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Y si hoy fuera Jueves de Corpus

  • La polémica se reproduce cada año por el orden de las sacramentales mientras nada se hace por evitar las aceras vacías

  • El sentido de fiesta se perdió y la ciudad dejó de acudir a ver la procesión

La Custodia del Corpus, en su procesión del pasado año.

La Custodia del Corpus, en su procesión del pasado año. / alberto domínguez

Hoy aunque no es Jueves de Corpus Christi vamos a hablar de Jesús Sacramentado. Lo hacemos de su procesión que desde hace cerca de dos décadas está inmersa en una estéril polémica sobre el orden de las sacramentales, que no acaba de encontrar el sosiego de todas, más cuando debe ser de acuerdo con la tradición y la antigüedad.

Sin embargo, estas energías no se destinan a lo importante, en analizar por qué la procesión del Corpus no invita a los onubenses a asistir a ella. Las aceras se muestran vacías y todo queda inundado de tristeza; pues ya ni se esparcen las juncias y el romero al paso del Señor. Se pierden signos tradicionales y se difumina la fiesta en la ciudad sin que nadie haya hecho nada por evitarlo. Una procesión sin gente en la calle pierde el sentido de manifestación eucarística. La solución no es volver al jueves, porque la fiesta del Corpus es el domingo tras el de la Santísima Trinidad, pues así lo dijo la Iglesia tras la supresión del día festivo en el calendario laboral, desde 1990. Si es por aprovechar la gente que sale de los comercios, también hay quien puede pensar en las puertas de unos grandes almacenes o en un centro comercial.

La fiesta tiene que mantenerse por el sentido propio de la misma, que genere interés. San Sebastián, por ejemplo, perdió su día festivo del 20 de enero y hoy tiene una multitudinaria mañana de domingo de enero; porque se ha trabajado bien. Para el Corpus siempre está la excusa del buen tiempo y las playas.

Lo único que parece que preocupa en torno al Corpus Christi es el lugar donde ubicarse en la procesión. Las sacramentales tienen otras responsabilidades, lo que ocurre es que la Unión de Asociaciones Eucarísticas no funciona, pues no hay que olvidar también del valor de las adoraciones.

El problema que se reproduce desde 1999, con episodios repetidos como en 2011, lo padece siempre la Hermandad Sacramental de San Pedro, fusionada en 1987 con la de Pasión. Ocurre que la Hermandad de los Judíos tras haber adquirido el carácter de sacramental en 1998 tiene, además, el reconocimiento del cabildo catedral como capitular, lo que el nombramiento le da derecho para cerrar el orden de las sacramentales, reservado hasta entonces a la de San Pedro, hermandad aprobada por el provisor del Arzobispado de Sevilla en 1536.

Aquel privilegio que se le daba a la capitular se obvió por acuerdo del propio cabildo en 2011, ese momento tenso que se vivió a las puertas de la Catedral quedó recogido en las páginas de Huelva Información (ver 27-6-2011); los cofrades de San Pedro aceptaron para evitar un conflicto la indicación del cabildo, y que fuesen los Judíos quienes cerraran el cortejo.

Esta situación considerada injusta por la Sacramental de San Pedro, atendiendo a que les asiste la historia, se ha ido manteniendo tras una resolución emitida que le da el privilegio a la de Los Judíos por su carácter capitular.

El pasado año se vivió una nueva polémica a las puertas de la Catedral. Se pretende ahora que la Sacramental de San Pedro pase a colocarse delante de la Sagrada Cena y la Salud, cuando la Cena cuenta el privilegio de portar los faroles junto a la custodia. La razón no es otra que ahora la consideran del año 1987, cuando se fusiona con la Hermandad de Pasión. Al final, los cofrades de San Pedro para evitar otro incidente como en 2011 decidieron abandonar el cortejo.

La situación que se vive en estos días previos a la festividad del próximo domingo es de incertidumbre en los hermanos de esta sacramental, pues siguen reclamando el sitio que les corresponde por historia y tradición, más cuando ya tuvieron que ceder su lugar en la procesión a la de Los Judíos. Desde la hermandad hemos conocido su rechazo a estos argumentos, más cuando entiende que lo que se reclama no tiene sentido pues les avala la fecha fundacional de 1536. En cuanto a la de la fusión, pues argumentan que durante estos 30 años no hubo problema alguno, para respetar la historia de esta sacramental y no entienden el conflicto que ahora se plantea.

Igualmente sobrevuela la idea de que la hermandad vaya dividida, en un primer lugar junto a las de penitencia y, de otra, con las sacramentales. Sin embargo esta no es una solución que agrade a la junta de gobierno, que se decanta por una resolución del obispo de Huelva, José Vilaplana, que se ajuste a la historia y la tradición.

No deja de ser también una situación que trae al recuerdo tiempos olvidados de desencuentros entre parroquias. En la actualidad no es que sea como antes, pero viene a coincidir que el presidente del cabildo es José Arturo Domínguez, a la vez párroco de San Pedro; el maestro de ceremonias del cabildo es Diego Capado Quintana, párroco de la Inmaculada Concepción; sin olvidar que el párroco de la Merced, a la que pertenece la Hermandad de los Judíos, es igualmente miembro capitular.

El único cambió coherente introducido en la procesión del Corpus lo hizo Juan de la Rosa, quien obligó a las autoridades civiles y militares a situarse en su lugar, detrás del obispo, aunque gustaban ir delante de la Custodia para ser mejor vistos.

La situación a la que se somete a la Sacramental de San Pedro no se sostiene, más cuando esta actuó con la mayor generosidad posible al desprenderse de su Custodia procesional de plata que procesionaba desde su templo y que ceden a la Santa Iglesia Catedral de Huelva tras la creación de la Diócesis en 1954.

Se imaginan ahora que la Sacramental de San Pedro exigiera la devolución de la Custodia y organizará su propia procesión en la octava del Corpus. Pues sí... hay que tener sentido de las cosas y de la historia.

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