La Escuela de Arte León Ortega considera necesario la elaboración de un inventario de las obras del antiguo Museo al Aire Libre de Huelva. Así lo manifestó su director, Antonio García, que indicó que habría que hacer un estudio sobre el número de esculturas que hay actualmente en la ciudad y su ubicación, así como las que conformaban inicialmente el conjunto escultural, el paradero de las que se fueron retirando de las calles de la capital onubense y el estado en el que se encuentran.

El director de la Escuela de Arte es partidario de que se busque una ubicación más idónea para las esculturas y que éstas sean expuestas juntas en un mismo espacio de la ciudad, de manera que onubenses y visitantes puedan apreciarlas en su conjunto.

Desde la León Ortega muestran su disposición a asesorar al Ayuntamiento de Huelva sobre aquellos aspectos relacionados con las obras del Museo al Aire Libre, desde su ubicación hasta su conservación y restauración. García subrayó que “estamos dispuestos a atender cualquier petición que nos puedan realizar entidades y administraciones en relación al patrimonio artístico que hay en la ciudad y ayudar en todo lo que esté a nuestro alcance”.

Pintadas en una escultura en la plaza Diego Díaz Hierro

García lamentó el estado en el que se encuentran algunas esculturas debido a los continuos actos vandálicos. Recordó el esfuerzo que se realizó en su día para que la capital onubense contara con un Museo al Aire Libre, “se consiguió que los artistas aportaran obras para su exposición en la ciudad”.

Para el director de la Escuela de Arte, la ubicación del Museo al Aire Libre no fue la más adecuada. Éste se inauguró en 1991 con sesenta y dos esculturas, que se colocaron en el centro de Huelva, en el espacio comprendido entre la avenida de Italia y la calle San Sebastián. Desde un principio éstas fueron objeto de actos vandálicos.

Ocho años después, el 16% de las obras ya tenían daños y todo el conjunto escultural fue retirado de las calles por parte del Ayuntamiento, con el pretexto de limpiarlo y restaurarlo, y gran parte de las esculturas ya no se volvieron a ver.

Siete años después, algunas de las piezas volvieron a exponerse en la vía pública, pero la mayoría sin rótulos con los nombres de sus respectivos autores, que desaparecieron y no se repusieron, y más de una obra incompleta por los daños sufridos durante los años que estuvo configurado como tal el Museo al Aire Libre.

Se reubicaron unas cuarenta esculturas entre el parque de Zafra, donde se hizo un paseo monumental con veintiuna piezas; la plaza Diego Díaz Hierro, en la que se instalaron seis, y el resto se distribuyó entre la calle San Sebastián, los jardines de la Casa Colón y el Muelle de Levante.

Pintadas en una escultura del Parque de Zafra

García comentó que las esculturas tienen que tener “un seguimiento, cuidados, labores de conservación y un tratamiento, dependiendo del material del que estén hechas”. Explicó que se han elaborado con “materiales duros” para poder estar en la calle, pero “necesitan un mantenimiento, un cuidado y limpieza”.

Los actos vandálicos contra este patrimonio artístico de la ciudad no cesan con el paso de los años. Se suceden las pintadas en las obras, algunas de las cuales se perpetúan y permanecen semanas, meses e incluso años. Las piezas más afectadas son las que se encuentran en el parque Zafra, fundamentalmente las situadas en el camino de acceso, por los estanques, a las Cocheras del Puerto, y junto a éstas las que están instaladas en la plaza Diego Díaz Hierro, frente al IES La Rábida.

Escultura que falta en la plaza Diego Díaz Hierro

La escultura de bronce que falta en este espacio público, y que fue protagonista de una rocambolesca historia de desaparición y posterior descubrimiento de su paradero, se encuentra en mal estado, según indicaron desde el Ayuntamiento de Huelva, y se están valorando los daños.

A los actos vandálicos se une el deterioro de los materiales con los que fueron elaboradas algunas piezas, como es el caso de la obra de Arte-2, en la calle San Sebastián, causado por el natural proceso de oxidación, al igual que la pieza de Jorge Seguí, en el Parque de Zafra. Si no se actúa a tiempo con estas esculturas terminarán por perderse. Otras, como la realizada por Carmen Perujo, que se puede ver en el Parque Zafra, es utilizada como papelera.