El verano se filtró ayer por la rendija de los patios. El brillo de la temporada estival se coló por los ventanales que encierran el conocimiento y el aprendizaje. El sol coloreó de luz aulas recogidas, las últimas carreras por los pasillos y los murales que concluyen otro curso escolar. Ayer sonó por última vez la bocina para unos 38.000 escolares de la provincia que cerraron las mochilas después de diez intensos meses. Ya no habrá lápices en los pupitres, apuntes en las cajoneras ni juegos en el patio, porque desde ayer el recreo durará 24 horas en los próximos dos meses y medio. Es el recreo preferido por los niños. Ya no sonará el despertador, y estarán ahí la playa, las vacaciones familiares y los juegos con los amigos.
Incluso antes de sonar el último timbre del año, en los centros escolares ya se respiraba de todo menos explicaciones, dictados y exámenes. El Colegio Público de Infantil y Primaria San Fernando era una auténtica fiesta de despedida, que comenzó el día anterior con una verbena para profesorado, alumnos y padres y en la que actuaron los niños desde Infantil hasta sexto de Primaria. Ayer, el vaivén de los niños era una constante por los pasillos. Los últimos juegos con los compañeros de clase, celebraciones en torno a chucherías y bebidas, así como bailes para poner el broche de oro al curso escolar. "Hoy estamos desmantelando ya todo", explicaba el director del centro, Francisco José Carrasco. Y es que tachar del calendario un año académico también supone hacer balance de todo lo desarrollado estos meses atrás. "El curso ha ido muy bien. El nivel ha sido bastante completo", señalaba Carrasco, quien remarcaba la importancia de haber participado en distintas actividades y programas municipales y de educación, como por ejemplo en proyectos de igualdad. Todo no va a ser coger apuntes, deberes y estudiar. La enseñanza de los valores siempre es un deber por parte de los centros docentes. Un hecho que se desarrolla durante todo un año de la mano del compañerismo, la organización o la empatía, entre otras cuestiones, y que son piezas clave para la formación de niños que serán el futuro de la sociedad. "Hoy tenemos horario normal y salimos a las 14:00", señaló el directo del colegio San Fernando, aunque sí que es cierto que la programación del día no fue la habitual y todo giró en torno al disfrute de los últimos momentos con los compañeros de clase antes de que la agenda marcase las vacaciones.
A las 12:30 se puso el punto final a las clases en el colegio Santa Teresa de Jesús. Allí, en las Teresianas se cerraba ayer un ciclo para los alumnos de Infantil y de Primaria, mientras que Secundaria lo hará este lunes. José Luis Hernández, profesor del centro, señaló que durante la mañana se habían desarrollado distintas celebraciones tanto en el salón de actos como en la capilla del centro para poner fin al curso escolar. En la primera localización decenas de niños contemplaban algunas de las actuaciones que otros compañeros habían preparado para la ocasión. Otro alumnos, aprovechaban la mañana para divertirse en torno al baile mediante los proyectores instalados en cada uno de los aulas. También, los más pequeños finalizaban sus trabajos de plastilina y otro muchos apuraban los últimos dibujos y murales. En casi todas las pizarras o paredes de las aulas se podía leer: Vacaciones, Feliz Verano o Summer 2018, o incluso dedicatorias de los alumnos para sus profesores. "Y esta tarde tenemos verbena a las 20:00", señalaba José Luis Hernández. Una fiesta por todo lo alto para despedir un curso plagado de historias y momentos. Así, durante la mañana, los alumnos de Bachillerato fueron los encargados de los preparativos para la jornada diurna. Colocación de guirnaldas, decoración del patio, así como ya los pasillos estaban repletos de cajas de bebidas, mientras tanto varias profesores preparaban bocadillos en el salón de actos a la vez que se sucedían las distintas actuaciones de los alumnos.
La sensación de que el verano llamaba a la puerta de los centros escolares se percibía en cada rincón. Mochilas cerradas y apiladas en las esquinas, los libros de texto colocados en montones que ya se volverán a abrir en el mes de septiembre, así como muchas aulas desérticas de alumnos con las sillas puestas encima de los pupitres. Solo la marca de la tiza en la pizarra fue un atisbo de normalidad. También en el colegio Juan Luis Vives, anunciaba en su puerta con carteles la celebración de una verbena de fin de curso que se desarrollaría por la tarde. Las puertas de los colegios se volvieron a llenar de padres y abuelos por última vez este curso para recoger a sus pequeños. Esta vez no hubo preguntas de deberes ni de exámenes, sólo un "se acabó. Hasta después del verano". Una satisfacción para los padres, que podrán pasar más tiempo con sus hijos al igual que muchos tendrán que sacar su bolígrafo de la organización para gestionar sus labores profesionales con la estancia permanente de sus hijos en casa.
Desde hoy los niños volverán a llenar las calles de Huelva. A cualquier hora. Regresa el verano para ellos y solo les queda disfrutar.
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