Fiestas patronales. La Virgen Chiquita espera en la catedral la vuelta a su santuario.

El centro rebosa de corazones cinteros al paso de la Patrona

  • Las calles se llenaron de onubenses durante algo más de dos horas que duró el traslado desde la Concepción hasta la Merced. Petaladas y vivas emocionan durante la procesión.

Sin prisas, con paso firme y llena de devoción a su alrededor. La Virgen de la Cinta se despidió ayer de la Iglesia de la Concepción y saludó a la Catedral de La Merced bajo la ferviente mirada de cientos de onubenses que marcaron el camino hasta la céntrica plaza mercedaria durante algo más de dos horas. "Huelva se ha echado a la calle" o "hacía tiempo que no veíamos este traslado de la Patrona con tanta gente". Son algunos de los comentarios que se escuchaban ayer durante la procesión solemne confirmando el sentir general en las calles. Fue un traslado multitudinario, Huelva tenía ganas de verla y la recibió con el gentío que confirma que la devoción de los onubenses en la Virgen Chiquita sigue vigente en los corazones cinteros de la capital.

Todo fue según lo previsto. La Iglesia de la Concepción lucía como es habitual minutos antes del traslado, llena de onubenses, ellos con chaqués y ellas con mantillas blancas. El orden y la obediencia de los presentes a los organizadores fueron absolutos por lo que la procesión comenzó a las ocho de la tarde en punto. Minutos antes, todos se prepararon para la procesión rezando el ángelus de la mano del obispo, José Vilaplana, quien dedicó el recorrido y los rezos de todos a los refugiados sirios. "La oración de hoy se une a la que está dirigiendo el Papa en la Plaza de San Pedro para pedir por los refugiados sirios que están huyendo de la guerra y de la pobreza. Que nuestras oraciones vayan por ellos. Procedamos en paz" y la Cruz Parroquial cruzó la puerta de la iglesia. El gentío que abarrotaba el entorno de la Concepción rompió en aplausos al son de la primera marcha procesional de la tarde, La Expiración, del compositor Alberto Escama, en las cornetas y tambores de la Banda Virgen de la Salud que abrió el cortejo. Quince minutos después, el obispo hizo la primera levantá y la Virgen salió del templo, precedida por la nutrida comitiva que cada año forma el cortejo de representantes políticos, militares, sociales y religiosos de la ciudad y de la provincia de Huelva.

Vídeo: Ángeles Barea

Poco más de dos horas de procesión solemne con mucha gente y con alguna sorpresa. En la calle Alcalde Mora Claros brotaron pétalos de flores de algunos de los balcones y todos, junto a la Banda Municipal de Música de Huelva, cantaron la salve. Otro punto clave del recorrido fue la calle San José donde un choquero demostró su fe a la Patrona cantando un fandango cintero desde la calle y mirando a la Virgen a los ojos. Fue uno de los momentos más emocionantes del traslado que arrancó los vivas de los presentes.

Rodeada de corazones cinteros, la Patrona embriagó a su paso con el perfume de los nardos y rosas blancas que adornaban el paso. Lució la medalla de la ciudad que le fue impuesta en su coronación canónica el 26 de septiembre de 1922 y enriquecida por Fernando Marmolejo en 1977. Además, como es tradicional, la Virgen Chiquita bendijo a todos los choqueros con la vara de alcaldesa perpetua.

La comitiva procesional fue la habitual en días como el de ayer. Tras la Cruz Parroquial, las 34 asociaciones y hermandades de gloria y penitencia y las hermanadas con la de la Cinta. Luego, la bandera de la hermandad, los hermanos, el Simpecado y los representantes de los colegios profesionales y las asociaciones civiles. Mas atrás, las autoridades militares, las civiles y, por último la corporación municipal con la presencia de los nuevos concejales del gobierno local. Gabriel Cruz, alcalde de Huelva, cerró bajo mazas el desfile de las representaciones delante de la antepresidencia, la presidencia y los cuerpos acólitos. Para Cruz, el de ayer fue su primer traslado como alcalde de la capital. "Es un momento emocionante para m'i y de mucho orgullo por ser onubense. Quiero invitar a todos los vecinos a que disfruten del último día de las fiestas para que se sientan orgullosos de su ciudad". Fueron las palabras de Cruz dentro de la iglesia minutos antes de la salida de la procesión pronunciadas con un evidente nerviosismo que, visiblemente, el alcalde consiguió aplacar minutos después de la salida.

Fue una procesión sin prisas, regada por los vivas que pronunciaba el gentío y adornada con los ramos de flores que los choqueros dejaban a los pies de la Patrona. El colorido floral de las ofrendas ciudadanas a lo largo de todo el recorrido fue una imagen curiosa, emocionante y prueba de que la fe cintera está muy presente en los corazones de los choqueros y de algunos onubenses que procedían de los pueblos del área metropolitana de la capital.

Las campanas de la catedral repicaron cinco minutos antes de las nueve y media de la noche cuando la Banda de Tambores y Cornetas Virgen de la Salud entró en la plaza de La Merced tocando la marcha 'La Pasión', una de las marchas procesionales más populares y que fue muy bien recibida por los que ya esperaban a la Virgen en la puerta de la catedral. Allí llegó sobre las diez de la noche, como estaba previsto, arropada por los onubenses, acompañada por sus hermanos de la hermandad y mecida por los costaleros que este año están de celebración. El capataz, José Ramón Moreno, confirmó que se cumplen 30 años de la cuadrilla de hermanos costaleros de la Hermandad de la Cinta. "Antes la sacaban cuadrillas de otras hermandades", explica orgulloso de dirigir durante ocho años a los cinteros que portan a la Patrona de la ciudad.

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