accidente cerebrovascular. A veces se trata de falsas alarmas pero "ante la duda es mejor activar el código".

Afrontar un problema sanitario tan importante debe implicar a todo el sistema sanitario. Así se evitarán fallecimientos y que las personas afectadas puedan tener posteriormente, la mejor calidad de vida posible. Tal es así que está establecida una Coordinadora Provincial de Ictus en el que se pretende una unificación de criterios y de actuaciones. Ahí está la Atención Primaria, el 061, los radiólogos, los cardiólogos y se contará pronto con la incorporación de fisioterapeutas para activar la importante labor rehabilitadora.

La plantilla de la Unidad de Ictus está compuesta por 17 profesionales: 2 nuevos neurólogos, 7 enfermeros, 5 auxiliares de enfermería y 3 celadores, que se suman al resto de profesionales que conforman la Unidad de Neurología del hospital, de la que dependen.

En lo que respecta a equipamiento, dispone de seis puestos de atención dotados de un sistema de monitorización multiparamétrica no invasiva, que permitirá el control permanente de las funciones vitales; un sistema de video-vigilancia que permite el acceso visual desde el control de enfermería y desde el despacho médico; un ecodoppler transcraneal; y un sistema de holter ECG sin cables (dispositivo que permite grabar de forma permanente los latidos del corazón). Además, dispone de equipos de monitorización ambulatoria de ritmo cardíaco para aquellos pacientes con sospecha de un origen embólico del ictus, de modo que se continúa su estudio y diagnóstico de una posible arritmia cardíaca una vez superada su estancia.

Como novedad, la unidad incorpora una Unidad de Rehabilitación Intensiva del Ictus en la misma planta, dotada con 4 camas -por primera vez en Huelva se destinan camas a esta especialidad-, 1 sala de fisioterapia y 1 sala multifuncional de terapia ocupacional, logopedia y rehabilitación cognitiva. De este modo, se añade un plus al programa rehabilitador del ictus que ya viene realizándose desde hace años con el objetivo de conseguir una vida posterior al episodio lo más independiente y normalizada posible. Asimismo, esta novedad permite que el centro hospitalario se sitúe a la vanguardia en el manejo del paciente con esta patología.

Este programa, que se implantará de manera progresiva, está destinado a pacientes con estabilidad clínica y neurológica, con capacidad física suficiente para tolerar un programa activo rehabilitador de varias horas de duración al día.

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