Finalizan los trabajos arqueológicos realizados en la parte posterior del antiguo cuartel de Santa Fe, una actuación previa a las obras de rehabilitación del edificio que da vía libre al inicio de la intervención, cuyo objetivo es devolver a su estado original la emblemática edificación, ejemplo de la denominada Arquitectura del Hierro de finales del siglo XIX.

La finalidad del sondeo arqueológico era conocer el sistema de cimentación de los muros perimetrales del edificio así como comprobar la existencia o no de restos arqueológicos en la zona. Los trabajos concluyeron sin hallazgos. Desde el Ayuntamiento de Huelva indican que “no hay nada que destacar” al respecto. Ya se partía de la base, como ha quedado constatado con los trabajos realizados, que había escasas posibilidades de descubrimiento arqueológico por ser zona de desmonte del llamado cabezo del Molino de Viento.

Concretamente se llevó a cabo un sondeo arqueológico manual para el que se abrió una zanja con unas dimensiones de tres por tres metros en la Plaza 2 de Mayo, junto al muro posterior del edificio. No obstante, la supervisión arqueológica se mantendrá durante todo el desarrollo de las obras de rehabilitación del edificio, preservando en todo momento la integridad de cualquier hallazgo arqueológico.

La semana pasada se procedió al vallado del perímetro de la edificación para iniciar las obras de rehabilitación del inmueble así como de los espacios públicos anexos. Con un plazo de ejecución de un año, esta intervención, cuyo importe asciende a casi 3 millones de euros, está subvencionada al 60% dentro del Programa 1’5% Cultural.

Con el fin de devolver a su estado original el edificio, se potenciará el gran espacio diáfano interior, a la vez que se conservará la estructura metálica de la cubierta. Con una antigüedad de 117 años, el inmueble fue en su origen mercado de abastos, luego Escuela de Artes y Oficios; Escuela de Capataces de Minas, Biblioteca Popular y Museo de Pintura. Su último uso fue cuartel de la Policía Nacional.

En la actuación se abordarán las patologías detectadas en la edificación, se consolidará su estructura y también se remodelará el entorno, acometiendo además la consolidación estructural y constructiva del muro de la iglesia de San Pedro. Se trata de la primera fase, dirigida a la rehabilitación del inmueble, a la que seguirá una segunda fase, centrada en la adecuación funcional del edificio a su futuro uso sociocultural.

Se llevará a cabo una labor de consolidación a nivel de cimentación que consistirá en el recalce perimetral de los doce pilares que sustentan la cubierta, así como la creación de una solera arriostrante de 20 centímetros de espesor de hormigón armado en planta semisótano y planta baja, que, acompañada de cámara sanitaria de ventilación, supondrá una sustancial mejora de la envolvente de la edificación.

Con respecto a la estructura metálica que sustenta las cubiertas, se procederá a la reposición de elementos dañados, garantizando la coherencia de las soluciones y correspondencia en materialidad, dado que el sistema de cerchas de arquitectura del hierro histórica es el elemento fundamental que justifica la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC). Fue en noviembre de 2017 cuando la Junta de Andalucía catalogó el edificio como BIC. Se sustituirán las cubiertas y sus correas.