Urbanismo

El atractivo escondido bajo los torreones del Ayuntamiento de Huelva

Vista del torreón este del Ayuntamiento, el que presenta un mayor deterioro.

Vista del torreón este del Ayuntamiento, el que presenta un mayor deterioro. / Alberto Domínguez

Hace dos semanas empezó una de las actuaciones más importantes a las que ha sido sometido el edificio principal del Ayuntamiento de Huelva desde que empezara a construirse 80 años atrás. Y los resultados iniciales están revelando aspectos antes desconocidos de los elementos constructivos empleados. Son pequeños tesoros al descubierto, una vez que los torreones han quedado al desnudo.

Cuenta el arquitecto que supervisa los trabajos, Óscar Penco, que hay detalles tan singulares como la estructura que se ha encontrado en sendas cúpulas tras la retirada de las tejas de pizarra gris. Se trata de dos armazones de madera ensamblados de tal manera que tienen una alta capacidad para absorber las vibraciones más violentas, que le permiten cumplir la reglamentación constructiva de sismos, pese a que en los años 40 ni se contemplaba.

“La esbeltez del torreón favorece la resistencia de la estructura”, cuenta el técnico, también con materiales “muy elásticos para que con oscilaciones y vibraciones no se pudiera agrietar”.

La capacidad de reducir este tipo de impactos ha sorprendido a los intervinientes en la obra estos primeros días, a pesar de que hay grietas, en cualquier caso, ninguna de ellas que suponga un daño estructural que obligue a una intervención de mayor calado.

Sí habrá que cambiar los planes previstos, en cambio, en cuanto a la estructura del torreón en la esquina sureste del Palacio Consistorial. Es el elemento que empezó a presentar hace unos años los primeros signos de deterioro, con desprendimientos y perforaciones que obligaron a cubrir con mallas esa parte del edificio hasta que se pudiera acometer la reforma ahora iniciada a finales de mayo.

“No sabemos por qué, en el momento de su construcción, la madera utilizada en este torreón no fue tratada de la misma forma”. Se nota incluso en el acabado del material, más anaranjado en la opuesta, que es también la más resistente al paso del tiempo. La deteriorada, aventura el arquitecto, obligará seguramente a su completa reposición.

En el momento de hacer la visita a las obras este periódico, el contratiempo encontrado es objeto de estudio. Seguramente obligará al cambio de planes para atender la emergencia, postergando intervenciones adicionales en el proyecto, como la recuperación del reloj central de la fachada de la sede municipal y las singulares campanas que llevan años inutilizadas hasta su restauración.

Las previsiones iniciales que maneja la empresa que ejecuta los trabajos es que el andamiaje que lleva quince días instalado en la Plaza de la Constitución pueda ser retirado a mediados de octubre, no más de cinco meses, para dejar libre la vía pública. En las semanas posteriores, hasta finales de año, la actuación se localizará en el interior del edificio, sin que afecte ya entonces a la seguridad de los viandantes.

Para entonces, además, ya se habrá acometido una de las acciones más importantes y complejas de la rehabilitación, que será la colocación de nuevo de la cubierta de tejas de pizarra con forma de escama, que hará una empresa del norte del país, ya que en Andalucía no hay industria que maneje este tipo de materiales. “Y tendrá que venir un maestro tejero para colocarlas”.

Óscar Penco pone también el foco en la extraordinaria regularidad y simetría alcanzada en el corte y disposición de las tejas originales. Ahora, en esta actuación, se sustituirán por unas nuevas, también de una fábrica del norte, pero con las mismas especificaciones.

Lo que prima en esta obra, deja claro el arquitecto, es que el edificio recupere una fisonomía lo más ajustada posible al proyecto original. Eso incluye el mismo tipo de tejas, en cuanto a color, textura y corte, y las mismas molduras de la fachada, labradas en piedra de arenisca con gran detalle, que también sorprende entre los profesionales actuales por la pericia y desempeño de hace 80 años.

Las ventanas del lucernario octogonal, de PVC tras ser cambiadas una década atrás, volverán a sus orígenes; si no en el hierro de entonces, sí en un material parejo, en color negro, que se ajuste a las exigencias actuales. La importancia del patrimonio urbano que constituye este Palacio no deja de estar presente.

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