Tribuna/ Manuel Figueroa Moreno

¡A defender lo nuestro!

  • Recogemos los frutos de años de falta de apoyo al comercio y el empresariado local

Céntrica calle Concepción de Huelva.

Céntrica calle Concepción de Huelva. / Alberto Domínguez (Huelva)

Estoy viendo por las redes como se habla de la sangría económica y de prosperidad que nos llega al Centro de Huelva con el cierre de Zara como punto culminante de la ‘oleada’ de cierres de comercios en el centro la capital. No puedo olvidar el trabajo, esfuerzo e ilusión que durante muchos años se ha realizado, gastado y sufragado por una gran cantidad de empresarios de Huelva y que lo único que conseguimos fueron críticas, envidias y, como decía un gran amigo mío, palitos en la rueda.

Cuando se intentó montar por la Asociación de Comerciantes de las Calles del Centro el centro comercial abierto junto con restaurantes y demás establecimientos afectados, iniciativas como la Feria de la Tapa y mil cosas más que se curraron todos desde la FOE.

Por cierto, la Federación que defendía y defiende a TODOS los empresarios, no sólo a tres como muchos piensan, y muchos de ellos sin pagar cuota ni tan siquiera ayudar en nada. Y muchos de los que os quejáis ahora tampoco apoyábais ninguna iniciativa, empresarios o empleados.

Que si mucho ruido, que si todo para el Centro, que si siempre los mismos, que si el comercio de Huelva no se enteraba, que para qué íbamos a traer más turismo, que nuestras playas eran nuestras y no queríamos más gente, que teníamos de todo y no necesitábamos de nada, que nuestros restaurantes no sabían de restauración, que para jamones los de Castilla o de cualquier sitio menos de Huelva que estaban sobrevalorados sin sentido (aquí me permito un te quieiiyaaaa...).

Que si la gamba de Huelva no es de Huelva (por cierto las naranjas de Valencia tampoco, la gran mayoría son de aquí por si no lo saben algunos, pero eso no os lo dirá un valenciano, al igual que un navarro no os dirá que los mejores espárragos se crían y producen en Extremadura).

Si había problemas en alguna empresa, el empresario había sido el culpable y que lo fastidien. Nunca mirábamos los empleos que han ido desapareciendo: hoy tres, mañana ocho, pasado mil, etc.

Eso sí, muchos paseos, rotondas, jardines, y golpes de pecho cuando llega la Semana Santa, bueno selectiva, cada uno sólo el día de sus titulares, los demás nos íbamos a otra ciudad o a la playa; nuestra Hermandad del Rocío era ya muy grande, mejor una pequeñita de un pueblo; la empresa de confección de trajes de flamenca, de las mejores del mundo por cierto, estaba muy repetida y había que ir fuera.

Los convites de boda mejor si te lo servía alguna empresa de catering de fuera; el aire acondicionado, los extintores y los suministros de nuestras empresas mejor pedirlo a una empresa que algún iluminado había descubierto en Villa Pamplina de los Carajotes, provincia de cualquiera menos de Huelva, el cual luego venía a comer, comprar ropa y papel higiénico a Huelva ¡por las narices!.

Señores he visto comprar botas para motos en Valencia porque eran las mejores y luego resulta que se fabricaban en Valverde. Recuerdo otro amigo mío que decía que tontos hay para todo pero carajotes sobran a miles. Criticar y aburrir a profesionales de prestigio por el mero hecho de ser de Huelva, hasta que se han ido y donde llegan triunfan. Un poco gilipollas sí que hemos sido.

Teníamos una de las cajas de ahorro más solventes y con mayor red para atender a sus clientes de España, la Rural de Huelva, pero dábamos y damos de comer a cajas y bancos de fuera, sin querer ver la obra social y el apoyo empresarial que se queda y quedaba en nuestra tierra, pero claro era nuestro vecino, amigo o familiar el que trabajaba allí y no íbamos a apoyarlo, no fuese que le fuera a ir mejor que a nosotros.

Pues así nos ha ido y nos seguirá yendo, no somos Quijotes, no, somos Carajotes. Los que no queríamos enterarnos éramos los choqueros. Pues ahora recogemos lo sembrado. Hacía tiempo que quería soltar este pensamiento. Muchos se callarán, otros lo desmentirán, muchos otros me dirán que habría que haberlo gritado por toda Huelva y todos juntos mucho antes.

Pues sin dar nombres creo que más de uno, de esos que hoy claman por estar en el paro o haber tenido que cerrar su negocio se tirará de los pelos, por haber sido un mediocre y no haber defendido a su jefe, a su comercio de la esquina o su primo el que vendía extintores. Recordad por ejemplo, los concesionarios de automóviles de quienes eran hace 25 años y de quienes son ahora la gran mayoría. Salud y prosperidad a todos Por cierto.... No olvidaros las mascarillas.

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