Huelva

La huella onubense de una Feria que llega

  • Un novillero con caballos, un rejoneador y un matador de toros se juntan este año en La Merced en el momento más importante de sus carreras

Quería hablar de la feria y debía hacerlo desde donde parece que los nombres no son los top de la misma, aunque en realidad sí lo son. No porque a uno le haya entrado un ataque de forofismo provinciano, sino porque todos los argumentos con los que antes he escrito de esos toreros así me lo ordenan en mi cabeza. Donde hoy hay prácticamente tres opiniones sobre los tres protagonistas onubenses, hubo un momento en el que mi mente proyectó unirlos a los tres sentados a una misma mesa para hablar de la vida y del toreo. No pudo ser y ahora antes de volver a preguntar por separado a cada uno de ellos, he preferido para ustedes este relato unipersonal sobre lo que significa su presencia en la feria de Colombinas. Una feria a la que ellos tres le otorgan la diferencia con todas las demás porque es muy difícil que una ciudad pequeña, con una plaza coqueta y una afición amable, cuente con tres piezas tan fundamentales como son para sus Colombinas Emilio Silvera, Andrés Romero y David de Miranda.

Mañana comienza la feria de Colombinas. Cuatro tardes de toros en las que están seis toreros top del escalafón. Lo máximo que un público decidido a sentarse en el tendido de una plaza puede encontrar. A cualquiera de esos seis le cabe justito un sustituto y poco más. No da el escalafón para tanto top. Por eso estos se repiten una y otra vez en todas las ferias de capital de provincia, que es lo que es Huelva. Seguramente con dos puntos por encima de las demás en cuanto a lo selecto de sus toreros porque mientras que en el resto cabe alguna lechuga entre col y col, en La Merced no cabe ni el bigote una gamba para dudar de que ni Morante, Juli, Manzanares, Pereda, Roca Rey o Diego Ventura son esa baraja selecta del toreo incuestionables, a no ser que fuese para cambiar a alguno de ellos por ese Talavante purgando la osadía de haberse ido de una de las casas principales del toreo o, claro está, que al genio de Galapagar le hubiese dado por volver a hacer una gracia por esta tierra. El resto, como digo, conforma un perfil de feria apretada y de mucho brillo a priori. Con toda seguridad, la misma terna que ha pasado ya en varias ferias y seguramente la que vuelva a protagonizar otra de esas ferias agosteñas en las que andan dejándose ver este grupo de privilegiados del toreo. También de la ganadería, porque son escasas las variaciones que el panorama empresarial encuentra con tal de contentar a los toreros.

Mas a Huelva le llega una brisa muy diferente a todas. La que le ponen tres toreros dentro de unas Colombinas que han llegado a definirla como una tarta cortada en tres partes golosas e importantes. Me decía alguien que a Silvera le pretende en la taquilla la Huelva antigua. Seguramente querría indicar que Silvera trae la nostalgia de quien fue torero predilecto de esta plaza como fue su padre. También, que Miranda traería a Trigueros y por supuesto que la gran cotización torera de Andrés Romero ya arrastra de por sí a la gente amante del rejoneo.

Tres toreros para hacer distinta la feria de Huelva. Diferente a todas, también lo decía Espartaco en su pregón hace apenas unos días.

David de Miranda

Han pasado muchos días desde que David de Miranda meditara su vuelta a los ruedos. Ese anuncio condicionaba la feria de forma definitiva, porque su retorno significa algo más que una mera determinación profesional o la suerte de poder hacerlo. Al mismo tiempo que lo hace en Huelva, Miranda se erige protagonista de otro cartel en Toro, la plaza zamorana en la que hace apenas un año un toro sacudió brutalmente sus expectativas lastimando seriamente donde más le duelen las cornadas a un torero: en sus huesos. Huelva y Toro unen una imaginaria línea de tiempo en la que cabe justamente un año.

Vértebras aplastadas, dolor. En medio, Coslada, con un mes de dureza infinita y después… el tiempo que trae las aspiraciones pero también las dudas de cuándo iba a poder ser, hasta que llega Huelva y la mirada se detiene definitivamente para encontrar el sitio y el momento. Para el mero espectador de toda esta historia, el hilo conductor entre Toro y Huelva se puede visualizar con la lógica velocidad a la que nos acostumbra el tiempo, pero la realidad del torero ha sido mucho más que contar días. Ha sido la de descontar metas que estaban ahí proyectadas y a las que el tiempo fue desmontando una tras otra porque el torero no podía ni caminar, un corsé cercenaba una vida normalizada. Fueron esos días en los que casi todos mirábamos y veíamos a la persona, incluso queriendo forzar la sonrisa para no agobiar. Posiblemente a quien no veíamos demasiado era al torero que encierra el hombre. Y seguramente sea ese torero el que le haya servido al hombre para aspirar a todo, aunque algunos días la lógica dijese todo lo contrario. Aunque algunos días fuesen grises y duros y las noches interminables.

Hay un periodo cargado otra vez de luz, de riesgo y de compromiso pero si algo hay cierto es que Miranda es feliz, tremendamente feliz, por ese paseíllo y al mismo tiempo también es feliz la gente que le ha esperado durante todo este tiempo. Ninguna feria tiene dentro a un Miranda con el valor intacto y con el hombre dando paso al torero. Ninguna. Por eso estas Colombinas son tan diferentes.

Andrés Romero

Hace también un año de un artículo periodístico en torno a Andrés Romero. Un torero en busca de su tiempo, se llamó aquel lance periodístico a cinco columnas rematado por debajo con ese obituario en torno a la muerte de Iván Fandiño. Hablando de aquel tiempo que a un torero se le acababa de gastar y del tiempo que aún no había encontrado en la justicia del toro otro, como Andrés Romero, penando al principio de ese verano pasado la injusticia de las ausencias madrileña y sevillana y con la esperanza puesta en Algeciras. Aquel artículo encerraba el aprecio a un torero enfrascado en una lucha brutal. Brutal consigo mismo, con los caballos y los dineros con los que administrar una temporada. Con todo eso que no se ve pero se percibe a poco que uno se acerca a la persona. Otro año más, pero ahora desde la gratitud que deja el toreo cuando se aparece en toda la grandeza que da el que las plazas te guarden la justicia debida. Y eso, con matices, en Madrid se ha cumplido, porque la temporada de Romero se ha hecho especialmente grande en las citas de La Maestranza y de Las Ventas: A poco más de un pequeño tramo después de Colombinas estará ese templo del toreo que es Lisboa.

La última vez que hablé con el rejoneador a cuenta de Madrid, dijo Andrés que una de las cosas que más ilusión le hace es "cuajar un triunfo de verdad en Huelva". Imagino que en esa verdad se busca el torero desde esa madurez, regularidad en el triunfo y la impresionante cuadra de caballos que ha conseguido reunir. Andrés va a estar en Huelva no porque sea uno de Huelva, sino porque ya forma parte de ese quinteto de rejoneadores que caben en cualquier plaza y feria. Son estas Colombinas las que con mayor fuerza moral acomete Romero. La fuerza moral de los triunfos que carga a sus espaldas. La fuerza que da la legitimidad de una temporada impresionante que llena de realidad el futuro de un extraordinario torero a caballo.

Emilio Silvera

Como si de un mismo patrón se tratara, también el tercer nombre onubense de la feria tiene como referencia un año de tiempo. El mismo que le marca su última puerta grande en la feria de Colombinas. Ese tiempo que encierra la esperanza de la oreja cortada en La Maestranza un día de Corpus sevillano, pero el que también tiene dentro la dureza de una carrera que cuenta con los dedos de una mano las oportunidades de vestirse de luces, a pesar de que en cada paseíllo sorprenda por madurez y toreo exquisito este chiquillo de rotundo apellido torero en esta tierra. Nueve paseíllos en tres temporadas. Y en su tierra, uno: el que le ha permitido Campofrío hace pocos días. No da para más el toreo. O no quiere dar para más. Vaya usted a saber.

Emilio es el tercer y definitivo argumento de la importancia que esta ciudad aporta a su feria. Y es un argumento importante en la dimensión y el regusto que ha dejado en esta plaza desde que aparece en su debut con caballos. Pero en modo alguno esta plaza ha visto la total impronta torera de este nuevo Emilio. La que esta tarde van a ver en La Merced es seguramente la mejor versión de un torero al que esta plaza tiene y debe esperar. El Silvera de hoy es el argumento de un novillero que puede con novillos complicados, que no se asusta con el volumen y que bajo cualquier circunstancia tiene ese son especial de los toreros capaces de un toreo singular. En plena madurez y con un horizonte que le va a ir alejando ya de este escalafón, la figura de Silvera emerge entre los nombres de esta feria dejando un poso de orgullo y nostalgia entre los aficionados de siempre a esta plaza.

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