Lunes de Pentecostés es lunes de Rocío en el municipio almonteño. Este pueblo se entrega más que nunca compartiendo su devoción a la Virgen del Rocío con peregrinos de Andalucía, España y Europa. Juntos rezan a la Reina de las Marismas, que ha salido esta madrugada a hombros de los almonteños.

Los momentos previos al salto de la reja son intensos en la Hermandad Matriz de Almonte, donde se concentran los hijos del Rocío uniformados de caqui y vaqueros. Estas horas previas se diferencian de lo que se vivió por la tarde, que discurrió con un tiempo detenido desde el pasado miércoles, cuando comenzó oficialmente la romería, entre cantes, bailes y alegrías.

El patio de la Hermandad Matriz a tope. Y, al lado, la Virgen del Rocío esperaba acompañada por un continuo ir y venir de fieles que acuden a contemplar la estampa de Reina en el altar rociero. De un lado a otro el hermano mayor de Almonte, Pedro Roldán, saboreaba esta romería desde un pedestal, el que le marca su responsabilidad. Ser el hermano mayor de la Hermandad Matriz "es como si te entrara un chorro de agua a presión que te eleva. Así estoy, como elevado y con los sentimientos desbordados. No los controlas, sencillamente salen. En estos momentos no soy capaz de poner en orden todo esto, tendrán que pasar unos días o un año para que pueda asimilar lo que estoy viviendo", explica.

Esta romería 2009 será inolvidable para Pedro Roldán como ya lo fue para los almonteños que han tenido la oportunidad de llevar a la Matriz hasta la aldea. Roldán asegura que el hermano mayor de Almonte "está por encima de la persona, la gente te saluda con afecto pero no a ti, sino al hermano mayor y lo que significa".

Él también se vistió ayer de caqui para hacer piña con sus hermanos. Aunque lo de saltar ya no lo tiene tan claro. Prefiere hablar de "cruzar la puerta" de la Virgen en el momento preciso en el que el pueblo del Almonte, que "es soberano", entienda que tiene que sacar a su Patrona a la calle. Ni hora establecida ni acuerdo previo para que la Virgen salga a la calle porque son "instantes de ebullición que no los marca ni el hermano mayor ni ningún cargo".

Pedro Roldán confía en que la precesión de la Blanca Paloma transcurra como viene haciéndolo durante años y con el objetivo principal de "compartir a la Virgen con el resto de las hermandades y de los peregrinos que están en la aldea". Durante los días de romería y también en su recta final, "Almonte está orgulloso de celebrar esta fiesta con las 106 filiales que están presentes en la aldea y que gracias a ellas el Rocío tiene una dimensión que no tiene ninguna otra romería", apunta el hermano mayor almonteño.

Este mismo sentimiento de participación es el que guía la procesión de la Virgen por las arenas rocieras. Por eso Roldán invita a los devotos a participar en la misma y a "pedir permiso para entrar en el paso porque todo el mundo puede llevar a la Virgen, pero debe hacerse con orden y según la organización marcada, que existe aunque no lo parezca".

Pero al Rocío se acude, sobre todo, a rezar a la Virgen y por eso la tarde de ayer fue una sucesión de actos religiosos. Uno de los más pintorescos fue la misa que se dedicó especialmente a los tamborileros que acompañan a los Simpecados de las hermandades. Los sones típicos del Rocío inundaron la ermita. También el equipo del dispositivo sanitario tuvo el reconocimiento de la Virgen y de la Hermandad Matriz. En la recta final de la noche de ayer tuvo lugar el tradicional rezo del Rosario en la plaza de Doñana presidido por el Simpecado de Almonte, que este año es su primer Rocío al haber sido renovado el centenario, que muy desgastado ha quedado expuesto en el interior de la ermita. El nuevo simpecado es una réplica exacta del que se hizo hace 300 años y ha sido confeccionado por un taller sevillano que ha recurrido a técnicas que dejaron de utilizarse hace tiempo.