Huelva

El cuerpo en danza, según La Mov

  • El castillo de los Guzmanes contó ayer con una actuación de baile clásico, emocionante y sobrecogedoral grupo la mov Obra: 'Con nuestro cuerpo'. Coreógrafos: Antonio Ruiz, Davy Brum y Víctor jiménez. Iluminación y diseño de luces: Olga García, Magali Larache, Jorge Gay y Eduardo Mora. Diseño de Vestuario: Antonio Ruz y María Felisa Herrero.

El castillo de los Guzmanes de Niebla acogió anoche la actuación de uno de los grupos de baile clásico más importantes de nuestro país, La Mov. La obra, deleitó a un público expectante, que se había congregado para disfrutar de lo mejor de la danza hecho en España

Con nuestro cuerpo es una obra que pretende aunar las propuestas más destacadas del ballet contemporáneo, siempre en continua renovación e innovación, con una estética más clásica y por lo tanto ortodoxa. El espectáculo, que estuvo dividido en tres espacios diferentes, dirigidos por distintos e importantes coreógrafos, ensalzó la escenografía, jugando con las luces, las sombras y el sonido.

La primera pieza que fue representada, una revisión actual de Ostinato, obra que popularizó John Corigliano, es, al mismo tiempo, un genial trabajo de investigación estética elaborado por el cordobés Antonio Ruiz, que a través de elementos simbólicos, como la ausencia alternativa de sonido, busca la expresión de un lenguaje corporal, en contacto con un espectador comprometido y emocionado. La música de Beethoven juega un papel destacado en esta singular parte del espectáculo. Ruiz fue partenaire de Sylvie Guillem en la ópera de Lyon.

Nosotros es el título de la segunda propuesta, que de la mano del artista Davy Brum, se mostró mucho más dinámica y viva, siendo un divertimento sutil y enérgico, que embaucó a los presentes y los encauzó en un camino sinestésico, haciéndoles recorrer los matices estéticos del neoclasicismo más idealista. Nosotros tiene una premisa intelectual, ya que analiza los conceptos de yo y los demás, interrogándose por la existencia del ser y sus limitaciones y profundizando en los temores existenciales. La luz obtiene un papel destacado, con la incorporación del tenebrismo caravaggiesco, que como tratándose de una pintura viva, lo impregna todo de oscuridad iluminando sólo a los danzantes, con una luz, que casi sale de ellos, como de héroes, en medio del escenario.

Finalmente llegó, Lo que el cuerpo no recuerda que dirige el director de la compañía, Víctor Jiménez, tratándose de una adaptación clasicista, que explora el mundo de lo onírico, basándose en las relaciones sentimentales y humanas, hablando de la soledad, la incomprensión y el dolor. Se pretendía situar al espectador en un lugar concreto: el subconsciente.

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