Huelva

Sin encender el pabilo

  • El Ayuntamiento mantiene el canon de limpieza a las cofradías

Cuando se dio a conocer en primicia en estas páginas dominicales de cofradías (hace ahora dos semana) la pretensión del Ayuntamiento de Huelva de cobrar a las cofradías un canon de limpieza por el derrame de cera, se presumía que iba a dar mucho de que hablar. Victoriano Ruigómez en este periódico ya lo ha bautizado como 'la cuota del cirio'. Durante estos días mucho se ha hablado y en muchos sitios de este nuevo canon. Ahora, pasada la salida de la Amargura y cuando hoy hay procesión eucarística en la Oración, vuelve la cuestión del cirio al candelero, porque así las cosas no habrá quien encienda el pabilo. La crisis afecta a todos y a las hermandades, que también sufren los retrasos en el pago de las subvenciones municipales, aunque las hermandades han sido hasta ahora el colectivo que no ha protestado ni nadie se ha servido de ellas para lanzarlas contra el Ayuntamiento, pero éste sin embargo va y saca la nueva normativa. Hay quien piensa que a don Pedro le están creciendo los enanos. Menos mal que ahí tiene al sr. Remesal que es ahora 'el tío de la caña' quien tendrá que apagar el problema para volver a encender los cirios.

Muy cerca de la Delegación de Infraestructura, en la que el sr. Felipe Arias ha tenido la feliz idea, un mes después aun aparecen los restos de las pringues de la pulpería de la Feria Medieval del 12 de octubre. Lo cierto es que ni el sr. Arias ni el de la pulpería tienen culpa de que el enlozado elegido en la Gerencia de Urbanismo 'chupe' toda la suciedad. Ahora tampoco se puede utilizar la plaza de las Monjas porque el mármol elegido en la no aguanta ni las casetas de la Feria del Libro, ni el teatro de la Diputación, bueno y ni hablar de la Feria de la Tapa que se la inventaron los comerciantes de las Calles del Centro y ha acabado a la entrada de Huelva.

A las puertas del Ayuntamiento una señora, sorprendía con una pregunta: ¿Oiga no le parece a usted que este mármol es un poco malo? Lo cierto es que se ha renovado el pavimento de las calles peatonales del centro y ahora hay una ciudad que no se puede utilizar, pues no es que les hayan dicho a las cofradías que hay que pagar por la limpieza, sino que por Concepción y Palacio ni se les ocurra encender un cirio. Una calle que está llena de chicles pegados y es que, sin querer contar papeleras, parece que hay pocas, y por pedir pues podía haber hasta ceniceros.

Lo más llamativo es que el pago de la limpieza es sólo referido a las calles peatonales, pero no porque se vaya a eximir de este a las cofradías de los barrios, sino porque por ellos la limpieza es tardía y los vecinos esperan a que sea tiempo de procesiones porque así al menos una vez al año se podan los árboles y se riegan y limpian las calles. Aquí se piensa que como no son peatonales, la cera de los vía crucis y traslados ya la quitarán las ruedas de los coches. Hay quien irónicamente pregunta si lo que tienen que pagar las cofradías de la limpieza es toda la calle o sólo las dos hileras de reguero de cera.

Hay datos que pueden despistar y se dice que este pago afecta a todo acto que esté fuera de Semana Santa, eso incluye a los que se organicen en la Cuaresma, incluido el Vía Crucis del Consejo. Lo cierto es que cada año hay más actos en la calle de las cofradías y habrá que estar atentos sino pasan al cobro las horas extras de los policías que cortan las calles, o hay que darle un cursillo de dirección de tráfico a los cofrades para sus vía crucis y actos similares. Igualmente habrá que esperar que el óxido de los maceteros de la Gran Vía no se les achaque a los tubos de los palcos de la carrera oficial. Pero, además, las cofradías que se dejan sin amparo son a las de gloria, que evidentemente no salen en Semana Santa, ¿qué pasa con La Cinta, la Inmaculada, el Corpus...?

Para quien no lo sepa la luz de la cera es algo consustancial con las procesiones, cuando se enciende un cirio se quiere iluminar la vida con la luz de Cristo. No forma parte de un teatro pagano, sino de una liturgia en la calle. Los cofrades como ciudadanos pagan sus impuestos, incluido para la limpieza de las calles, aunque durante el año se ve poco la máquina del agua caliente por las aceras y peatonales. Para algunos esto es mera anécdota a resolver, para otros puede ser recuerdo de otra época cuando se cobraba por tocar las campanas.

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